No podía evitar respirar fuertemente, mientras Jennie se movía levemente sobre ella. Aquel vaivén de caderas le estaba quitando la poca cordura que quedaba.
Los besos eran demasiado excitantes, y el calor de sus cuerpos, más el vapor hacían el ambiente perfecto.
Jennie soltó un gemido al sentir los labios de lisa en su cuello. Aquellos labios la tenían cautivada.
- Demonios...– Sus caderas comenzaban a moverse cada vez más rápido, y hacía más presión hacia abajo, con ayuda de las manos de Lisa. El muslo en su entrepierna comenzaba a llevarla al clímax, y apenas estaban empezando.
Lisa tuvo el valor de darla vuelta, dejando la espalda de Jennie contra su rostro. No dudó en besar aquella zona, mientras con una de sus manos apretaba un pecho de la morena, y la otra la deslizaba por su cintura y cadera hasta llegar a su entrepierna. La estimulación de sus dedos volvía loca a Jennie, que hacía lo posible por sentir aún más a Lisa. Necesitaba tenerla dentro.
- Fóllame.– Ordenó. Aquel tono de autoridad llenó a Lisa de excitación, aún más de la que tenía.
No perdió el tiempo e introdujo uno de sus dedos, y luego lo retiró para volver a introducirlo, repitiendo la acción varias veces, sumando un dedo más. La longitud de sus dígitos era bastante prometedora.
Jennie ayudaba a aumentar la fricción, moviendo sus caderas. ¿Cómo era posible que esa chica haya sido una inexperta en el sexo?.
- Me estoy volviendo loca...– Suspiró Lisa en el hombro de Jennie, mientras ésta sentía como su cuerpo se tensaba al sentir aquella respiración caliente.
Los dedos de Lisa abandonaron el interior de Jennie, y ésta soltó un gemido de protesta.
- ¿Qué pasa?.– Preguntó, con su pecho agitado.
- Siéntate aquí.– Apuntó al borde del Jacuzzi, que era lo bastante ancho para que la morena se sintiera cómoda. Con la excitación que tenía, no le dió para negarle, así que lo hizo.– Abre las piernas...– Con sus propias manos, Lisa, le abrió lentamente las piernas, dejando ver aquella zona íntima con mayor claridad.
Acercó su rostro y posó su caliente lengua sobre los labios mayores. Jennie se sentía débil, apenas podía mantener la compostura.
Lisa introdujo su lengua, y comenzó a penetrarla con ella, mientras con su dedo pulgar masajeaba el clítoris, intercambiando de vez en cuando con su lengua. Jennie estaba perdiendo la cordura con aquel maravilloso oral.
- Lisa...– Sus piernas temblaban, debido al pronto orgasmo que tendría, el cual no dudaba que iba a ser uno de los más grandes que ha tenido. Y así fue.– Maldita sea...– Intentaba respirar con normalidad.
- ¿Lo he hecho bien?.– Preguntó Lisa, con algo de timidez. ¿Enserio viene a ser tímida a éstas alturas?.
- ¿Bien?. ¡Eres una maestra en orales!.– Le dijo.
- Oh, bueno...– Se sonrojó.
- Me gustaría que también lo experimentaras...– Lisa la miró sorprendida.– Por lo que tengo entendido eres virgen, ¿No?. Un oral no te hará perder la virginidad.– Se bajó del borde, para sugerirle a Lisa que se sentara.
- Yo...está bien.
