DESPEDIDA

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Hola

Hola

¿Cómo han estado?

Tenía tanto sin escribir en este apartado que, para ser sincera, ya se me había olvidado...

Pero, para celebrar el apoyo que me han brindado en éste y mis otras historias, hoy les traigo un nuevo capítulo.

Espero que la disfruten y gracias por sus estrellas que me han dado, hacen que se dibuje una sonrisa de oreja a oreja.

¡No se me olvidó!

Feliz año nuevo (aunque ya pasaron cuatro días jajaja) Nunca es tarde ¿No?

*****

-Si no tienes nada que hacer el sábado, deberíamos casarnos -dijo Sakura, después de un breve silencio.

-Me parece bien -respondió Sasori sonriendo.

Sasori la visitaba en el hospital. Había tenido un accidente en su carro, le habían puesto varios clavos en la pierna derecha, tenía fracturado el brazo y un gran moretón en el pómulo. Sin embargo, sonreía como siempre. En parte sonreía por el vicodin que le dieron para calmar el dolor.

A Sasori le dio mucha pena verla en ese estado.

La conoció en el primer año de universidad.

-Me llamo Sakura, como el árbol japonés. -Le dijo.

No había pasado mucho tiempo de conversación cuando de pronto le pidió que se casara con ella.

-Por supuesto, cuando lo dispongas. -Respondió Sasori.

-Me caés bien -dijo.

No era fea y estaba más que deseable, pero le pareció a Sasori algo loca y no le prestó mucha atención al principio. Después supo que a todos sus amigos les proponía matrimonio. Hubo algunos que se enamoraron, otros se ponían rojos como un tomate; los demás, incluyendo al pelirrojo, lo tomában como lo que era, una broma.

Cuando salían en grupo a tomar cerveza con los amigos ella solía ser una de las pocas mujeres que iban, y a veces iba sola ella.

Dentro del grupo de la universidad nunca tuvo novio. Un par de amigos decían que se la habían cogido, pero por boca de ella no supieron nada. De sus aventuras amorosas fuera del grupo sí supieron. Sasori mismo le conoció un par de novios. Le gustaban ejecutivos. No importaba que no fueran guapos, decía, ella los quería de corbata y traje, trabajando todo el día en una oficina.

No era realmente loca como él se había temido al principio. Era simplemente muy cariñosa y alegre. Su forma de decir que le caías bien, si eras hombre, era pedirte que te casaras con ella. A veces lo decía muy seria, mirándote a los ojos, y luego si alguno se enrojecía o no sabía qué decir, ella soltaba una buena carcajada. La novia, le decían de apodo. Sin embargo, nunca comentaba con nadie la forma en que reaccionaban los hombres a su propuesta, lo que sabían era por ellos mismos o por otras personas. Nunca la escuchó burlarse de ninguno.

En el tiempo en que la conoció Sasori andaba todavía con su novia de la secundaria. Pensaba casarse con ella, tener familia y ser feliz para siempre. Sin embargo, al segundo año de universidad ella cortó él y se fue con un tipo. Por supuesto, sobrevino el desastre total, el fin del mundo y una depresión que lo encerró en su dormitorio en un estado lamentable. Sakura fue la única que lo llamó.

-Sasori, ¿qué estás haciendo? -preguntó un sábado por la tarde.

-Aquí, acostado -respondió.

-Levantáte, bañáte y vestíte, en media hora estoy en tu casa. No te quiero encontrar sucio.

Fue tan imperativo su tono que no tuvo otro remedio que hacer lo que ella dijo. Cuando llegó a casa, no tocó el timbre, llamó por el celular y le pidió que saliera. Le dijo que se subiera al carro y lo llevó a tomar un café, a caminar por el centro histórico y a bailar a una disco.

Sasori se olvidaba momentáneamente de su pena.

Quiso preguntarle si íban a un motel, pero cuando hizo un acercamiento, queriendo besarla, le cortó las alas.

-Ni se te ocurra, cerdo malagradecido.

Esa vez ella no mencionó ni preguntó por su problema de amores. Sólo se dedicó a ser como era con él, alegre y espontánea.

Con ese gesto lo ganó para siempre.

Dejó de referirse a ella como la novia, como todos le decían, Sasori la llamaba Sakura.

Entonces se enamoró un poco de ella.

Por eso cuando supo lo del accidente corrió a verla. Lamentó mucho verla así, tuvo que respirar profundo y hacerse el valiente para no llorar. Al platicar con ella se tranquilizó. Por su madre se enteró de que el accidente había sido culpa de ella andaba al andar como zombi porque, Sasuke, su novio la había dejado. Se había dormido al volante en la madrugada después de salir de un bar.

La visitó en el hospital y en su casa. A veces le llevaba flores, y cuando las llevaba, le preguntaba sonriente:

-¿verdad que sí te quieres casar conmigo?

-Por supuesto, Sakura. -respondía él.

Sin embargo, a pesar de hacer bromas y eventualmente reír, ella se había vuelto una persona triste. Tardó en recuperarse de las heridas y en volver a caminar de forma normal. A veces le ayudaba Sasori con la terapia, aunque esto no era muy seguido porque ella no quería.

Cuando se recuperó se fue para Inglaterra. Pasó por la casa de Sasori despidiéndose. Sonreía, pero sin alegría. No la volvió a ver en años, sólo le escribió algunas veces por email. Siempre respondió agradecida.

»Sos el único que me escribe.« ponía en sus cartas final.

Pero después le perdió la pista, o mejor dicho, le dejó de escribir.

Recién se vieron una tarde el mes pasado en el centro histórico.

Había vuelto a ser la de siempre, alegre, llena de vida. Andaba visitando familiares.

-Estaba por buscarte, parto en dos días. -Le dijo.

Sakura se casó con un inglés, Naruto y tiene un hijo pequeño.

Se tomaron un café en el paseo de la sexta y charlaron un par de horas. Fue como si no hubiese pasado el tiempo, recordaron el accidente de Sakura, la depresión amorosa de Sasori y un montón de anécdotas de los años universitarios.

-Si hubieras sido más insistente me habría casado contigo, Sasori -dijo de repente.

-Estás bromeando de nuevo, Sakura -respondió.

-No, esta vez lo digo en serio, hace mucho que dejé de bromear con eso. Ya me casé.

Se despidieron con un largo abrazo.

Quedaron de acuerdo en no perder la comunicación, como quedan todos los amigos que se reencuentran.

Cuando la vio irse caminando por el paseo de la sexta, Sasori recordó el motivo por el que dejó de escribir.

Ella había conocido a Naruto y, Sasori conocía al rubio, quien le había contado de Sakura y lo mucho que le gustaba...

Ambos se correspondían y él no era nadie para interferir.

Y no se arrepentía de esa decisión.

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