p a s a d o

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- Hansol, ya te dije que no te acompañaré - dije con un tono de molestia en mi voz - Además, ¿por qué debería? Es de noche y hace frío, solo te lo recuerdo.

- Es que quiero decirte algo muy importante, y necesito que si o si me acompañes, ¿si? Por favor, Kwannie. - me miró con esos ojitos de perrito abandonado para convencerme de acompañarlo, y si que funcionó.

- Ay, está bien, pero solo por esta vez. - dije a regañadientes, y con mis mejillas sonrojadas desvié mi mirada de mi amigo.

Me puse una manta encima y mis zapatillas para acompañarlo a su azotea, mientras que él buscaba algunas cosas para subirlas. Exactamente no sé que me va a decir, pero espero no sea algo malo. Sería incómodo que sabiendo que me quedo a dormir hoy en su casa, me cuente algo de ese estilo y nos terminemos peleando, no no no, espero no sea así.

- Ya, ven, y ¡cúbrete los ojos con la diadema de mi hermana! - dijo, para luego salir corriendo hacia la azotea.

- ¿Qué? ¿Cubrirme. . . los ojos? - miré a mi alrededor, y vi que había dejado una diadema colorida en el escritorio - ¿Está tonto o qué? Me voy a morir si subo las escaleras con los ojo-

- ¡No te preocupes por eso, Seungkwan! Yo te ayudaré - me interrumpió la pequeña hermana de Hansol, Sofía, que estaba atrás mío mirándome con una gran y brillante sonrisa.

La miré confundido, pero con apuro ella me cubrió los ojos y me tomó la mano para ayudarme a subir a la azotea. Por mientras la curiosidad me mataba por dentro, me preguntaba que estaban tramando ellos dos, ¿Qué me quería decir Hansol? ¿Acaso ya no me quiere?

— ¡Llegamos! Ahora me retiro, y que disfruten su noche caballeros – soltó una leve risa, y se marchó la pequeña. En eso, sentí un tacto cálido y suave en mis manos, Hansol estaba agarrándome las manos.

— Seungkwan, yo quería decirte esto hace mucho. – paró suavemente su hablar, para quitarme con cuidado lo que cubría mis ojos. Lo que veía era realmente hermoso, todo estaba decorado con flores y luces, había hecho una mini tienda de acampar con sábanas blancas, y en su interior habían un montón de almohadas para sentarnos a platicar. Estaba impresionado, todo eso hacia la noche hermosa. – Desde que te conozco. . . – continuó hablando – me di cuenta que tú eras diferente a los demás, que tenías un brillo único en tus ojos, que todo lo que hacías o decías me hacía admirarte cada vez más y más, y también amarte. Por eso, Seungkwan yo quiero preguntarte algo - volvió a tomar mis manos, y me dedicó una pequeña sonrisa – ¿Quisieras ser mi novio?

Mi cabeza en ese momento dejó de funcionar, estaba pasando lo que siempre quise. Esto no es un sueño ¿Verdad?. Miré los ojitos de Hansol, y sentía como mis mejillas se calentaban por la vergüenza y emoción que sentía en ese momento. Apreté sus manos con un poco de fuerza, y asentí suavemente con una gran sonrisa.

— Si quiero Hansol, tú también me gustas y te amo con todo mi corazón desde hace mucho. Dios, ¡realmente no puedo creer que esté pasando esto! – lo abracé con fuerza para luego darle un gran y suave beso en esos labios rosadita que tanto me encantan. El contrario me correspondió, abrazando mi cintura mientras que solo dejábamos pasar el tiempo.

Todo era maravilloso.

Hasta que. . . Pasó aquello.



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— ¡Kwannie, bebé, espera! Esto tiene solución, solo cálmate y- aparté su brazo, interrumpiendo su hablar. Estaba enojado, frustrado, desesperado, no sabía qué hacer en aquel momento. ¿Qué se supone que es lo que haga? ¿Dejar todo y hacer como si esto nunca pasó? ¿Esa era la solución? No podía pensar con claridad, las lágrimas recorrían mis mejillas, estaba mal, demasiado mal.

¿volvemos? ;; verkwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora