12. juguemos.

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23:00 hs

Mateo

Sé que le pasa algo, pero no me deja ayudarla y eso me molesta un poco. Ella es tan buena, tan amable, y no quiere que nadie esté mal, pero no se cuida tampoco. Solo lo pensé en mi interior.

Es raro, la quiero, y yo no soy de querer, pero también sé que no la quiero lastimar.

Alejarme ? No, no quiero.
No querés ? No.

Estaba yendo por vez número 20 creo a la pieza de Nini, a ver si ahora al menos me decía algo.

Nini - hablé del otro lado, sin golpear, sin levantar la voz, ya cansado.
En serio Mateo, no me siento bien - dijo ella con la voz tan apagada como una vela ya consumida.
Puedo entrar, por favor - le supliqué, y esta vez si era un no, ya no volvería a molestar.

El destino, dios, o lo que exista hizo que abra la puerta.

Y la vi, la vi dejada, desganada, un poco perdida, un poco abandonada. Pero hermosa.

Los ojos estaban hinchados y la nariz roja, al igual que sus cachetes.

La abracé, la abracé como si no hubiera un mañana, como si todo fuese ahora.

Qué haces acá ? - preguntó cuando la solté, sin moverse de la puerta, sin dejarme pasar.
Te vengo a ver, y para que bajes a comer. - le respondí serio.
No, no quiero comer, gracias por todo no te preocupes - comentó y esbozó una pequeña mueca, que quiso fingir que era una sonrisa.

Me quedé mirándola, algo me había pasado, algo en el corazón me dolió cuando la vi ahí, dejada, alejada.

Puedo pasar Nini ? - pregunté muy tímido
No quiero hablar, perdoname - esas palabras salieron de su boca, que ahora no podía dejar de mirar.
Bueno, no hablemos, pero, puedo pasar ? - emitido eso, ella se corrió y yo pasé.

Me senté en su cama, contra la pared y estire los pies, ella se acostó boca abajo al lado mío.

- Sabés Nena, hoy me preocupaste mucho. Yo sé que a veces te consideras una molestia y todo eso, pero, vos sos una de las personas que más quiero. Llegaste de una forma rara, pero me gusta, llegaste y desde el día uno fuiste muy buena conmigo, y no quiero que estés mal y no me dejes ayudarte, capaz no se cómo hacerlo porque soy medio boludo, pero al menos te voy a escuchar, tenelo claro linda - terminé y aclaré mi garganta.

Nazaret se giró, me miró y pegó su cara a mí panza, rodeando con sus manos mi cadera y una de sus piernas se posó encima de la mía.

- Yo también te quiero, y gracias por todo. - agregó ella sin soltarme.

Le sonreí, ella se quedó ahí, no me quería soltar, yo no quería que me suelte.

Hoy, casi no la había visto, no sabía que le pasaba, me preocupe mucho, algo me pasaba con ella, algo que está mal.

Mal ?
Sí, la voy a lastimar.
Pero sí la querés, por qué la vas a lastimar ?
Porque siempre rompo lo que toco.

Me quedé haciendo mimos en su pelo, mientras ella largaba pequeñas lágrimitas e imitaba mis movimientos en mis piernas o mi panza.

- Ya me duermo Mateo - frenó sus caricias, me miró.

Ay nena que linda sos.

- Eh, bueno, ya me voy, estás bien ?- Dije un poco despacio, no me quería ir, parecía egoísta, pero no.

Si me decís que no, me quedo.

- Sí, estoy bien. No te preocupes por mí - ay.
- Bueno, me voy porque no querés estar conmigo ahora, y porque debo estar molestando, pero mañana a las 7 de la mañana te levantas a desayunar eh - le advertí y me levanté de la cama.

vos ; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora