La felicidad inundaba el corazón de Joyce, esa mañana se había prometido a sonreír y abrazar a todo el mundo que estuviera presente ese día tan importante para ella.
Estaba agradecida, porque, a grandes rasgos, ella tenía todo lo que tal vez alguna chica de su edad había querido, un prometido que la amaba, cuatro viejos y buenos amigos que siempre la apoyaban, un hermano que la adoraba por encima de todas las cosas, y su madre, el ser por el cual vivía por completo.
Joyce se puso frente al espejo de cuerpo completo y se observó por unos minutos, se veía radiante, su vestido era tan sencillo, una pequeña corona de flores adornaba su cabeza y le daba brillo a sus rizos rubios. Nunca se imaginó que se vería en esta situación, a punto de darle el sí a el amor de su vida.
Zayn le había pedido matrimonio en un jardín lleno de tulipanes y margaritas, el día que sucedió eso siempre iba a estar en su memoria, porque él le cumplió el sueño de que cuando fuera el momento correcto el amor de su vida le pidiera matrimonio en un jardín lleno de flores, Joyce lo amaba con locura.
—Siempre eres hermosa pero nunca imaginé verte tan pronto y vestida así.— Su hermano Walid entró a la habitación con un traje colo gris y una corbata roja perfectamente arreglada.
—Walid... Nadie imaginaba verme así, ni siquiera yo.— Joyce se rió nerviosamente mirándose de nuevo al espejo, cómo si fuera duda aún.
—Deja de mirarte, no estás en su sueño, hermana.— Walid le sonríe y le dice con dulzura. —Sé que lo parece, pero realmente estás viviendo lo que soñabas, es tu boda de ensueño, con tu vestido deseado y con el hombre que amas.
—Suena increíble ¿Verdad?— Dice emocionada.
—Si, Joyce.— Walid suspira fuertemente. —Quiero que seas muy feliz, probablemente después de tu boda quieras ir y hacer una nueva vida a lado de Zayn, pero nunca me olvides.
—Estaría loca si lo hiciera, tu y madre fueron y son la ganas que tuve para salir adelante, no temas por eso.
—Me alegra saberlo.— Walid abraza a su hermana. —La manada que llamas amigos están afuera y desde hace horas quieren tumbar la puerta ¿Quieres que los deje pasar?
—Déjalos entrar, Walid, no seas malvado, por favor.— Joyce se ríe y su hermano asiente.
—De acuerdo, ahora entran.
Los amigos de Joyce estaban, al parecer, más emocionados que ella, trataron de ayudarla desde que comenzó a planearla, las chicas trataron de llevar todo el control para que Joyce no se estresara y como los chicos conocían todos los gustos de su amiga, ayudaron en las cosas simples, pero pesadas.
Maggie, Lesia, Marcus y Ronn se adentraron a la habitación donde se encontraba Joyce, las chicas corrieron a abrazarla y besarla en las mejillas. Los únicos que no se acercaron fueron los dos chicos.
—¿No piensas saludarla, Marcus?— Lesia lo reprende mientras le da un leve empujón por la espalda.
Marcus reaccionó y le dió un leve abrazo, que tal vez no quería hacer y Joyce se dió cuenta de eso.
—¿Estás bien, Marcus?— Joyce le pregunta y él sólo asiente. —¿Y tú, Ronn?— El moreno no responde nada.
Lesia se posicionó detrás de Joyce abrazándola por la espalda y poniendo su mano en el brazo izquierdo de Joyce, Maggie estaba desconcertada por la acción de su amigo y su novio.
—Joyce, yo sé lo emocionada que estás, y me duele decirlo, pero tengo que hacerlo...— Ronn se detiene haciendo que Joyce no entendiera nada y su mente produciera miles y miles de ideas que tal vez ni siquiera fueran al caso.
—¿De que estás hablando, Ronn?— Joyce no podía pensar con claridad.
—Joyce, yo...— Ronn estaba metido en un gran problema, en uno muy grande, no tenía idea de cómo es que tuvo que decirlo él. —Zayn no va a venir.