CAPITULO III: ENCUENTRO

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Veía como los pequeños rayos de claridad asomaban por mi ventana y automáticamente Richard vino a mi mente, de un brinco baje las escaleras y fue de gran alivio encontrarlo en su sillón había devorado casi toda la lasaña cosa que no se me hizo extraño, sus pocas armas de caza estaban junto a el por lo que supuse que había llegado muy tarde tanto así que no las coloco en supuesto como de costumbre.
El resto de la mañana consistió en realizar mis deberes de literatura y trigonometría y tratar de no despertar a Richard cosa que fue muy sencilla considerando lo cansando que estaba ni en terremoto lo despertaría en esos momentos.
Salí de casa y el que no lloviera me alegro en mis adentros, y hay estaban las rubias pero con excepción de los días anteriores junto a ellas aguardaba un apuesto chico ese que vez en las portadas de revista y con con la que cualquier chica pierde la mayor parte su concentración, su piel era aún más blanca que la de ellas, no parecía muy alto pero su pelo oblicuo cobrizo lo ponía muy por encima de mi estatura, las facciones de su cara eran esculturalmente perfectas empezando por sus ojos negros color azabache y terminando por su finos labios color frambuesa, alzo la vista y me miro con frialdad y me di cuenta que estaba siendo algo más que imprudente seguí mi camino directo a mi pequeño coche pero ese rostro se había adherido a mi mente como un hierro lo hace a un imán, durante el día estuve desconcentrada no poniendo interés al resto de mis actividades rutinarias de dia eran tantas las preguntas que se cruzaban en mi cabeza ¿Quién era él? Ni siquiera sabía su nombre ¿Por qué lo vi asi si no lo hacía con nadie? ¿Qué hacía en frente de mi casa? Seguro era un familiar de las rubias y estaba visitándolas. Un leve dolor en mi pecho se apodero de mí cuando pensé en la idea en que jamás lo volvería a ver. 
Ese día se concentró por completo en ese perfecto desconocido tenía la esperanza de salir del instituto y encontrarlo en ese mismo lugar y esta vez tener las agallas de presentarme. Baje al parqueadero y vi que mi auto se encontraba libre de cualquier obstáculo sonreí complacida emprendí mi camino y aproximándome a casa empecé a escuchar como rugía el motor del volvo de modo desesperado ¡Oh no! Otra vez no me dije así misma era la segunda vez que me pasaba esto y intentaba no recordar cómo me había ido anteriormente.
Por suerte estaba cerca de casa así que decidí emprender el resto del camino a pie subí la pequeña gorra de mi edredón no se me daba muy bien esto de caminar pero no tenía de otra no quería molestar a Richard ni a nadie. Las nubes cubrían a Linker como lo hacían cada tarde a la misma hora. Solo sentía las escalofriantes y fuertes gotas golpear mi rostro que me indicaban que una fuerte tormenta se avecinaba di un parpadeo y vi como un gigantesco rayo se desplegaba sobre un roble gigantesco que estaba justo en frente de mi.
Toda mi vida paso por mi cabeza hubiera querido morir de una manera no se quizás mas lógica, pensé en mi padre quien lo acompañaría ahora en esas conversaciones pocos razonables que solíamos tener, mi madre quizaz envejecería mas rapido de remordimiento por no haberme visto en los últimos meses. Jhon que seria de ese atolodrando sin mi nunca hubieran podido superar mi muerte, que habría de pasar con mi futuro la universidad el independizarme y el pensar si quería tener hijos o no.

Detrás de luna nueva!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora