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Domingo, 7:30 a.m.

Como siempre salí a correr por el vecindario para mantener en forma mi cuerpo, era parte de la rutina. En el reproductor de música sonaba "2 Reasons" de Trey Songz, canción que me motivaba para seguir corriendo.

Después de 20 minutos de ejercicio, llegué a la puerta principal de mi casa. Recuperé el ritmo de la respiración y bebí el ultimo sorbo de agua de mi botella. Abrí la puerta y mi madre me estaba esperando con un hermoso vestido color coral en la mesa.

-¿Qué...qué es esto mamá?.-pregunté sin quitar la vista en el vestido cubierto por un delicado plástico transparente.

-Hoy conocerás a alguien del concurso, es muy importante que causes una buena impresión.

-¿Crees que sea necesario estar tan arreglada?.-no estaba muy convencida de ésto.-Quizás algún atuendo de mi estilo refleje mejor quien soy...no digo que no me guste pero...

Mi madre se levantó de la silla y se acercó a mi, posó una mano sobre mi hombro y miró directamente hacia mis ojos.

-Eres una bella chica, Sara. Lo que hay dentro de tu cabeza.-acarició mi cabello.-no importa. Lo que usas es lo que importa.-agregó una sonrisa.

Frunci el ceño sin mirarla. Pensé por un minuto lo que dijo, fue un comentario raro, no sabia como tomarlo. Simplemente sin decir mas, tomé el vestido y fui a mi habitación.

Me desvesti y probé el vestido. No estaba mal, de hecho me quedaba muy bien pero aun así el comentario de mi mama no dejaba de resonar en mi cabeza. Busqué en mi pequeña cajita de metal un collar dorado y un brazalete haciendo juego. Después cogi mis tacones blancos y ondule mi cabello.

Bajé las escaleras y observé como mi madre me miraba muy entusiasmada.

-Estas hermosa, hija.-comentó con una amplia sonrisa.-Sabía que te quedaría bien.

-Gracias..¿a donde vamos ahora?.-pregunté sin ánimos.

-Iremos al lugar donde organizarán el concurso de este mes, tendrás la magnífica oportunidad de mirar las coronas.-guiñó un ojo.

Abrí mis ojos como platos, siempre quise ver las coronas, definitivamente sería un honor.

Asentí emocionada y salimos de casa. Subimos al auto y, como siempre, mi madre seguía hablando del concurso.

-Mamá....ya se que amas los concursos y quieres que me vaya bien, ¿Pero es necesario tomar revancha de algo del pasado?

Agachó la cabeza y suspiró.-Hija, quiero limpiar mi nombre y yo ya estoy vieja para éstas cosas. Si pudiera, concursaría yo pero no puedo.

Sobe su espalda y ella se encontraba algo triste. Llegamos hasta el gran teatro donde mañana se elegiría a Miss Texas. Era un día importante para mi madre, Lindsay y yo eran la gran atracción. Aquí en Texas es donde comenzó esa rivalidad.

Aparcó el auto en el estacionamiento y bajamos. En la gran entrada se encontraba un señor de entre 50 y 60 años. Mi madre se acercó a mi oído y susurró su nombre "William Roberts".

Nos acercamos a él y saludó a mi madre con dos besos, uno en cada mejilla, muy europeo.

-¡Cuanto tiempo sin verte, cariño!.-exclamó con alegría.

-Lo mismo digo, William. Ella es Sara.-dijo señalandome.-Seguro la conoces.

Se acercó a mi y también me saludó con dos besos.-He leído sobre ti en diarios y en algunos portales de Internet.

-Que bueno que mi nombre suene conocido.-los tres reímos.

-Bueno...¿Entramos?

-Claro, William.-respondió mi madre.

Nos abrió la gran puerta de vidrio y entramos. Era un salón enorme de una decoración muy delicada con pequeños detalles en dorado, cortinas de terciopelo rojas y grandes candelabros.

A mi izquierda se encontraban unos sillones rojos y dorados con una mesa de café del mismo color.-Tomen asiento, bellezas.

Me ubiqué en un sillón individual y ellos se sentaron en el grande. Una señora de 50 años se acercó con una bandeja con tres tazas con café. La dejó en la mesita y William le agradeció. Nos indicó que cogamos una cada una y así lo hicimos.

Hablamos un rato sobre el concurso, los viejos tiempos de mi madre y como ellos se conocieron, estábamos pasando un lindo rato. Escuchó la puerta de entrada abrirse y no tenia ganas de voltear a ver. William se levantó y mi madre también.

-Jason, querido, tanto tiempo.-exclamó mi madre.

¿Jason? ¿Quien es Jason?

-Qué bella estás, Elizabeth.-contestó la voz misteriosa.

Voltee a ver y quede impresionada. Era un chico alto, su cabello era corto y de color rubio. Tenia unos lindos ojos azules y unas facciones muy varoniles.

Se acercó hacia nosotros y primero saludo a su padre, luego a mi madre y finalmente a mi. Posó una mano en mi cintura y me estremecí al sentir su tacto. También me saludo con dos besos.

No debía sentir eso ya que tengo novio y no es correcto.

-El es mi hijo, Jason.-presentó William.

-Un gusto en conocerte...

-Sara, me llamo Sara.-sonreí.

-Oh si, ya te recuerdo. ¿Tú eres quien ganó Miss Rhode Island en 2012, no?

Asentí y él también lo hizo. Seguimos hablando por un rato pero yo no hablaba demasiado. Luego William terminó repentinamente la conversación para hacer lo debido: ver las coronas.

-Siganme, vayamos al salón.

Caminamos hasta un enorme salón, muy parecido al anterior. Abrió la puerta y divisé muchos vestidos elegantes, zapatos y fundamentalmente las coronas.

Me acerqué hasta un cojin rojo detrás de una vidriera y allí estaban. Había grandes y pequeñas, con y sin piedras, todas mes gustaban.

Las miré con mucho anhelo y escuché que mi madre le comentó a William "Yo se que mi Sara ganará este concurso, lo presiento. Se que recuperaré mi honor"

Deje de mirar a las coronas con entusiasmo pero aun así no deje de mirarlas.

¿Qué pasará si no gano? Tengo mucha fe en mi pero no se que pasará mañana. Lindsay me ganó dos veces porque su madre soborno a los jueces, esa es mi mayor preocupación. Tendré que hablar con William....alguien tiene que ayudarme a no defraudar a mi mamá porque se lo que me espera.

Pretty HurtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora