Three days © a.i

3 Días © a.i

3 Días

Tal vez eran sus ojos dulces, del mismo color que la miel. Tal vez eran sus largas pestañas que abanicaban sus ojos. Tal vez era su hermosa sonrisa o su melodiosa risa. Tal vez era su suave voz. Tal vez era su sabiduría o tal vez su espíritu vivo, quien a pesar de que estaba muriendo, brillaba radiante. No sé lo que era, lo era todo.

Desde el momento en que la vi, me sentí cautivado por un ángel. Atrapado y jodidamente fascinado con aquella chica.

No creía en las estupideces del amor a primera vista, pero en el momento en el que mis ojos se posaron en ella todo lo que había creído, incluso todos a mi alrededor, todo, se esfumo.

Recuerdo tan claramente aquellos días, como si hubiera sido la semana anterior, pero no. Habían pasado 12 largos meses desde entonces.

– Feliz cumpleaños a Luz cruz.

La voz de uno de mis mejores amigos, aquel rubio alto con ese color del océano que volvía locas a las chicas, sí la del pequeño Luke, invadió la pequeña sala de paredes blancas causando una oleada de aplausos de los jóvenes sentados en sillas frente al pequeño escenario.

Deje las baquetas a un lado para pararme y abrazar a la respectiva cumpleañera, pero cuando mis ojos se elevaron quedaron presos de un ángel de cabello fucsia, grandes ojos de  color miel que resaltaban por las lágrimas en ellos, tez demasiado pálida, un muy delgado y pequeño cuerpo cubierto por un bonito vestido verde parada al lado de una barra de oxigeno. Mi cuerpo se estremeció por completo.

Observo cómo sus delgados brazos rodeaban a mi amigo, para seguir con los otros dos. Cuando se separa con una sonrisa radiante de los brazos de Calum, su penetrante y dulce mirada se dirigió a mí, era como si sus ojos pudieran a través mi cuerpo y tocar mi alma, con una caricia cálida.

Cuando mi mente vuelve a funcionar noto que sus brazos me rodean y los míos rodeaban su pequeño cuerpo. Lejanamente escucho como una enfermera que se acerca rápidamente la regaña por haber corrido tan rápido y olvidar el oxigeno que la acompañaba.

– Ashton, no puedo creerlo.

Habla indiferente al regaño de la mujer de cabello rojizo.

Sus voz era verdaderamente suave que parecía que hablaba en susurros. Se separo de mi un poco para examinar cada facción de mi rostro, una sonrisa encantadora era contradictoria con sus ojos cristalizados.

– Feliz cumpleaños – musito levemente

Su sonrisa, si es posible, se ensancha aun más.

– Y-yo tengo tantas cosas para decirte. Sos el mejor baterista del mundo, lo juro. Eh escuchado a tantas personas pero nadie me causa esa sensación que tú me causas. Cuando siento que las cosas van mal, tú, a pesar de que miles de millas nos separen, me reconfortas. Eres tan importante aunque no tengas idea de quién soy...

– Luz. Sos Luz – respondo sonriendo – respira, no hables tan rápido que te va a hacer mal, hermosa – aconsejo divertido por la forma rápida con la que hablo.