9. Día siete

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El menor la mirada baja tenía, mientras que el mayor su mirada posada en el rostro ajeno mantenía, había algo que le intrigaba demasiado y era saber ¿qué tanto le estaba siendo ocultado? Carraspeó con voz grave, para intentar deslizar las palabras en su boca, más no pudo hablar, pues no sabía cómo comenzar.

JK la ventana observó, tarde o temprano la charla debía comenzar, más no sabía si él debía hacerlo. Suspiró. Todo se sentía tan sofocante en aquellos momentos.
Hasta que finalmente, NamJoon habló.

– JungKook… quiero saber ¿qué está pasando? ¿Por qué HoSeok no te recuerda, ni a mí, y te llama Cenicienta? – El menor le miró como un cachorro regañado. – Sé que tiene que ver con ésta chica llamada… Coffee… que dudo sea su nombre.

El menor esperó unos segundos antes de responder, el ritmo calmado de su respiración no quería perder, y soltando un largo suspiro, su voz salió finalmente baja.

– Sí. –Admitió y más intrigado NamJoon le observó. – Coffee… ella tiene que ver, es verdad.

– ¿Estoy en lo cierto si digo que fue ella quien te habló en la calle aquella vez? – El maknae asintió.

– Apareció de repente, diciendo ser mi hada madrina, según lo que dijo yo era Cenicienta en otra vida… para resumir, mi alma gemela, el príncipe o Rey de Cenicienta… – ¿Por qué las palabras costaban tanto? ¿Sería por esa mirada que el mayor mantenía con algo de espanto? – él será flechado por Cupido, se enamorará de alguien más y lo perderé, Coffee vino para evitar que lo pierda y así no ser infeliz, pero para eso él debería recordar que me amó antes de que la semana termine.

Terminó de decir aquello y su cabeza como avestruz bajo la tierra, en sus brazos escondió. NamJoon estaba tan anonadado que las palabras casi no las asimiló. ¿JungKook se escuchaba? ¿Acaso sabía lo que decía?

Cerró los ojos intentando calmarse, esa mujer la mente del menor había arruinado, para que él creyera en esas cosas… un cuento de hadas, así es como era, donde el alma gemela existía y el amor si no lo tienes infeliz te hacía.
Las palabras una y otra vez en su mente se repetían, buscando una respuesta que no sonara un tanto agresiva. Realmente esa mujer se las pagaría.

– JungKook eso no es verdad. No hay tal magia en la realidad…- Pronunció el mayor, severo y algo molesto. La cabeza el menor levantó de nuevo.

– Créeme… por favor. – Y la mirada de súplica a su corazón enterneció.

– ¿Acaso sabes quién es esa alma gemela?

– TaeHyung.

Ese nombre salió como en un susurro de sus labios, pasando por ellos tan hermosos y delgados, y a NamJoon el mundo se le vino abajo. No sólo le preocupaba la mente de Kook tras esa estorbosa mujer, sino que ahora un interés en TaeHyung el menor parecía tener. ¿Qué haría si TaeHyung le trataba mal? Conocía a TaeHyung, pero aceptaba que la situación era delirante por demás.

– Esa mujer te está engañando. – Dijo con su cabeza negando. – ¿Te das cuenta que puede ser una simple fan con desequilibrio mental a la que le guste el fan service de ustedes como pareja? – Quería que el menor entrara en razón, otra explicación debía haber.

JK negó eufóricamente. No, él había visto con sus propios ojos las cosas que ella podía hacer.

– Es real hyung… confía en mí, no digas nada, no hagas nada… yo me encargaré de ella. – La mirada del menor seria quedó, entrelazó sus dedos y el mayor tan decidido lo vio que más atención le prestó. – La prueba más evidente es la memoria de HoSeok hyung, ella la borró por accidente.

– HoSeok… lo había olvidado. Deberíamos llevarle al médico.

– Confía en mí… cuando ella vuelva, HoSeok estará bien.

NamJoon respiró hondo, en su corazón quería creerle, más creer algo así era una locura.

– ¿Quieres a TaeHyung?

– Sí. – Respondió y el sonrojo en su rostro rápidamente apareció, por primera vez le confiaba a alguien su amor por TaeHyung.

– ¿Lo quieres porque te has creído ese cuento de que eres Cenicienta y él un… Rey?

– No, lo quiero porque lo siento aquí, en mi corazón. –Confesó llevando una mano a su pecho, mirando los oscuros ojos frente a él fijamente, manteniendo la mirada segura en ellos – Aun sin que todo eso fuese real, yo de verdad lo quiero.

Y allí, entre tanta sinceridad, NamJoon aflojó sus músculos, JungKook había ganado, aunque no le creería a esa mujer, no se metería, dejaría que el menor todo sólo lo arreglaría, pero siempre pendiente por si esa mujer daño le hacía.

– No le creeré nada a esa mujer… pero tú tienes mi confianza, con la condición de que si algo llega a pasar, vengas a mí. Te apoyaré si TaeHyung es a quién quieres, y lo haré si quieres creer el cuento del hada, también concederé un tiempo para HoSeok, antes de hacer algo.

La mirada del menor se iluminó, una sonrisa enorme apareció en su rostro y levantándose del asiento al mayor abrazó.

– ¡Gracias NamJoon hyung!

– No agradezcas, a esa mujer la tendré en la mira… –Susurró con el ceño fruncido, no muy convencido.

JungKook rio leve, contagiando un poco su risa al mayor, después de tanto, esa angelical tonada se volvía a escuchar en el maknae. Se sentía bien el poder confiar en alguien.


Habían pasado los días, y JungKook a TaeHyung más alejado veía. Todo parecía gris cuando ambos estaban en una habitación, las miradas frías y desolación. El menor temblaba ante él y el mayor ni siquiera le podía ver, sus ojos desviaba evitando su mirada, esa mirada de cachorro que desde su corazón la pena emanaba.

La tristeza había embargado al menor, que tras intentos e intentos fallidos no había podido acercarse al mayor. Había hecho varias cosas, incluso cosas disparatadas, había bailado danzas tradicionales chinas, para ver si así el Rey recordaba, pero nada de lo que hacía, la memoria a TaeHyung devolvía, y cada vez, el menor sentía que la llama de su amor perdía.
Y en su corazón, aquella llama estaba viva, tan viva que le quemaba por dentro, como una pena tan lejana, de vidas y vidas pasadas sin amor de aquel cuento.

TaeHyung se mantenía firme y distante, como si aquel beso no sólo hubiera roto toda ilusión, sino también todo rastro de amistad, su corazón palpitaba tan dolorosamente que apenas se podía concentrar.

Por fortuna NamJoon le ayudó a esconder bien el secreto de HoSeok, los demás jóvenes no se enteraron que éste estaba sin memoria, y JungKook podía descansar más, alguien sabía su secreto y era alguien en quien confiar, al menos podía pensar mejor, porque como el dicho dice, dos cabezas piensan mejor que una.

Y gracias a ello, había tomado una decisión, la semana estaba terminando y si TaeHyung ni siquiera le hablaba, sólo le quedaba una opción.
Habían pasado ya los días, y en toda esa semana sólo había logrado alejar a TaeHyung… había sido, sin duda, la semana más loca que el menor había vivido en toda su vida.

Era de mañana cuando por la ventana una mariposa colorida entró. Revoloteó por toda la habitación, y un aroma dulce del aire se adueñó. Con sus alas de colores, parecía dejar rastros de brillos, que caían lentamente en aquel cabello suave que descansaba en la almohada, en aquella piel blanca y tersa, y en aquellos labios dibujados y ojos cerrados que conformaban el rostro del maknae, el cual dormitaba en su cama, tan descansado como no lo había estado nunca en aquella semana.

La mariposa se posó sobre su nariz, despertándole y provocándole un estornudo que la hizo agitar sus alas fuertemente, y bajo la mirada del menor algo adormilado y sorprendido la hermosa mariposa en un tornado de colores se transformó en el hada. La mirada del menor se agrandó, pues aquí estaba aquella que tan maternalmente le miraba, su hada madrina que a pesar de sus torpezas tanto le cuidaba.

