Capítulo V.

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Orlando,

Sábado, mayo 4 del 2019.

10:00pm

Juan Pablo Villamil

La gira por Estados Unidos venía de maravilla; después de 14 maravillosos conciertos, nos encontrábamos a tan sólo uno de terminarla. Girar en este país era una ilusión que teníamos desde que iniciamos con Morat. Nunca en la vida imaginarías que algo así te pudiera pasar, pero ese era el resultado del trabajo duro y la dedicación.

Era sábado por la noche y Martín había propuesto salir un rato, parchar en algún bar y tomar unas cuantas cervezas ya que la gira estaba por terminar; sería más bien un plan tranquilo, nada de fiestas ya que eso podría afectar en gran cantidad nuestro desempeño en el concierto de mañana. Después de la tercera ronda, era mi turno de pedir la última. Ya se había convertido en una costumbre que solamente bebiéramos cuatro rondas de cervezas, y luego simplemente volver al hotel o al tour bus para descansar. Me dirigí a la barra para ordenar y llevar las cervezas a mis amigos, pero justo cuando estaba por llegar alguien chocó conmigo. Me di cuenta que perdió el equilibrio así que rápidamente la sostuve por el brazo.

- Uh, lo siento, no te vi. - pude escuchar que decía torpemente mientras recobrara la postura. La verdad es que hasta pude sentir el olor a alcohol que provenía de ella. Tal vez había estado bebiendo por un buen rato ya.

- No se preocupe, ¿se encuentra bien? - preguntaba no porque creyera que la había lastimado al chocarme con ella, sino porque no se veía en un estado muy favorable.

- Ehh sí, sólo fue un tropezón. Ya me iba igual. Con permiso. - soltó su agarre de mi mano y se dispuso a caminar a través de la gente para salir del bar. No pude evitar observar cómo se tambaleaba mientras se dirigía hacia la salida.

Decidí ir tras ella para verificar que estuviera segura, o por lo menos ver si venía acompañada. No sé por qué, tal vez era el estado de ebriedad en el que se encontraba, que provocaba que algo en mi interior me obligase a seguirla. Cuando llegué a la puerta de entrada del bar, pude observar cómo esta chica seguía caminando, o al menos hacía el intento. No tenía rumbo fijo, y no veía a nadie que se hubiese acercado a ella. ¿Vendría sola? ¡Imposible! Probablemente se dirigía al encuentro con sus amigos, ¿verdad? No podía permitirme abandonarla, no en aquel estado de embriaguez.

Seguí sus pasos hasta lo que parecía ser un jardín, estaba bastante oscuro y me impresionaba que no hubiese una buena iluminación. Atravesé una pequeña fuente y ahí la vi, sentada en un banco de madera; tenía sus piernas recogidas, y sus brazos sobre sus rodillas para poder recostar su cabeza; lucía como si estuviera a punto de soltarse a llorar.

- Ya sé que me estás siguiendo. Eres cero disimulado. - sentenció mientras levantaba su rostro y miraba en mi dirección. - Hasta das un poco de miedo.

- No, no, no señorita. - dije rápidamente mientras movía mis manos indicando que ese no era el caso. - sólo me cercioraba de que se encontrara bien. Verá, creo que su nivel de alcohol está muy elevado en estos momentos y no me parece una buena idea que esté sola y sin rumbo por ahí. Puedo ayudarla a tomar un taxi o un Uber, o si quiere la puedo llevar con algún guardia de seguridad. - expliqué más calmadamente.

- Awww gracias. - sonrió falsamente. - Pero me parece que nadie te pidió una opinión. Así que ya te puedes ir. - ordenó mientras se despedía con su mano. Quedé perplejo, no sabía que responderle. Eso era lo que me ganaba por estar husmeando donde no me habían llamado.

- Qué grosera. Tiene razón, no sé ni por qué vine hasta aquí si veo que ya lo tiene todo resuelto. - respondí sarcásticamente. Sabía que no debía seguirle el juego, al final era una ebria más; pero debo admitir que me ofendió un poco su comentario. Giré por completo y me dispuse a volver al bar, pero en ese momento escuché su voz, sólo que esta vez sonaba diferente.

Cosas del Azar (Juan Pablo Villamil y Tú)Where stories live. Discover now