[Narra Gulf]
¿Qué demonios?
Mi mente entró en un extraño estado de shock, lo que provoca que mis piernas se mantengan completamente paralizadas.
La suave mano de Mew, que sigue sobre mi mejilla, emite un calor que hace que mi piel, normalmente pálida y fría, se sienta caliente de repente.
Sentí mis orejas calentarse también. Mew debería dejar de mirarme así, porque la forma en la que sus ojos brillan y la cercanía de su cuerpo me hacían sentir tímido.
Rompí el contacto visual y lo empujé por los hombros, haciéndolo retroceder sólo un poco, pero fue suficiente para alejar su mano de mi rostro.
Observé su rostro por algunos segundos, pensé que estaría indignado o algo así, pero tenía una expresión que no lograba descifrar.
Este chico provoca que me sienta algo confundido.
No comprendo sus acciones y menos lo que pretende al hacerlas.- ¿Qué estás haciendo? - Le pregunté sin rodeos.
Suspiró mientras volvía a colocar las manos dentro de sus bolsillos.
- ¿A que te refieres? - Su rostro estaba neutro ahora, no reflejaba ninguna emoción.
- Me refiero a la estupidez que acabas de decir. - Escupí, irritado por su extraña actitud.
- ¿No lo entiendes? - Me observó completamente serio. - Acabo de confesarte que me gustas.
Mis ojos se ampliaron con confusión. Mi rostro debía lucir extraño ahora, porque vi una pequeñísima sonrisa formarse en sus labios, mientras movía su cabeza hacia un lado, su expresión era parecida a la de un niño cuando no comprendía algo.
Reaccioné y retrocedí dos pasos.
- ¿Confesar? - Mi mente no lograba procesar la información. - ¿Es una broma?
- ¿Eso crees? ¿Que estoy bromeando contigo?
- Si. Pero la verdad no me hace ni un poco de gracia.
- No intento hacerte reír ahora, cuando.... - Avanzó algunos pasos, quedando a una distancia que me hacía sentir algo incómodo. - ... estoy diciéndote algo tan importante. - Lo último lo dijo con un tono muy bajo, supongo que intentaba sonar coqueto o dulce, pero claramente no funcionó.
Lo miré expectante. Esperando que dijera que estaba burlándose de mí. Pero el sólo siguió observándome, sin intenciones de volver a hablar.
- En verdad eres un imbécil. - No quería seguir escuchandolo.
- ¿Por confesarme?
- Por creer que soy tan ingenuo para creerte. - Lo admito, era un poco tonto algunas veces, pero jamás caería en una mentira tan absurda. - Si no te caigo bien podrías sólo ignorarme, pero venir y decirme esta estupidez... - De repente me siento enojado, no sé bien la razón, sólo sé que tengo demasiadas ganas de insultar al hombre que está frente a mí. - Me estás subestimado.
- No pretendo eso.
Ver su rostro tan pacífico, como si nada pudiese alterarlo, sólo provoca que me sienta más enojado.
- Me importa una mierda lo que pretendas, sólo hazme un favor y aléjate de mí. - No podía soportarlo más, así que me di la vuelta y me aleje.
Podía sentir su mirada sobre mi espalda, pero sabía que no me seguiría.
[...]
Cuando llegué a mi habitación me puse a analiza lo que acababa de suceder. Pensé en contárselo a Ai'Mild, pero la verdad es que no sabía cómo decírselo, y ni siquiera lograba comprender la situación yo mismo.