Capitulo final

2.2K 252 50
                                    

Desde esa noche busqué la forma de cambiar todo, pero no pude… nunca se pudo destronar al destino, amo y señor de todo. Yo solo fui un juguete en sus manos.

Terminamos de bailar el último tema de la noche, la suelto de la cintura y nos encaminamos a despedirnos de nuestros amigos. Abrazo a Johann con total conmoción, no me cabe en la cabeza que ese sea nuestro último abrazo; él sonríe inocente y me dice al oído que no porque ahora esté casado dejará de salir a competir –como siempre- conmigo, yo acaricio su mejilla sonriendo con dolor ¡La puta que lo extrañaré! Luego voy donde Paula y la felicito, le digo que no hay nadie mejor que Johann para cuidarla y hacerla feliz, le repito que los quiero y le pido que nunca lo olvide, ella también está emocionada. Por último pido que cuiden de Calle, ellos se miran confundidos, les digo que tengo que hacer un viaje pero que se despreocupen… siempre estaré ahí, cuando me necesiten. Mi amor llega a nuestro lado –después de estar hablando con Laura- y pregunta sobre que hablamos, le digo que solo estoy deseando suerte a los recién casados y que es hora de irnos.

Mientras despide a los novios yo me acercó a Mario y Laura, los abrazo con la misma emoción y les hago la misma petición. Ambos sonríen y prometen cuidarla, pero Laura Villa me mira de una forma distinta… se lanza a mi cuello y se larga a llorar, entre Mario y Calle la tienen que despegar, no sabe nada, pero algo intuye, al igual que mi novia; ambas tienen ese “no sé qué” que les permite conocerme mejor que yo misma.

Cuando logramos despedirnos de todos subimos al auto, silentes, ella no deja de mirarme, inquieta.

-No olvides escuchar tu canción cuando yo no esté…

-¿Qué pasa, mi amor?

Solo cuatro palabras y me derrumbo como una estúpida torre de papel. Ella me abraza e intenta contener todo mi dolor. Le pido perdón… una y mil veces, pero sé que no será suficiente.

-Jamás te dejaré ¿ok?

-¿Por qué me dices esto? ¿Dices que no me dejaras nunca, pero debo escuchar esa canción cuando no estés? ¿Qué pasa, amor? Me estas asustando- me limpió la cara con desesperación, sé que queda muy poco. Casi nada.

El miedo se apodera de cada célula de mi cuerpo. Por más que reviví este momento mil veces en mi cabeza, no paro de temblar presa del terror que me produce tener que dejarla.

-Solo escuchala ¿ok?- ella asiente asustada- Eres lo más hermoso que me pasó en la vida… gracias por todo, porque junto a ti mi mundo se iluminó, mi alma entera… oh Dios, no sabes cuánto significado le diste a mi existencia, amor…-Ella sabe que algo malo va a ocurrir, pero yo solo quiero alcanzar a decirle todo lo que me falta decir- Te amo, por favor no lo olvide nunca.

-Y yo a ti…

Justo en ese instante el mismo frenazo que oí a los seis años estalla a lo lejos, el mismo asqueroso olor a neumático quemado, el mismo grito de una mujer desesperada, el mismo golpe seco… otra víctima instantánea y una nueva mujer agonizante.

Alcancé a cubrirla con mi cuerpo… alcancé a recibir el mayor impacto del choque que nos proporcionó ese maldito alcohólico, quién volvía de una joda con sus amigos. Alcancé a cubrir a Daniela… alcancé a cumplir mi misión.

Porque el destino es una mierda, pero muchas veces nos da segundas oportunidades. Yo era una niña que debía morir a los seis años junto a sus padres, pero “el que tiene la verdad” se apiadó de mí y permitió que viviera para conocer el amor.

Finalmente lo único que tuve siempre entre mis manos fue tiempo, tiempo para pensar, para vivir y disfrutar una segunda oportunidad inesperada. Y por eso escribí esa canción para ella, porque en cada cosa que haga sé que me recordará, porque lo prometió y confío en ella, siempre lo hice.

Quiero que cada vez que ponga “play” a la radio sepa que yo tampoco la olvidaré nunca… aunque ahora el vacío y el silencio me rodeen…

~……………..~

Desperté asustada, con su intensa mirada verde grabada en mis parpados, la boca seca y una horrible sensación de vacío. Me dolía todo el cuerpo y el corazón, sus últimas palabras no dejaban de repetirse una y otra vez en mi cabeza, la imagen del automóvil viniendo sobre nosotras y mi adorada alma gemela protegiéndome del impacto, no me dejaba en paz.

Ella sabía, yo sabía… todos lo sabíamos; Poche era distinta al resto, había algo en su existencia que siempre la diferenció del mundo común. Pero jamás imaginé que pudiese adivinar lo que sucedería… que pudiese ver el futuro, aunque después de estar tantos días hospitalizada sin nada más que hacer que recordarla a cada instante, fui descubriendo muchas actitudes suyas que lo dejaban en evidencia, pero que no reconocí a tiempo.

Estuve casi tres semanas intentando mejorarme para salir de ese maldito hospital, jamás en la vida pensé poder sufrir de esa manera… poder llorar tanto. Llegó un momento en que las lágrimas caían solas por mis mejillas, mientras miraba el cielo por la ventana, pensando en donde estaría mi amada Maria Jose. ¿Cómo alguien puede seguir viviendo cuando pierde su otra mitad, cuando le desgarran el alma?

Lo único que pedía y repetía a cada una de mis visitas era que me trajeran el pendrive del auto, no tenía idea en qué condiciones quedó luego del choque, pero la única cosa que me mantenía con vida era la esperanza de que esa canción tuviese algún indicio de que mi Poche podía volver.

Tiempo (Cache)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora