DIO x lectora

2.8K 107 46
                                    

Advertencia; el siguiente capitulo contiene escenas de +18. incluyendo, manipulación, violación, lenguaje vulgar, y violencia tanto verbal o física. Quedan advertidos, mirar este capitulo bajo su propio riesgo.

Esta es una historia de ficción cualquier hecho con la vida real, pasado, presente o futuro, es pura coincidencia.  

Apenas mis ojos podían distinguir algo entre tanta oscuridad. Con las ventanas tapeadas y esa cina azul marino levemente traslucida obstruyendo mi visión, solo podía estar alerta con mis otros sentidos. El olor de las rosas dispersadas por el lugar era abundante y un poco molesto, tanto perfume lograba marearme un poco a decir verdad, pero poco importaba ahora. Escuchaba su calmada respiración detrás de mi oreja en un momento efímero, no podía entender como se movía con tanta velocidad y precisión en un lugar tan oscuro como este, pero tal vez sea por el hecho de que no es humano que no se cansa de burlarse de mi desnuda figura. Tal vez sea por su stand.

Podía escucharlo caminar por la habitación, en algunas ocasiones claro, en otras el frio de sus manos danzantes sobre mi piel lograba sobresaltarme, ¿Cómo era posible que llegara hasta mi ubicación si se encontrara en la otra punta del cuarto haciendo un no-se-que? Por mas que tratara de zafarme del fuerte agarre de las cuerdas que sostenían mis manos sobre la cabecera de la cama, no podía hacer nada mas que escuchar la leve risa burlona del vampiro que me tenia bajo su cautiverio.

DIO, maldito bastardo asqueroso.

No fue suficiente el haber obligado a mi hermano mayor a hacer de su voluntad, no había sido suficiente para él el casi matar a la madre de Jotaro. Oh, Jotaro, mi dulce y hermoso Jotaro. Que tonta que fui al enojarme con él, era mi culpa el que uno de los lame botas de DIO me haya secuestrado, si tan solo te hubiera dicho lo que sentía, nada de esto hubiera sucedido. Tonta. Tonta. Tonta. Estúpida cobarde.

Tu nombre se resbalo de mis labios, como agua por un rio, mientras sentía como el maldito hombre de rubia cabellera besaba con fervor la parte interna de mis muslos. Dulces caricias al principio que hacían erizar mi piel ante el frio toque de ese desgraciado, un suspiro de tu nombre, Jotaro, fue lo que solté al sentirlo tan cercar de esa zona que había estado ignorando durante al menos diez minutos. Una mordida en mi muslo derecho fue suficiente como para hacerme soltar un grito por la sorpresa. Sentía como mi cálida sangre se resbalaba de mi cuerpo hasta caer en las blancas sabanas sedosas bajo mi peso.

Lo sentí sonreír contra mi muslo, contento ante la vista de su obra maestra; varios chupetones adornaban la piel lastimada de mis piernas al igual que una pintura macabra. – No quiero – Dijo con aquella voz lastimosamente sensual y calmada justo enfrente de mi entrada, antes de dar una larga lamida en mi raya. – Que vuelvas a decir su nombre. Solo grita el mío, pequeña.– Y para hacer énfasis en las dos ultimas palabras, mordió con uno de sus colmillos mi clítoris, haciéndome doblar mi espalda ante la ruda sensación. Lo escuche tararear por lo bajo mientras volvía a besar con pación los pliegues de mi mojada vagina.

Pasa aquella helada lengua de manera superficial, ignorando en todo momento mi interior o aquel pequeño botón rosado que me hacia saltar al solo sentir su helada respiración cerca. Podía sentir su sonrisa burlona contra mi al escuchar mi gimoteo por la desesperación. Esto se estaba volviendo demasiado como para poder soportarlo, ya no me importaba mi labio roto por culpa de mi terquedad al tratar de retener los sonidos que se escapaban de mis labios. Parecía esmerarse al tratar de romper mi fuerza de voluntad, cosa que logro de manera lamentable en cuanto abandono el espacio entre mis piernas.

– Eso se ve doloroso. – Exclamo mientras pasaba dos de sus dedos de manera superficial por mi coño goteando, clavando un poco de sus afiladas uñas en aquella zona tan sensible, sacándome algunas lagrimas mezcladas entre el dolor y el placer. El tarareo nuevamente divertido mientras caminaba silenciosamente a algún lugar del cuarto. De pronto, pude sentir su fría respiración en mi oreja. Su húmeda lengua lamia con un cuidad casi religioso aquella parte tan sensible de mi cuerpo, mordiéndola con suavidad logrando sacarme mas de un suspiro de necesidad. Comenzó a bajar sus labios hasta mi cuello, mordiéndolo con suavidad mientras comenzaba un sendero de besos el cual completo con una larga lamida hasta mi hombro, finalizando con una mordida lo suficientemente fuerte como para romper la piel debajo de ella, chupando y succionando con un ruido obsceno la sangre que corría por mis venas. – Que niña tan dulce y bien portada. – Ronroneo de manera burlona en mi oreja con un susurro. Sus manos recorrían arriba y abajo por un camino imaginario, delineando mi cálido cuerpo con sus frías manos. – Canta, canta para mi pequeño pajarito. Se que tu lo sabes. Se que sabes lo que quiero. – Sus uñas rasgaban los costados de mi cuerpo logrando erizar mi piel a cada paso que el daba. Me sentía nauseabunda al estar disfrutando de manera tan pecaminosa su tacto, a la vez que lo repudiaba también anhelaba mas de el.

Mi Stand no serbia para pelear, solo era una enorme enciclopedia que podía saber todo de una persona con tan solo verlo. Quedaba registrado en mi stand con forma de libro, solo siendo capaz de saber que es lo que dice si es que lo abría y lo leía, cosa que no pude hacer con este maldito vampiro.

JJBA one-shortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora