iii.

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Venus y Éter.

Al final de la creación, cuando Venus cerró sus ojos para siempre y soltó las manos de Júpiter y Saturno, las estrellas lloraron.

Y entonces de sus lágrimas brotó una gota más brillante que las demás, y de ese pedacito de nostalgia, nacieron pestañas cortas y juguetonas.

Como las de Venus.

Y de aquellas pestañitas se formó un rostro que incluso sin ver, ya veía el cosmos, que sin escuchar, ya oía todas las sinfonías, que sin hablar, ya dejaba caer pequeños poemas vacíos.

Cuando la creación había fallecido y el universo estaba solo con las estrellas y lleno de planetas muertos, un rostro de pestañitas rotas trajo de vuelta a Venus, dentro suyo.

Así nació la nueva y única creación del Universo.

"¿Por qué es que se enamoran?" Preguntó una vez Neptuno con las mejillas más azules de lo normal.

"¿No vas a preguntar quiénes?" Le preguntó Urano de vuelta.

"No existen quiénes. Solo existe lo que somos".

"Y ni siquiera nos podemos responder eso. Vaya fantoche que es nuestra existencia". Suspiró Urano con desesperación en su mirada, porque en todo el cosmos, jamás hubo alguien más soñador y esperanzado.

¿Pero qué pasa cuándo alguien levemente acaricia tus sueños?

Se vuelven esperanzas.

Y las esperanzas jamás han querido ser sueños.

"Creo que nos enamoramos porque lo necesitamos. Necesitamos romance, poesía y abrazos, necesitamos besar, necesitamos enamorarnos". Dijo Urano después de quedarse callado por varios minutos.

"Nah, no tiene sentido". Meditó Neptuno.

"¿Nah?" Oh bueno, los planetas tenían una lengua muy culta. Pero Neptuno pensaba que la suya era la más honesta a pesar de todo, porque era natural.

"Renuncié a mi familia hace mucho, renuncié al Universo, renuncié a hablar como los demás Urano, me renuncié a mí mismo".

Y Neptuno decía que renunció a sí mismo, porque había renunciado a calzar con los demás, era así porque en el fondo todos le habían arrancado un poco las mejillas, y él ya no quería sentirse así nunca más.

"¿Puedo renunciar contigo?" Susurró el soñador.

"Renuncias cuando abres paso a estar solo, no cuando abres paso a estar con una sola persona". Le susurró de vuelta aquel que estaba vacío.

"Entonces abro paso a crear definiciones nuevas contigo". Sonrió Urano.

Y las estrellas se alinearon alrededor de ellos, mientras el sol les quemaba las espaldas y las hacía dejar caer gotas doradas sobre ellos, porque por segunda vez en la galaxia, llovía oro.

Y Neptuno no podía creer que alguien lo quisiera de nuevo.







































































"¿Cómo me quieres?"  Quisó saber el de mejillas azules.

"Como Neptuno, el de mejillas azules". Quiso responder el de nariz respingona.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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