El corazón de JungKook latió rápido, y bajándose a prisas de la cama, dando un salto de la altura al suelo, se apegó a ella en un abrazo que la tomó por sorpresa.
El niño empezó a sollozar, y la sorpresa de ella desapareció, tan sólo su mirada cerró y con fuerza el abrazo del menor correspondió.

– Demoraste… – Pronunció entre sollozos.

– Lo lamento, fue muy complicado encontrar agua del Mnemósine – Dijo en voz baja, recordando su odisea rápidamente en su mente.

–             ¿Y la fuente?

–             Se secó.

Los ojos del maknae se abrieron por completo. Dentro de su corazón, una angustia surgió, ¿entonces ya no había curación para HoSeok?

–             Entonces… ¿HoSeok…? – Ni siquiera pronunciarlo quería, saber que el mayor sin memoria quedaría…

–             Tranquilo – Alivió el hada separándose de él. – Traje un frasco… y es todo lo que pude tener. – Sacó del bolsillo de su ropaje un pequeño frasco brillante, como si de cristal estuviese hecho, dentro de él, tan diminuto y pequeño, el agua tan necesitada estaba.

No llegaba a llenarlo, y JK frunció el ceño observándolo.

–             Dará con unas gotas – Adivinó su pensamiento el hada. – Tampoco quiero que recuerde todos los misterios de la vida y la muerte, sus reencarnaciones y los mundos que conectan a éste. – Dijo y rápidamente su mano tapó su boca. – ¡Ups! No debí decir eso, muchos se han apropiado de lo que quedaba en la fuente, con un poder tan grande, que la roben era algo evidente.

–             Entiendo… – El menor suspiró. Al menos, HoSeok de nuevo bien estaría. – Hay que darle el agua a HoSeok hyung, su memoria debe recuperar. – El hada asintió.

–             ¿Dónde está?

–             Con NamJoon hyung… – El temor en el rostro del hada se reflejó. – Él ya lo sabe todo, tranquila… confía en mí. – Y su palidez empeoró, pero no podía más que confiar en su Cenicienta. – Ahora, vamos, no hay que perder más el tiempo. – Se encaminó a la puerta y cuando la iba a cruzar, las palabras de su Hada le frenaron.

–             Cenicienta… hoy es el séptimo día… Cupido ya viene en camino.

–             Lo sé.

–             ¿No ha recordado nada?

Y como respuesta, la habitación quedó sola para ella; observando la espalda del menor, vio como éste, sin siquiera decir más, la puerta terminaba de cruzar. No había avance, y el tiempo ya no quedaría, Cenicienta a su Rey, ese día perdería.

Llegaron a la terraza, donde NamJoon mantenía a HoSeok alejado de todos, permitiéndole a JK descansar. Cuando la mujer apareció tras el maknae, la mirada de NamJoon cambió a una amenazante. Habían pasado por la cocina, y dos vasos de agua traían en sus manos, el ceño fruncido del líder inspeccionaba cada movimiento que hacía el hada en aquellos vasos, mas luego, se fue dejándolos solos.

De sus bolsillos de nuevo algo sacó, ésta vez era otro frasco de mayor tamaño y con más cantidad de agua, lo abrió y echó menos de una gota en el agua ya servida en uno de los vasos, dándoselo para beber a HoSeok, quien confiado y esperanzado por recuperar su memoria lo bebió.

–             ¿Qué le diste?

–             Agua del olvido… para olvidar los días que ha estado sin memoria. – De nuevo un HoSeok confundido veía a las dos personas frente a él sin reconocerlas. Mientras JK su vista del frasco grande no quitaba, una idea en su mente pasaba.

El hada abrió el frasco pequeño y vertió unas gotas en el otro vaso de agua, al HoSeok beberlo su memoria volvió.

–             Vaya… al fin volvió mi memoria… – Susurró HoSeok, que bajo las miradas del hada y JK se sentía inspeccionado. – Gracias. – Hizo una leve reverencia a la joven, quien algo confundida hizo una mueca con sus labios.

–             Se suponía que no debías saber que perdiste la memoria… – HoSeok sonrió.

–             No puedes borrarme la memoria y luego darme algo para recordar sin que recuerde también lo que has borrado por último. – Rio suavemente burlándose de la chica. El rostro de JK quedó serio y la miró con reproche.

¿De verdad ella era su hada madrina?

–             Hyung… por favor no les digas nada a los demás.

–             Tranquilo JK, mantendré éste secreto. – Asintió seguro.

Nada de aquello le sorprendía, pues había tenido días sin memoria para asimilar la situación, para comprender que aquella mujer no era normal, y que todo lo que parecía irreal no era más que la simple realidad.
Días que aunque ella había querido borrar, al devolverle la memoria, él no podía evitar recordar.

Finalmente, HoSeok se adentró al departamento, y el hada cabizbaja se mantuvo en su lugar, pues nada de lo que hacía parecía funcionar. Su principal misión hoy terminaría, pues la memoria al Rey no se le devolvía. Pero aun agua de la memoria en el frasco quedaba, y la ilusión en sus ojos se dibujaba.

–             Le daré el resto al Rey. – Afirmó decidida. Más JK en su mirada Tristeza sentía.

–             No, Tú me dijiste que son muchas vidas atrás las que no nos hemos encontrado, hacerle recordar una vida tan lejana ¿no sería hacerle recordar todas sus vidas pasadas? Y como has dicho antes, saber los secretos de la vida y la muerte…

JK tenía razón… pero ¿qué más podía hacer?

–             Entonces… ¿Es el fin? – El menor asintió.

–             Por favor… sé que tienes más agua del olvido, lo vi… ¿podrías borrar mi memoria desde el momento en que llegaste?

–             Cenicienta… aunque tu memoria borres, la llama del amor seguirá fuerte ahí, y sentirás aquella angustia, que sentiste cuando la quité de tu corazón.

–             No importa, jamás sabré que dolerá tanto, pero al menos no recordaré que le amo, viéndolo con alguien más. – El hada negó, aquello no podía hacerlo, le lastimaba. – Eres mi hada madrina, debes conceder mi deseo.

Las palabras habían sido claras; JK ya no quería recordar, y sus deseos ella debía cumplir.
Con tristeza en su corazón el hada corrió hasta la cocina para ir a buscar otro vaso de agua, los que ya tenían, la mezcla de HoSeok contenían, por ello no servían. No importaba si borraba su memoria tanto, pues aún tenía agua para hacerle recordar si algo sucedía, y por eso, ella estaba dispuesta a obedecer a su Cenicienta.

Bajó con rapidez, sin darse cuenta que JiMin en la dirección contraria a ella iba por el pasillo. El golpe que se llevó fue grande, pues ambos se pecharon sin verse, como resultado el frasco de cristal cayó al suelo, el contenido del agua más codiciada por los mortales se había esparcido en el suelo y ella vio con terror como la esperanza de devolver la memoria a su Cenicienta se esfumaba de su corazón, si JK bebía el agua del olvido ya recordar no podría.

JK llegó a la cocina mucho tiempo después, al ver que el hada demoraba. Ella levantó su rostro y con sus ojos rojos de llanto le miraba, el menor no comprendió, pero suponía por qué lloraba.
Frente a ella un vaso de agua estaba, y el corazón del maknae rápidos latidos daba. Ahí estaba la causa de su próximo olvido, lo sostuvo entre sus manos y miró fijo a su hada, quien con mirada apenada, sus ojos desvió.

–             ¿Esto es? – Murmuró observando el vaso en sus manos. El hada asintió sin siquiera mirarle, mientras volvía a llorar.

Un suspiró salió del maknae, aquel era el final de su cuento de hadas… ni siquiera a ella recordaría.
Acercó el vaso a sus labios y de un golpe todo su contenido bebió, y cuando terminó, los pasos acelerados de alguien se oyeron en la cocina.

–            JungKook. – La voz de TaeHyung le llamó, agitada, acelerada y algo atormentada. – ¿Podemos hablar? Creo… creo que estoy enamorado de ti.

Cinderella (VK) 📣FINALIZADO📣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora