Marinette da un paso hacia atrás, la blanca piel de la chica se cubre de una delgada capa de sudor frío. Su boca se reseca y sus dedos tiemblan. Ella está aterrada. Logra divisar una sombra delgada con el rabillo del ojo, y un escalofrío recorre su...
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Marinette.
El día después de mi conversación con Luka, me tocaba ir a revisión con mis nuevos doctores. Una parte de mí, tenía miedo y nerviosismo, los hospitales no son lo mío, he estado tanto tiempo en ellos, que el simple hecho de pensar que estaré hospitalizada una vez más me da escalofríos. Y la otra mitad estaba resignada ante cualquier resultado que den los exámenes. Pero luego del chequeo todo se calmó.
Obviamente al ser mi primera revisión no podrían sacar conclusiones, aún. Lo bueno es que logré conocer al lugar y a los docentes un poco más, eran personas amables, no todos los especialistas con los que he tratado son así y por lo visto, sabían cuál era su trabajo.
Sin embargo, no entendía por qué seguía buscando una cura a mi enfermedad. Desde hace tiempo de mis esperanzas se han apagado poco a poco y después de la conversación de ayer… Mi cabeza no paraba de repetir una y otra vez, que, de todas maneras, terminaría dejando este mundo.
Al llegar a casa, me dirigí a mi habitación. Me encontraba agotada mentalmente, solo quería descansar. Abrí la puerta encontrándome con el peliazul "sentado" en la ventana. Seré honesta, me asusté por unos segundos. Aún no me acostumbro a su presencia.
Él me noto casi al instante –¿Qué tal te fue, Marinette? –Preguntó luego de dirigir su mirada hacia mí junto con una sonrisa en sus labios azules. Yo me dirigí a mí cama, tirándome boca arriba sobre esta, mirando el techo con una mueca de tristeza en mi rostro.
–No sé por qué rayos sigo tratando de buscar una solución, después de todo igual terminare muriendo...
El chico me miró comprensivo –No digas eso. –Dijo volando. Él se sentó a mí lado –Estoy seguro de que vivirás.
–Me preguntó cuánto tiempo me quedará... Para así vivir cada día de mi vida. –Pregunte sin desviar la mirada del techo y su pintura decadente.
–Al menos vives, mírame a mí, soy un fantasma. –Dijo para luego reír.
Esa declaración hizo un “click" en mi cabeza –Tú... ¿Como fue que moriste? –Pregunté sentándome para observar al contrario con duda, este al escuchar mi pregunta suspiro mirando el piso.
–Sinceramente... No tengo idea, no recuerdo casi nada de cuando estaba vivo, solo de Juleka, Rose y mi madre.
–¿No te interesaría saber de tu pasado? –Cuestioné, en ese momento, vi como Luka traía "levitando" una ¿antigua? hoja de papel –¿Qué es eso?
–Es la única foto que tengo de Rose y Juleka, es de cuando íbamos en la escuela, el día de clases. –Dijo apenado. Observe en su rostro la melancólico y nostalgia –¿Puedo? –Dije en tono bajo y gentil. Él me miró directamente, y contemple, en toda su gloria lo importante que era esa fotografía para él, solo con mirar sus decaídos ojos preocupados. Luka lo pensó, y aún con dudas, asintió lento en confirmación a mi pregunta.
