Daddy, Hawwy

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-…Y mi papá es el mejor porque ayuda a los demás, y por eso él es bombero. Gracias- la niña dio una pequeña reverencia y todos aplaudieron.

-Muy bien- habló el profesor- Ahora… Nathan Styles- dijo, para ver a un niño de 7 años, con las mejillas rojas, por la atención de la clase en él. Caminaba a pasos lentos, pero seguros. Era un niño muy lindo: rubio, ojitos azules, y unos labios muy rosaditos, aunque finos. De grande, sin duda, será todo un rompecorazones. Pensó y sonrió ante tal cosa. 

Desde que había empezado la preparatoria, sabía que quería ser maestro. La ampliación de los centros de educación, le daban esperanzas, pues saldría y podría conseguir empleo con, relativamente, facilidad. Cuando llegó a su último año de preparatoria, afianzó su decisión. Así que, con 18 años, se fue a la capital del país y aplicó para la mejor escuela de maestros. Fue aceptado y con la mejor calificación. Así es como Louis Tomlinson fue forjando su futuro y ahora, después de 4 años de estudios, estaba en su primer año laboral. Había sido contratado por la mejor escuela primaria de Londres.

Ahora, a unas semanas de acabar con las clases, se encontraba en una clase, llamada “La persona que más admiro” todos hablaban de superhéroes y caricaturas, sólo Angélica, la niña que había terminado de hablar, había hecho referencia a su papá. Su padre debería estar muy feliz de tener una niña muy linda y obediente.

-Mi persona que más admiro. Por Nathan Styles- la pequeña, pero gruesa, voz lo sacó de su ensoñación. El niño le dio una mirada, pidiendo permiso para continuar, y él, asintió.

-La persona que más admiro no tiene una capa o superpoderes. No es más que un simple ser humano. Pero no es uno cualquiera, él se la pasa todos los días trabajando para darme de comer. Pasó de ser un chico libre, a ser un padre. Y no, no es porque él no me haya querido. Él siempre me quiso, a pesar de no verme crecer en la pancita de mami- se aclaró la garganta- Él me quiso mucho, me compró la primera ropa, los primeros juguetes, pero no lo veía. No lo odio por eso, aunque no sé porque al principio no me quería ver. Pero ahora, luego de que Mami Dalia se fuera, él se quedó a mi cuidado, me quiere y me mima- divagó. Como todo niño pequeño- Por eso, él, es la persona que más admiro. Mi papi Hawwy.- finalizó.

La clase quedó en total silencio. Nadie aplaudió, algunos niños se aguantaban la risa, porque creían que era lo más ridículo que habían escuchado. El maestros, se quedó shockeado, nunca había escuchado a alguien hablar así de su padre. Es decir, él amaba a su padre, pero estaba seguro que, a los 7 años, él habló mal de su padre. Ya sea porque no le compró lo que quería o alguna otra estupidez. Pero lo que Nathan decía, solo mostraba admiración por aquel hombre. Salió de sus pensamientos, cuando escuchó el sollozo del pequeño y una carcajada que retumbó en todo el salón, mismo que fue secundado por un grupo de niños más.

-Alex, Daniel, Alexandra y Camila. Tienen un punto menos por burlarse. También se los notificaré a sus padres- Sentenció, pero se sintió mal al ver la carita en los niños. Pero, burlarse estaba mal. Giró la cabeza al pequeño rubio y éste seguía llorando, con la cara entre las manos. Mando a los niños al patio y se acercó al pequeño, que al parecer, no había escuchado.

-Nathan- tocó su hombro. El niño se asustó y lo volteo a ver. Sus lindos ojos, ahora estaba rojitos por haber llorado por un buen tiempo. Se agachó hasta su altura y le acarició la mejilla.

-No llores cariño. Todo lo que dijiste fue muy hermoso. Tu papi debe estar muy orgulloso de tenerte como hijo- le sonrió.

El niño se limpió las lágrimas con las mangas de su pequeño suéter azul y habló- ¿Te es orgulloso?

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