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Advertencias: relación chicoxchico, cosas raras, palabras altisonantes, un poco de todo.

Taehyung sabía que su mamá –madrastra– no le quería.

¿Cómo iba a quererle, después de todo, cuando él era hijo de una amante que tuvo su esposo?

Tal vez no quererle era una frase demasiado rebuscada para entender lo que sentía la señora Kim por él. Taehyung  tal vez lo definiría más como... indiferencia. Sí, indiferencia, aunque eso no le hacía sentir mejor.

Nunca le había hecho sentir mejor, no cuando observaba a Ji Eun siendo mimada y amada por sus padres. Porque él era una vergüenza para la familia. Porque su padre sólo se lo llevó con él por el temor de que todo el mundo supiera que el señor Kim tenía un hijo ilegítimo.

Al inicio Taehyung no lo entendía, no demasiado bien, pero se sentía triste cuando solía buscar a Kim Somin para que le abrazara como hacía con su hija pero sólo obtenía manos tensas alejándolo y una voz suave pidiéndole que no lo hiciera otra vez. Cuando se caía y mamá no iba a buscarlo para ver si estaba bien. Cuando lloraba y no le preguntaba qué le ocurría.

Sólo cuando cumplió los diez años y se lo explicaron lo entendió un poco, y de forma inevitable, se alejó de Ji Eun, porque no soportaba ver cómo ella era querida y él... y él era una paria dentro de su propia familia.

Por eso, tener la repentina atención de su mamá sobre él era algo a lo que no sabía reaccionar. Menos aun cuando era para llamar su atención.

—Taehyung, por favor... —decía Somin con expresión cansada—, ¿quieres dejar de salir con chicos? ¿Quieres que te prestemos más atención con tu padre?

Apretó sus labios, sentado en el sofá y mirando el suelo, con algo de dolor de cabeza porque había llegado en la madrugada luego de la fiesta de Jin y sólo había dormido unas horas pues tenía la cabeza llena de cosas.

Primero por las manos de Jin abrazándolo y sosteniéndolo.

Después por la imagen de Jimin besando la mejilla de Hoseok en medio de la fiesta y Hoseok le daba un golpe en el costado aunque sus ojos brillaban.

Y por último, cuando había salido a buscar a Yoongi, se lo encontró abrazando a Jungkook.

A Jungkook. El novio de Ji Eun, su hermana.

Y cuando por fin logró dormir, lo habían despertado para conversar sobre ese tema.

Se removió en su lugar, incómodo.

—Lamento ser una decepción, mamá —contestó bajando la vista.

La mujer mayor volvió a suspirar, agotada por la situación.

—¿Por qué no puedes ser más como tu hermana? —preguntó Somin poniéndose de pie—. Sólo nos haces pasar vergüenza, Taeyung —se encogió—. Ve a tu cuarto, no quiero verte por ahora.

Obedeció con rapidez, queriendo estar sólo para poder liberar todo el aire que estaba conteniendo, su garganta apretada, sus ojos ardiendo.

Se dijo que no debía llorar por eso, que ya era costumbre que mamá le hiciera sentir así, pero eso no hacía las cosas más fáciles. No hacía que las sensaciones malas no estuvieran ahí.

Echó su cuerpo sobre la cama, ocultando su rostro contra la almohada un momento, y miró segundos después la hora.

Tenía tres mensajes.

Muñequito de Porcelana [KookGi]Where stories live. Discover now