c a p í t u l o 4 1

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—Buenas noches mi vida —Matthew me abrazó y yo puse mis piernas alrededor de su cintura.

—No quiero que te vayas —Le dije.

—Entonces me quedo —Me bajé y sonreí. Me dirigí hacia mi cuarto.

—Bien, iré a acomodar la cama y luego tú... —Me dí la vuelta y Matthew se había ido — ¡Demonios Lee!  —Grité.

—Te amo  —Se escuchó.

—A ver ¿Qué paso aquí Candy? Tengo sueño, ya escuchaste decir al conductor de las noticias que tenemos una sesión de fotos, y tú aquí como si nada. ¡Ahora mismo te vas para tu habitación! — ¿Qué? ¿Estará bien Nash?

—Pero...—Él me empezó a empujar hacia mi cuarto.

—Nada de pero, ni qué peros. A tu cuarto ahora mismo jovencita. —Me dejó en mi cuarto —Buenas noches.

Mamá me preguntó una vez si estaba segura en irme a vivir con Nash. Le dije que sí por el simple hecho de que... no lo sé, solo le dije que sí.

Me puse mi pijama y me acosté en mi cama. Pero esperen, ¿Por qué siento algo debajo mío?

—Discúlpame pero alguien trata de dormir aquí —Salté de la cama.

 — ¡SHAWN! ¡Es mi cama! —Él alzó los hombros.

— ¿Y? Es muy cómoda. —Le saqué mis sábanas y mi almohadón —Sigue siendo cómoda.

Salí de la habitación y fui de puntitas de pie, para no volverme a encontrar con Nash el guardia halcón de noche, llegué al living y me dejé caer en el sillón. Pero paso lo mismo que en mi cama.

— ¿Quién está debajo? —Dije.

—Yo.

— ¿Yo quién? —Pregunté.

—Yo soy tu padre...—Me paré. Era Jack J.

Me fui para el cuarto de visitas, pero estaba Jack G. No pensaba dormir con Nash, duerme terriblemente mal. Salí al balcón y tire mis sábanas, mi almohadón y buenas noches.

(*****)

Me desperté y seguía en el balcón, me estiré y decidí de una buena vez entrar.

—Buenos días —Me saludaron todos, sonreí sarcásticamente y me fui a mi cuarto.

—No hay tiempo para dormir —Nash me volvió a empujar como anoche, pero al baño —Se nos hará tarde para el vuelo —Prendió la ducha y me dejó dentro de ella —Te apuras.

—Gracias. —Dije eso, todavía tenía mi almohadón y mis sábanas. Alcé los hombros y me acomodé en la bañera.

— ¡Dije que no era momento para dormir Grier! —Volvió a entrar Nash, me moví por toda la bañera.

— ¡Ahora mismo sales del baño! —Le grité — ¡Te dije que no me molestes cuando duermo!

—Cierto.

Nash se fue y le hice caso. Fui a mi cuarto y me empecé a cambiar. Unos jeans, una remera blanca larga, mis converse y un abrigo.

—Ya estoy lista —Dije saliendo.

— ¿Lista? ¿No llevaras algún bolsito con tu dinero, celular, llave o toallitas higiénicas? —Dijo Nash.

—Tengo mi celular y mis llaves aquí guardadas más mis documentos y dinero —Toqué el bolsillo de mi abrigo.

Una GrierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora