HUMOR

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Erase una vez un marionetista, hábil e inteligente, llamado un genio del arte. Pero, también, era temido por muchos, debido a que con sus marionetas tiño la arena de sangre de sus enemigos derrotados. Sasori se dedicaba a crear múltiples marionetas para algunos bandidos. 

Éste se enamoró de una doctora, joven y bellísima.

Para fortuna de él, ella le correspondía.

Está claro que ella no sabía a lo que él se dedicaba, de marionetas, un trabajo poco común y mal pagado. Él le había dicho que era enfermero y que había llevado mala vida, por lo cuál no había podido ejercer el oficio al cien por ciento.

Sasori le pidió audiencia a su abuela.

- Quiero cambiar de vida, hagamos las paces – le dijo.

Su abuela lo miró asustada.

¿Será posible? -le dijo-. ¡Como si estuvieses haciendo lo que haces por propia voluntad..¡ Es un castigo. ¿Qué te crees que es?

Ahora le llegó a Sasori el turno de asombrarse:

- ¡Ayyy¡ Yo creía que lo hacía porque me gustaba. ¿Soy yo malo, tal vez malisimo? Pues bien, lo era. Ahora no soy malo. O no quiero serlo.

- ¿En qué quedamos?-contesto su abuela, como si la lógica fuera su fuerte.

No importa -se explicó Sasori-. Desde el momento en que ya no me gusta ser malo, ya no puedo trabajar vendiendo marionetas a bandidos. Lo haría mal. Búscate otro. Alguien que haya hecho una cosa bien gorda.

- Un castigo es un castigo.

- Seré bueno. Y sin intentar hacerte la competencia.

- Un castigo es un castigo.

- Si, ya lo sé… Pero si el castigo consiste en hacer un trabajo que ya no se puede cumplir… Ponme otro castigo y quédate con mi negocio. Lo cierras o nombras otro encargado.

Aquí parece que su abuela y Sasori se enzarzaron en una compleja discusión teológica sobre el origen de la culpa.

Ya se sabe que estas son cuestiones muy delicadas.

-¿no irás a dejarme sola?, tu estás tan metido en esto como yo.

- Cabezota

- ¡ya verás cuando la doctora sea vieja, como echarás de menos tu infierno y las escapaditas a buscar bandidos para vender tus obras¡

Para terminar, es un placer informar que la doctora, cansada de esperar a Sasori, se casó con un enfermero que antes había llevado mala vida y tuvieron una hija y fueron felices, y cuando la niña hacia una travesura, la doctora le decía:

- Sarada, ¡basta, que pareces hija de un marionetista¡

HISTORIA ♡SASOSAKU♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora