A veces me pregunto, ¿no querés salir con otras chicas?, ¿no querés sentir otros labios?, ¿seguís sintiendo la misma química?. Porque yo no, ya hace bastante tiempo pero no quiero romperte.
Comenzamos un beso feroz, una batalla entre el amor y la distancia. Tus labios recorren los míos con pasión. De un momento a otro nos chocamos con la pared y muerdo tu labio inferior, la temperatura comienza a subir pero algo sigue sin estar bien. Trato de olvidar ese sentimiento, paso mis brazos por tu cuello acercándote a mi, tiene que haber una forma de que vuelva a sentirte. Pasas tu lengua por mis labios pidiendo permiso para entrar, no dudo un segundo y acepto.
Pero sigo sin sentirlo, me frustra.
Seguimos así hasta que nos quedamos sin aire lo que nos obliga a separarnos.Mi respiración está agitada, cierro los ojos y apoyo mi frente contra la tuya. Ay Mateo, ¿Por qué es tan difícil?
Luego de un momento nuestras miradas conectan. Teo, no me mires asi, tus ojos son brillantina y los míos grises. No nos merecemos esto.Tus manos recorren mi espalda, deja de tocarme así, tus manos son de ceda y mi cuerpo ya está áspero.
—Guada te quiero mucho– expresa. Mateo no seamos tontos, yo sé que lo sentís también. Recorro cada facción de tu rostro, sos un lindo chico, muy lindo, labios gruesos, nariz perfecta, buenos sentimientos.
—Yo también – respondí sintiéndome la persona más horrenda del mundo. Vi tu sonrisa decorar tu cara. Mateo, solo los tontos se quedan cuando el amor se acabó.