silent screams (Zayn Malik)

seis

Hubo un silencio entre ellos. Zayn estaba sonrojado. Hasta que Zayn rompió el silencio.

— ¿En... en serio estás bien? —preguntó Zayn.

— Si, estoy bien Zayn —respondió— Solo me duele...

— ¿Por qué no vamos a hacer algo? ¿Para distraernos y divertirnos un poco? —preguntó Zayn. Le mostró una sonrisa.

— Bueno, me gustaría —respondió ella.

— ¿Quisieras ir a beber algún refresco? —preguntó Zayn.

— Bueno. Pero menos alcohol —dijo ella.

— Alcohol, claro que no —dijo Zayn riendo— Digo una bebida. ¿Quieres?

— Si, eso sí —rió ella.

Ya se encontraban bebiendo una bebida ambos. Estaban sentados, al parecer muy a gusto y muy felices. Entre risas y comentarios.

— ¿Y tu padre como se llama? —preguntó Zayn.

— No me gusta hablar de el... —respondió ella— Pero como tu lo preguntas... Se llama Dave.

— Tenía un amigo que se llamaba así —sonrió.

— ¿Si? Yo tenía un primo llamado Dave —rió.

— Oye... —dijo Zayn. Dejó de sonreír. 

— ¿Qué sucede? —preguntó ella.

— Debes seguir mi consejo... —dijo Zayn— Por favor Margaret...

— Zayn ya no quiero seguir hablando de eso... —respondió ella— No me gusta hablar sobre eso.

— Margaret debes dejar de hacer eso. Te estas haciendo daño, sonríe. Debes estar feliz, sonríe eres hermosa —Al decir eso ella se sonrojó— No dejes de sonreír nunca. ¿Para que llorar? Tu puedes, yo lo se...

— Zayn... eres tan tierno que me dejas sin palabras... —respondió ella al comentario de su amigo.

— No lo hagas. Te haces daño, no deberías por que de hacerlo —dijo él—Sigue y toma mi consejo. No es tarde... Estás a tiempo.

— Gracias por tu consejo... —respondió ella— Gracias.

Hubo otro silencio en el cual ellos se quedaron mirándose fijamente. Ella estaba nerviosa.  Y él estaba sonriente. Cada vez se acercaban, sus labios cada vez más juntos. Hasta alguien tenía que interrumpir el momento.

— Lo siento por interrumpir jóvenes —dijo la señora— Aquí está la cuenta —dijo dejando el papel con la cuenta.

— No... no importa —respondió Zayn sonrojado. Metió la mano a su bolsillo y sacó el dinero. Lo dejó sobre la mesa— Ahí tiene, se paga.

— Zayn... no te molestes —dijo Margaret a Zayn— Yo pago, no te molestes tanto —estaba tan sonrojada que parecía un tomate.

— No, yo pago —dijo él.

La señora se retiró con el dinero y ellos se quedaron en silencio, los dos sonrojados. Casi, pero casi. Los dos se miraron fijamente de nuevo y se sonrojaron. Zayn sonrió.

— ¿Puedo decirte algo? —preguntó él sonriendo. Ella asintió.