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ıllıllı¿Celos?ıllıllı

Desde su casa podía observarlos a la perfección, podía ver cómo solían estar muy juntos hablando, riendo o simplemente haciendo cualquier otra cosa.

No sabía porque pero el simple hecho de ver a Auron tan cerca de Brett, le provocaba disforia.

Había pasado un mes desde que Auron le había presentado a su compañero de casa, un jóven de un pueblo cercano, y en ese mismo instante tuvo un extraño presentimiento de que él y el contrario no se llevarían del todo bien.

Su predicción había sido acertada, pero se había cumplido bajos unos términos de una naturaleza extraña, pues el jóven, que contrarió a él, siempre iba vestido de manera elegante, no le había dado razones para ganarse que Luzu lo tratara con un cierto desdén, incluso se podría decir que era todo el caso contrario.

Brett, terminó conociendo a los demás amigos de el menor, y a pesar de que sabían que era ilegal lo que Auron hacia con el tiempo simplemente actuaron indiferentes ante todo eso, pues conocían lo obstinado que este podía llegar a ser, y fue de esa forma que todos comenzaron a entablar una amistad con el compañero de el menor.

Aunque por supuesto, nada de esto superaba la amistad que Auron había forjado con el chico amante de los libros.

Todos los días los veía compartir casi la misma rutina, la cuál consistía y comenzaba con ambos chicos saliendo de la casa desde muy temprano para ir a el pueblo de Karmaland, Auron iba a las tiendas, mientras su contrario se iba a la biblioteca de el pueblo, para muy probablemente ir a sacar un libro prestado de está, luego Auron iba por su compañero para terminar en unas bancas de pueblo, dónde Brett le leía dicho libro a el menor, se podía deducir que aquel chico estaba siempre alaisimo de Auron.

Y justo, ese día se repetía aquella rutina, desde su casa podía observar parcialmente a sus vecinos en el pueblo, conversando entre risas, más que nada provenientes de Auron, no podía negarlo la sonrisa de este era la más hermosa que el había llegado a ver, al menos ante sus ojos, pero el recordar aquel pequeño detalles de que él no era quien las provocaba lo hacía sentirse realmente mal.

Harto de lo que sus ojos lo volvían testigo, decidió salir de su casa en busca de algo que logrará distraerlo de sus propios pensamientos, su primera opción fue salir a pescar un rato, pero esto realmente no lo ayudo, una nueva idea cruzó por su mente, miro al cielo con dirección a la casa de Vegetta esperando alguna señal de que este se encontrará ahí, afortunadamente para él, este si estaba ahí, estaba construyendo o algo parecido, pero debido a la lejanía no podía verlo bien, dejando eso de lado ahora iba camino a casa de su amigo amante de el color morado.

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-¡Luzu! ¿Qué tal compañero? ¿Qué te trae por aquí?- Preguntó de inmediato el chico de ojos morados al notar la repentina presencia de el chico de sudadera negra.

-Hola, Vegetta- Respondió con sencillez el contrarió tratando de mostrarse calmado.

Aunque no lo logró pues Vegetta de inmediato lo noto, este sonrió comprensivamente y hablo con su mirada fija en el castaño.

-Ven pasa, se nota que necesitas hablar- Se hizo a un lado para permitir que su amigo entrará, y este sin decir nada más paso y de inmediato fue a tumbarse a un sofá con desgano.

Luzuplay |•|ᵒⁿᵉ ˢʰᵒᵗˢ|•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora