10. Esto no es un cuento de hadas

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Sentado en el sofá, con la cabeza baja y sin mirar, aquel hombre de gruesos labios y profunda mirada, se hallaba frente a su hyung Jin. Las palabras del mayor hacían eco en sus oídos, y se adentraban no sólo a su cabeza sino también a su corazón.

Había algo que hace días le estaba molestando, y eso era el beso que JK, el menor del grupo le había dado. Había pasado ya días de aquel suceso, y de su cabeza aquel recuerdo no salía, aquellos suaves labios tan sólo posados en él, en los suyos, le hacía sentir escalofríos. Pero la pregunta era ¿por qué?

Se había quedado encerrado en el ascensor con el menor, y en ese momento se puso nervioso, algo pasaba, por algo le evitaba, algo dentro de él se movía tan sólo al verlo. El menor, algo le provocaba.
Pero JK había negado cualquier sentimiento en cuanto al beso, y eso sin siquiera saberlo le había herido. Su corazón dolió, porque algo dentro de él con el beso despertó. Y JK estaba matando toda ilusión… quizás al fin la llama del amor de TaeHyung había resurgido.

O quizás, otro era el destino.
Por una cosa u otra su cabeza no dejaba de pensar, se negaba si quiera a sospechar que el menor no le quería como él imaginaba. HoSeok le había visto intentando besarlo, y luego él mismo había sentido los labios del menor sobre los suyos, no podía ser tan sólo algo casual; un sentimiento el corazón del menor debía albergar.
Pero se había alejado, le había evitado, si JK así lo quería entonces así sería, porque ni siquiera TaeHyung era tan valiente como para admitir que realmente, Kook algo le movió.

No sabía qué sentía, no sabía si era capaz de admitir que el menor le atraía… ¿Le atraía? Entonces… ¿realmente JungKook le gustaba?

Aunque lo que él sentía… todos esos días en los que había permanecido alejado, procesando aquella idea, algo había cambiado. No era un simple gusto lo que al parecer sentía por el menor, pues en su pecho estaba aquella llama del amor, que, sin siquiera él saberlo, le hacía sentirse enamorado. Y tan prendado estaba, que los nervios cuando se acercaba al menor le gobernaban.

JK era, sin más que decir, aquella mujer que en sus sueños había soñado, que sus labios habían probado, y que el perfume que sintió estando dormido, tan sólo al menor pertenecía.
Porque JungKook le inundaba, aquella mirada apenada de tristeza, el haber cometido un no tan error, le hacía verle de aquella manera. Y su piel, sus manos, sus labios… todo él era perfecto, y hasta ahora TaeHyung lo notaba.

–             Estás ciego si no te das cuenta de que te gusta.

Sí, Jin tenía razón, TaeHyung parecía ciego en aquellos momentos, un ciego que poco a poco sus ojos comenzaban a ver.

Y ahí estaba, enfrentándose a la realidad.

–             Tienes razón hyung… creo que no puedo ocultarlo más.

Le había contado al mayor, aquel beso que le había robado el menor. Aquellos nervios que en su estómago sentía cuando JK estaba cerca de él, y aquellas miradas que sin el menor lo notara, se fijaban en su alta figura de piel porcelana.
Era notable a simple vista, que algo había entre ellos, y entre ellos había historia, habían años y años de vidas pasadas… entre ellos, había amor.
Amor de ese que sale en cuentos de hadas.

–             ¿Ocultarlo? ¿Qué? – La voz profunda de NamJoon llegó a la sala, había dejado a HoSeok con el menor y hada.
La mirada de los otros dos se posó en él algo sorprendida.

–             TaeHyung no admite que está enamorado de JungKook.

–             ¿Enamorado de JungKook? – La pregunta dicha con aquella voz gruesa resonó en las paredes y los sorprendidos de antes chistaron. – JungKook está ocupado… no escuchará. – TaeHyung bajó la mirada.

–             Vi a Coffee con él… ¿está con ella? – La mirada bajó, y ambos hyungs se miraron.

–             Coffee no es un problema, él te quiere ¿lo sabías? – NamJoon se sentó junto a su lado.

–             Lo sé… hyung… aún estoy confundido.

–             No, no creo que lo estés, TaeHyung, creo que sólo sientes miedo… pero muy en el fondo de tu corazón sabes que él te atrae mucho más que cualquiera… – Y NamJoon comenzaba a creer en las palabras de JK.

Porque no importaba si lo de Cenicienta era una realidad o una mentira, lo que importaba es que TaeHyung y JungKook se querían.

–             Hay personas que deben probar el zapato de cristal a muchas más antes de encontrar a su Cenicienta… si JK no es para ti, el destino lo dirá, pero si no pruebas y es, entonces te lamentarás.

Las palabras de NamJoon resonaron en su mente, pues dudar no debía al parecer, si él le quería y el menor también nada tenía que perder.
Una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar las palabras del menor, él le dijo que era su Cenicienta y él, él era su Rey. JK estaba seguro de lo que sentía, aun siendo de edad más pequeño, ¿por qué él debía dudar tanto? Si la realidad estaba frente a sus ojos.
Y en su corazón así lo sentía.

Justamente las palabras con las que JungKook había descrito su amor hacia TaeHyung. Así lo sentía en su corazón.

–             Gracias hyungs… – Hizo una pequeña reverencia y corrió dejando a los mayores confundidos.

No tenía por qué estar más alejado del menor, aquella distancia que había tomado, era una mala decisión. Por ello, sin perder más el tiempo se decidió a confesarse, si JK había dado el primer paso besándolo, era lógico que él diera los siguientes, correspondiendo aquellos sentimientos que hasta ahora había negado.
Sabía que el menor estaba en la terraza, pero al pasar por el pasillo voces escuchó desde la cocina. La voz de JK estaba ahí, y acercándose lentamente logró ver como bebía de un vaso, mientras la mujer frente a él parecía estar llorando… ¿qué había sucedido?
No, no podía desviarse de su objetivo. Quizás JK estaba terminando con ella… ¿era su novia, realmente? Había muchas preguntas que a su cabeza llegaban sin parar, pero no más tiempo que perder.
Abrió la puerta de la cocina y se adentró en ella. Y sin esperar un segundo sus sentimientos soltó.

–             JungKook. –Dijo sin siquiera esperar, aún estaba agitado y algo confundido. – ¿Podemos hablar? Creo… creo que estoy enamorado de ti.

La mirada del menor le examinó unos momentos, su corazón estaba latiendo tan rápido que no podía frenarlo. ¿Era porque había corrido? No… ni siquiera bailando el corazón así le quedaba, aquello era el idioma propio que su cuerpo tenía, para confirmarle aún más, que del menor se había enamorado.

JK giró su rostro nuevamente y vio al hada con reproche, las memorias de su mente no habían sido borradas, pero él el agua había bebido… ¿acaso aquella tramposa mujer le había dado agua pura para beber? Frunció el ceño y los hombros de la mujer se levantaron encogiéndose, como si fuese un animalito.

Sus labios rosa se abrieron y de ellos las palabras “lo siento” se formaron mudas, mostrando en su mano el frasco donde contenía el agua del olvido. Lleno, sí, efectivamente JungKook había bebido agua normal. Ahora entendía porque ella lloraba, estaba desobedeciendo una orden de su Cenicienta…

–             Los dejaré solos. – Dijo la voz femenina y rápidamente salió de la habitación.

Apenas quedaron solos las miradas se unieron, la alegría empezaba a brincar dentro del corazón de JK, la llama de su amor ardía con pasión, con sentimiento, y la de TaeHyung también.

El mayor se acercó lentamente, y los nervios le hicieron desviar la mirada a Kook, una sonrisa boba se formó en sus labios, mientras miraba a un costado.
Y torpemente, TaeHyung sonrió, mostrando aquella blanca dentadura.

–             Dijiste que querías hablar conmigo. – La voz de JungKook salió suave y tranquila, sin deschavar aquella electricidad que su cuerpo sentía.

–             Sí… Kookie, desde que me besaste he estado pensando… y sintiendo más que eso. Estoy enamorado de ti, y quiero saber si lo que dijiste en el ascensor… – Las palabras del mayor el menor las calló.

–             No. – Se apresuró a responder. – Tenía miedo… eres mi hyung y no quería perder tu amistad y confianza. Pero si te besé… fue porque realmente te… te quiero. – Murmuró avergonzado las últimas palabras, un sonrojo se mostró en sus mejillas.

Y aunque los nervios le estaban matando, no pudo despegar la mirada del contrario, después de haberle evitado tanto el mayor, JK estaba empezando a creer que amaba la mirada de TaeHyung fija en él.

–             ¿Me quieres? – El mayor alzó sus cejas y dio un paso hacia adelante.

De pronto las voces se callaron, las miradas solamente se comunicaron, expresando ese amor que ambos sentían, dejando que el fuego en sus corazones les guiara. Conectados por aquellas miradas el menor negó y dio un paso hacia adelante. El sonido de su pisada hizo eco en el silencio y la sonrisa de TaeHyung se esfumó, confundido por aquella negación.
Lentamente los pasos eran más y más cercanos, mientras los corazones allí eran los únicos apresurados, pues no era de extrañar, habían pasado vidas enteras separados y ahora por fin se volvían a unir.

Llegaron a quedar frente a frente, los cuerpos más cerca, al punto de que podían percibir el calor que emanaba de sus cuerpos, fomentado por aquel fuego de amor en su interior, las respiraciones se unían, y las miradas brillaban con esperanza en ellas.

–             Hyung, te amo. – Susurró el menor, apenándose de inmediato.
El mayor sonrió, una sonrisa incluso más amplia que la anterior, le miró con ternura inundada en sus ojos y con la suavidad que un viento primaveral acaricia el pétalo de una rosa, la mano del mayor se posó en la mejilla de JK. Le acarició cual terciopelo, y el menor sólo pudo reaccionar cerrando sus ojos, entregándose a aquella caricia.

–             Te amo también, mi Cenicienta. – Dijo recordando las palabras de NamJoon.

Los ojos de JK se abrieron ampliamente… ¿TaeHyung había recordado?
No, eso no le importaba ahora.

Cenicienta…

El nombre penetró en sus oídos y paseó por su mente unos momentos. Negándose internamente ante aquello. No, él no era Cenicienta… él era JungKook.

–             Dime JungKook, por favor…

–             JungKook… – Susurraron los carnosos labios del mayor, el menor sonrió ampliamente.
Sí, JungKook se oía mucho mejor con aquella dulce voz de TaeHyung…

Poco a poco las distancias fueron desapareciendo, y los labios del menor nuevamente estaban sobre los del mayor.


Sí, JungKook se oía mucho mejor con aquella dulce voz de TaeHyung…
Poco a poco las distancias fueron desapareciendo, y los labios del menor nuevamente estaban sobre los del mayor

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Una chispa eléctrica pareció salir de aquel contacto, la sensación en ambos cuerpos y corazones eran tan maravillosa como aquella que siente un ángel al volar. Un sueño imposible hecho realidad, un cuento de hadas que había comenzado de manera improvisada.

Y era verdad lo que ambos comprobaban, el beso de amor verdadero llenaba el alma, ese beso tan esperado y deseado, había logrado despertar la llama del amor por completo en TaeHyung.
Ya era una certeza, ambos se amaban y el fuego de su amor brillaba con intensidad.



A lo lejos aquella hada cuidadosa, observaba la escena con detenimiento, en su mirada brillaba el amor que ambos jóvenes sentían, y en su sonrisa se extendía aquella alegría de haber logrado su cometido, se sentía un tanto orgullosa cuando una figura de la nada a su lado se paró.

Vestido de blanco y con gran belleza, Cupido a su lado se encontraba, muy contrario a las descripciones de niños ángeles en pañales, aquel parecía un joven normal, un humano más.
Observó a la chica que asustada retrocedió.

–             Si vienes a cambiar el corazón del Rey lamento decirte que su llama de amor revivió, el Rey y Cenicienta se aman y así seguirá. – Se cruzó de brazos defensora y una sonrisa burlona se situó en los labios ajenos.

–             Yo ya he hecho mi trabajo. El Rey se ha enamorado nuevamente, y eso lo he hecho yo, si su llama de amor está encendida, es gracias a mí.

–             Pero… – Arrugó su ceño confundida y la mirada al suelo bajó pensativa. – Tu dijiste que TaeHyung se enamoraría de otra persona, pero se ha enamorado de Cenicienta otra vez… ¿me mentiste?

Sus ojos ofendida levantó hacia ver los contrarios. Cupido negó.

–             Kim TaeHyung no se ha enamorado de Cenicienta… de Yeh Shen, él se ha enamorado de Jeon JungKook. Ese joven es quien es hoy en día, porque los humanos, deben vivir sus propias vidas y no vidas ajenas, aunque sus almas sean las mismas, las vidas son distintas, en tiempo y espacio, e incluso en aprendizaje.

–             Me engañaste… – Bufó molesta.

–             Debo admitir que sí, fue un castigo por interponerte en mi trabajo siempre.

–             Creo que todo lo que hice fue en vano… y es hora de que deje esa alma… ya no interferiré en su vida, pues cada humano debería ser dueño de sus decisiones… – Sonríe ampliamente. – He aprendido mi lección, y la moraleja de éste cuento.

Entre su pequeño monólogo interno notó que la presencia a su lado había desaparecido, y con algo de nostalgia en sus ojos, miró al menor. JK se encontraba hablando con TaeHyung, tomados de la mano y expresando ese amor que ambos profesaban. Ella sonrió y JungKook la vio.
Su mano subió haciendo un gesto de saludo, y con una amplia sonrisa se despidió.

–             Y fueron felices para siempre… – Susurró antes de desaparecer, tan mágicamente como había llegado a la vida del menor.

Una opresión en el pecho de angustia acompañó al maknae, pero tenía a quien amaba, y jamás se olvidaría de aquella torpe hada.

–             ¿Sucede algo? – Preguntó TaeHyung siguiendo la mirada hacia la nada que el menor observaba.
Negó rápidamente y sonrió.

–             No pasa nada.
“Esto no es un cuento de hadas… Adiós”

Se despidió en su mente de aquella mujer, que aunque algo tonta y mete pata, había logrado ganarse su cariño.

–             Sólo que amo ésta realidad, donde yo te amo, y tú me amas de verdad.

Y con aquellas palabras el ciclo de aquella historia terminó. TaeHyung y JungKook fueron felices juntos, dedicándose día a día, el amor que dentro de ellos sentían.

Cinderella (VK) 📣FINALIZADO📣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora