Capítulo 8

1.3K 129 51
                                    

Nota: ¡Enhorabuena! Por fin he recuperado el control sobre mis historias, logré escribir un capítulo, nos estamos acercando al final, pues creo que solo dejaré 10 episodios para esta historia. Agradezco a todos los que me han acompañado hasta aquí, sus lecturas, votos y comentarios me hacen feliz, pido disculpas por atrasarme tanto, han pasado cosas muy locas en estos sitios. ¡Gracias y disfruten!

⭐️❤️🐜

Eris; convidada de piedra, dejó que Quill cayese maldecido por su codiciable manzana dorada, luego escuchó a los ambiciosos foráneos intergalácticos declarar generosas sumas de dinero para reclamar los servicios frívolos del pirata, y entonces, sonrió malévola cuando la discordia apareció sedienta de conflicto. Quill, todavía bobo por la omnipotencia que el alcohol le había dado, continuó subastándose a sí mismo, tentando a la muerte, al destino y la paciencia de su esposo. Actuó como buen títere de la discordia, leal e inocente frente a su necesidad de evocar caos, y pese a que su única razón para estar ahí vendiéndose como juguete, mascota o aperitivo era darle celos a su hormiguita; deshonrado farsante con miedo a ser criticado por su círculo social; no tenía ni la menor idea de lo que le esperaría si alguien se hiciese con la subasta. 

- Hemos recibido buenas ofertas. - Quill recapituló. - Quince gemas de la pantalla 32G, dieciocho piezas de oro de la pantalla 98S, y un chicle de menta prometido por Tony Stark. - Forcejó con reflejos veloces en el instante en que Gamora apareció para quitarle el micrófono. - ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame, basta! -.

- Trato de salvar tu vida, idiota. - Ella le susurró al oído. - ¿Quieres terminar como atracción turística y sexual en un burdel de askavarianas? - Enloqueció todavía más cuando su psicótico amigo puso resistencia. - ¡Deja el micrófono ahí o te voy a dar una patada en tu cosa! -.

- ¡Quizá sea lo mejor para mí, porque la persona que amo no está interesada en salvarme! - Depresivo intentó que Gamora se uniese a la discordia. - Ni siquiera se ha puesto celoso, debe ser porque está enamorado de otra persona, que no soy yo. Así que déjame ir. -

- Bien, te di la oportunidad. - Sin paciencia y con la sangre hirviendo en furia, pateó vil el área más vulnerable del tonto pirata alcoholizado, recogió el micrófono y con una sonrisa humilde anuló la subasta para que el convite pudiese finalizar de una vez. -

Gamora se llevó a Quill del escenario tomado de la oreja, lo bombardeó con una serie de improperios que tenían como propósito desenmascarar su estupidez y lo amarró en un árbol cerca de las desérticas atracciones de plástico que los niños jamás conocieron.

- ¿Saben qué? Creo que estoy enamorado... de Scottie. ¿Debería decírselo? - Strange susurró ebrio al peludo mamífero que humilde, yacía masticando el sorbete de su bebida. - ¿Qué opinas, perro? -.

- Todavía no entiendo qué es lo que le ven a ese sujeto. - Nébula protestó. - Por allá estaba el hombre pájaro mirando a Scott como idiota, después está el tipo de las flechas, que no pierde oportunidad para acariciarlo, y ahora, el tonto Merlín que no se ha dado cuenta que su príncipe azul, ya está casado. - Ocultó una sonrisa dada la ironía. - Y lo peor es que estos tres se ven mucho más normales que el idiota de Quill. -

- ¿Tú crees? - Stephen se alentó con optimismo infundado. - Ya sabía que todos éramos mucho más prometedores que el sujeto que amarraron a ese árbol. - Se sintió más convincente al mirar a Peter, mordiendo la soga para tratar de escapar. - Y vaya que soy mucho mejor que, eso. ¡Se lo voy a decir! Antes que cualquiera de los otros dos lo haga. - 

- Para tu dragón, brujo, no puedes hacer eso. - Rocket interfirió - Arréglate más el cabello, tienes que dar una buena impresión. Así, ¿lo ves? Cuando Scott te vea, quedará fascinado. - Infame ante la simpleza del hechicero, le cedió el camino para que pudiese confesar nervioso su amor hacia la hormiguita, mofándose con el cuidado de no ser descubierto. - Imbécil... -

Strange tragó saliva y osado buscó la atención de Scott, tocándole el hombro derecho. Estaba de espaldas, con actitud benévola, tratando de disfrazar la idiotez de sus amigos semidioses con eufemismos, pues la directora había demandado una explicación. Stephen no podía comprender bien lo que sucedía, ofuscado por la bebida en su sangre, prestó débil atención a las palabras de su amado, las olvidaría más tarde sin duda, y solo se complacía a sí mismo con el dulce sonido que emergía de los labios de Scottie. Oh, si él tuviese aún más coraje, lo separaría de la discusión con la directora, y le daría un beso en los labios, excitando a la discordia, pero a costo de permitirle a la muerte, reclamar su alma prodigiosa.

- Scott... ¿Puedo hablar contigo? - Lo volteó con delicadeza, la hormiguita lo estaba mirando sorprendido, como si no entendiese la razón por la que tenía que hablar con él. -

- Oh, no puede ser. - La directora se llevó una mano al rostro, agotada y desastrosa. - ¿Ahora qué ocurrirá señor Lang? ¿Este hombre nos va a hablar del colegio Hogwarts? -

- Ja, buen chiste solterona. - Strange contestó, luego volvió a centrarse en su chico. - Solo será un minuto, seré breve. Y si esto no sale bien, juro que no volveré a molestar. -

Scott trató de ser gentil. - Estás borracho. ¿Puede ser en otro momento? Quill ha hecho demasiadas estupideces hoy, debo intentar calmar a los papás. Así que, terminaré de hablar y luego... -

- Estoy enamorado de ti, Scott Edward Harris Lang. - Exhaló valiente, pero solo consiguió que la hormiguita se enojase, la directora arquease las cejas, y Quill mordiese con más fuerza. - Desde hace mucho tiempo, he estado sintiendo cosas en mi corazón, que solo aparecen cuando te veo. Y sé que no hablamos mucho, pero puedo jurar que estoy loco por ti. -

- No vas a empezar con eso, Steph. - Se encogió de hombros. - Por si no te has dado cuenta, estoy casado, desde hace un buen rato. Tengo una hija, y... es un mal momento para hacerlo. ¿No? -

- Claro que no. - Strange tomó las manos de la hormiguita, haciendo que la directora experimentase lascivia. - No es lo mismo, puedo ser una buena figura para Cassie, si es a lo que te refieres. Yo podría hacerlos a los dos muy felices, y sé que tú y yo podemos tener algo de química. -

- Ya es tarde amigo. Quince años tarde. - Scott trató de no caer en la estupidez del borracho que tenía en frente, guardó una sonrisa al ver cómo su estrellita ardía en celos. - Lamento decírtelo, pero mi esposo y yo somos muy felices, demasiado. Encontrarás a alguien mejor que yo. -

- Sé mi novio, hormiguita. Nadie es mejor que tú. - Strange continuó jugando con la paciencia. -

- ¿Estás sordo? No escuchaste nada de lo que te dije. Bien, lo repetiré. Yo estoy casado, hace mucho tiempo, tengo una familia increíble, un hombre que está loco por mí y una excelente hija. Así que no estoy disponible para ti, Stephen, pero valoro tu buen gusto. -

Él frunció el ceño, intentando comprender la situación. - ¿Eso significa no? - Negó con la cabeza e hizo enfurecer todavía más a Scott. - No lo aceptaré. Vamos, hormiguita, te haré feliz. Incluso me atrevería a pedir que te cases conmigo. ¿Lo harías? -.

- ¡Te dije que no! ¡Deja de actuar como un idiota y deja de llamarme: hormiguita! -.

- ¡¿Por qué no quieres casarte conmigo, Scottie?! -

- ¡Porque yo estoy enamorado de Peter Quill! - Furioso ante la terquedad del hechicero, soltó irresponsable una verdad con la que se había comprometido a no exponer frente a sus congéneres. Pero ya lo había hecho, el plan se había ido a la basura y entonces todas las miradas cayeron sobre la hormiguita, que perdió toda seguridad sobre sí mismo.

Tímido, buscó helado la manera de arreglarlo, ignorando los carcajeos de Rocket, que también había que darle algo de crédito por la tontería máxima. Al menos, de algo se podría estar seguro: Eris y Pandora se habían divertido bastante, y presumirían de esa fiesta como una de las mejores.

Injuria [StarAnt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora