22. Estudio.

1.3K 72 10
                                    

Día gris, día de soledad.

No sabía que me pasaba o porque me levanté triste, pero así estaba y no me salía estar de otra manera, y aunque no me gustaba no lo podía evitar.

Hacía una semana dejamos de hablar con Mateo, tuvimos la última charla y todo se desplomó.

A veces nosotros mismos nos rompemos, nos hacemos ilusiones en donde simplemente nunca existieron, solo las creamos por imaginación o necesidad.

Que absurdo querer a quién no nos quiere, o no le pasa lo mismo.

Me levanté a las 11 de la mañana, la casa estaba vacía, pero no más que yo.

Deambule por las habitaciones, por el patio, la cocina, los pasillos, las escaleras.

Se sentía deshabitado.

Me preparé una chocolatada y me senté en el desayunador, puse música alta para que al menos así se tape el silencio que me aturdia hasta ese momento.

<<  Porque nunca admití estar enamorada,
siempre lo supe y no dije nada,
mi corazón se quiso esconder.
Dirá la gente que yo estoy loca,
si yo estoy loca es porque andas en mi cabeza.
Quise obligarme a olvidar tu boca
y ahora mi boca dirá que si tu regresas
vas a quedarte
porque te juro que esta vez voy a cuidarte
a nuestra historia le hace falta una segunda parte aunque nos digan que eso nunca sale bien   >>

Las palabras de Aitana se reproducían y golpeaban mi corazón como pequeñas piedritas que caen en un océano.

Una lágrima, dos lágrimas, tres, cuatro, incontables.

Me levanté, fui al baño y me lavé la cara, me miré.

- No te dejes caer - pronuncié en voz alta mirando mi reflejo.

Salí, respiré hondo.

Me puse a lavar, limpiar, ordenar.

Estaba con los ojos hinchados y la nariz roja, me daba gracia la situación porque yo dije que basta y ya es la tercera vez en la mañana que lloro sin razones, o con muchas pero evitandolas y guardandolas en lo profundo de mi ser.

Sonó el timbre, las lagrimas desaparecieron y los puños de mi campera se mojaron limpiandolas.

Abrí la puerta, y me hubiese gustado no haberlo hecho.

- Hola - dijo incómodo.
- Hola - dije evitando sus ojos y viendo como amenzaba para llover.
- Está Manuel ? - preguntó antes de decir algo más.
- No, se fue a lo de Malena - le comenté y automáticamente se largó a llover.

Como si el cielo supiera todo lo que pasaba, todo lo que sufría.

Las lágrimas chocaban con su cuerpo, por lo que tuvo que pasar a aquella casa en la que nos conocimos, y vivimos.

- No sabes cuando viene ? - dijo cerrando la puerta.
- La verdad no, pasó algo ? - intervine y me arrepentí, pelotuda de mierda.
- No, bueno, eh, tenía que grabar y el me iba a llevar, encima se largó a llover - contó caminando a la ventana.

Lo seguí con la mirada y aunque no quisiera lo estaba por ayudar. Me importaba, sabía que era su trabajo y en una de las miles de charlas que tuvimos me contó emocionado cuanto le gustaba grabar.

- Te llevo - le dije rápido - bah si querés - seguí.
- No te quiero molestar Ni, gracias igual - me sonrío y mi mundo cayó.
- No estoy haciendo nada, te llevo y listo - Le devolví  la sonrisa aunque un poco más fingida.
- Bueno gracias en serio, sos la mejor - se acercó y mi cuerpo se tensó.
- Busco las cosas y vamos - dije evitando cualquier tipo de contacto y liberandome de la situación.

Giré mi cuerpo y me fui hasta la habitación, busqué lo que necesitaba y bajé.

Antes de volver a la entrada escuché a Mateo hablar con alguien, me quedé en silencio.

- Si pelotudo ... no, ya está ... no ... si ella me lleva ... jaja ... ojalá me diera bola ... estaba llorando cuando llegué creo ... ... ... ... ... aaa no sabía, bueno chau pajero te odio - finalizó y largó una risita.

La concha de mi hermana.

- Vamos ? - pregunté apareciendo de donde estaba.
- Si, vamos - afirmó y salimos de la casa.

Nos subimos al auto, lo prendí y emprendimos viaje, por suerte el estudio no estaba muy lejos.

Los minutos pasaban, el silencio crecía y me maldecía por no saber que hacer.

Puse mi canción favorita, sonaba callejeros y mi cara llevaba una sonrisa.

<< Si creo que todo puede cambiar, cómo no voy a esperarte ? >>

canté en un hilo de voz que causo que Mateo riera.

- De qué te reís idiota ? - le pregunté y miré de reojo.
- De vos - me contestó riendo y sacando la lengua.
- Anda bobo - pelee yo.
- A donde ? - me preguntó y no sabía que decir.
- A dormir - le respondí rápido y riendo.
- Vamos - contraatacó.
- Iluso - lo miré y me reí.

Hablamos cosas así, en joda, como todo.

Llegamos, la lluvia aún no paraba.

- Gracias Nini - me dijo el antes de bajar.
- Basta no tenés que agradecer - le dije y le sonreí.
- Te quedas ? - me preguntó y no sabía si me invitaba o me corría.
- Eh, no, me voy a hacer unas cosas después me voy a casa - le comenté mirando el piso.
- Me buscas ? - me preguntó e hizo que mire.
- Bueno avísame cuando te desocupes - bajé la vista a sus labios y automáticamente seguí bajando la mirada al auto.
- Nos vemos - se despidió.

Moví mi mano en señal se saludo y arranqué el auto viendo como el se perdía en la entrada de aquel estudio.

Que difícil sos.


vos ; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora