El crujido de la madera era una de la épocas cosas que se podía escuchar en la noche.
Las cortinas revolotean movidas por el viento de una ventana abierta en la oscuridad.Era una tranquila noche de verano en Nápoles, el ruido de una ciudad moviéndose a pocas cuadras llamaría la atención de cualquiera.
De pronto, un leve lloriqueos se escuchó a mis espaldas.Me gire, tratando de no hacer demasiado ruido o despertar al perfecto hombre a mis espaldas, pero su fuerte agarré por mi cintura no se aflojaba.
Podía escucharlo con perfección, sentir las cálidas lágrimas correr por mi nuca. Giorno estaba teniendo una pesadilla.
- Hey, Jefe. Despierte. - Dije moviendo con delicadeza su brazo. Sabía muy bien que le encantaba que le llamará así. Me di vuelta cuando su abrazo se alojó un poco.
Sus ojos se abrieron con dificultad, mostrando aquel brillo húmedo en esos deslumbrantes ojos aguamarina. Tomo mi rostro entre sus manos, besando con dulzura mi frente mientras trataba de relajar su respiración.
- Lamento haberte despertado bella. - Susurró en mi oído mientras se limpiaba lo que quedaban de lágrimas.
Me acomode un poco mejor, dejando mi cuerpo a un costado suyo mientras jugaba con esos hermosos y desordenados rizos dorados.
- ¿Qué pasó? - Pregunté alzando una ceja mientras corría un mechón de su rostro. Tomo mi mano para besarla con ternura para luego pasarla por su mejilla con una pequeña caricia.
- Bella, hablar de nuestras pesadillas sólo las hace realidad. - Respondió mientras sonreía, mostrando aquellos blancos y perfectos dientes.
Solté una leve risita mientras me sentaba en la cama, el por su parte alzó una ceja mientras reía por lo bajo al verme sobre el.
- Ahora, crees en esas cosas como Mista. -
- Puede ser, trabaje mucho a su lado, está empezando a influir en mi. - Dijo divertido.
De pronto, su rostro se contrajo en una pequeña mueca mientras me observaba completamente.
Paso con cuidado sus manos por mi cuerpo, tanteando algunas marcas en mi cuerpo.
Cicatrices, golpes, algo que tardó en sanar incluso con su poder. Parecía pensativo mientras tanteaba cada una con su ceño completamente fruncido. Y ahí lo entendí, entendí bien lo que había soñado.- Giorno. - Dije por lo bajo llamando su atención, más sin previo aviso me abrazo con fuerza.
Parecía temblar mientras más me estrechaba contra él, sumergiendo su rostro en mi cuello, tratando de calmar sus ansias.
Lo abrace de vuelta, pasando mis manos por su espalda desnuda, tanteando cada centímetro de aquella suave y perfecta piel.- No quiero perderte, _____. Enloquecería si eso pasara. - Finalmente confesó, besando mi cuello, bajando cada vez más hasta mis clavículas queriendo comprobar que realmente estoy aquí, sobre él, co el. - No quiero perder a nadie mas. - Terminó juntando nuestras frentes.
Giorno no es tipo de hombre que se pondría a llorar en frente de otros, ver su rostro rojizo, con frías lágrimas saliendo por sus mejillas era un privilegio y a la vez un castigo.
Por una parte sabía que me tenía suficiente confianza como para llorar delante de mi, pero verlo así, tembloroso, temeroso por mi seguridad realmente me parte el alma.- Estoy aquí. - Dije con una pequeña sonrisa mientras llevaba su mano a mi pecho, permitiéndole escuchar mi corazón. Palpitante y un poco acelerado chocaba contra mi pecho, Giorno cerró sus ojos para poder sentirlo mejor, escucharlo parecía arrullarlo. Calmar aquel miedo latente que aún lo carcomia. - Estoy aquí. - Dije acariciando con suavidad su rostro, besando con delicadeza sus labios mientras el se tiraba para atrás profundizando un poco más aquella muestrade cariño.
No fue tan mala la noche.
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JJBA one-short
De TodoHeya!!! ¿Cómo están? Bueno, como dice el título, aquí me pueden pedir cualquier cosa que su hermoso corazón y sexy mente desee.