ii.

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Venus se reía mucho.

Pero a nadie le disgustaba su risa, al contrario.

Se sentían maravillados.

¡Pues estaban escuchando a Venus!

Pero ellos aún pensaban que eran estrellas rotas.

"Esa risa tan profunda y real. Esa risa que canta y juega. Esa risa que nos enamora. Esa risa que no es de estrellas". Diría Plutón.

Plutón había sido exhiliado del universo.

Pero los planetas eran todos unos idiotas, pues el universo para él era infinito.

Entonces él, que se amaba a sí mismo, había creado un hoyo negro y se había estancado ahí en una profunda nostalgia. Desde allí, veía todo lo que pasaba. A veces el Sol no llegaba a la Tierra y ella se molestaba, pero al mayor no le podía dar más igual.

Otras veces, el Sol se acercaba demasiado a la Tierra y se contemplaba junto con un rostro pecoso.

Plutón suspiraba cuando escuchaba los rumores.

"Le rompió las pecas", murmuraba la Luna con lágrimas blancas y finas bailándole en los cráteres.

Si la Luna lo decía, era cierto.

"Dañó a la poeta detrás de los árboles", gritaba la Tierra a todos, su ceño fruncido y sus labios azules curvados hacia abajo.

Si la Tierra lo decía, era mentira.

"Yo creo que amó a la poeta y al rostro pecoso, pero ese rostro lo amó más, tanto que se rompió en lugar de él", le contaría Venus a Júpiter y Urano, riéndose mientras sus ojos desaparecían y eran reemplazados por sus pestañas. Cortas, pequeñas y brillantes.

Si Venus lo decía...

¡El amor es tan tierno!

Plutón los odiaba a todos, los veía sonreírse por cosas sin sentido y no podía evitar sentir repugnancia por aquellos que antes llamaba familia.

Debe admitir, que el Sol le agradaba. Era grande, sabio y amable, pero no le prestaba atención a lo que no debía.

Júpiter y Saturno también eran buenos, aunque demasiado raros y no había un momento en el que no se amaran.

Y Venus... ¡Venus era tan bello! ¡Venus era tan frágil! ¡Venus era tan real!

Venus no estaba roto.

Y cuando veía al más pequeño tomarle las manos a sus mejores amigos y llenárselas de besos, no podía evitar sentir que su hoyo negro se abría más, como dándole paso a sus lágrimas, como preparándose para romperse de nuevo. Porque Plutón también fue Venus.

Y por eso temía.





















































¡Plutón! Tu familia te ha traicionado.

¡Te han arrancado las manos, las que usabas para besar a los inocentes!

¡Plutón! Le diste un beso a todas las galaxias, y ellas te regalaron sus labios.

¡Pero luego con los suyos te los rompieron a ti, y estuvieron a punto de matarte!

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