CAPITULO IV: ACCIDENTE

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-Marie..Marie.. podía escuchar aunque en un tono despacio y lo lejos.

Abri los ojos lentamente mi cabeza padecía un dolor intenso, pero me podía dar cuenta que estaba en un lugar que jamás había visto era un cuarto espacioso y rodeado de cuadros de escritores renacentistas parecía ese tipo de lugar en el que se desarrolla una película a la antigua en las que las mujeres poseen unos vestidos  ormados y finos y los hombres trajes elegantes y de etiqueta, era este el cielo mi memoria volvia a mi aquella tarde lluviosa en la que debi haber muerto espantosamente, nunca me había imaginado el purgatorio no de esta forma.

-Marie dijo Richard con una cara de preocupación que me partió el alma en dos

-Donde estoy? Que me ha pasado no recuerdo nada?

-Te resbalaste camino a casa te golpeaste la cabeza, tu carro fallo y decidiste emprender  a casa a pie estaba cayendo una fuerte tormenta debiste haberme llamado Marie

  Parte de su teoría era cierta, pero el gigantesco árbol y el estruendoso rayo estaba segura que no había sido parte de mi imaginación lo recordaba perfectamente

-Papa ¿Dónde estoy? Le pregunte con incertidumbre y curiosidad

-Esta es la casa de Kathe Afirmo

-Que hago aquí, no entiendo

-Su sobrino Edward te trajo aquí, venia de paso y te encontró, Tuviste suerte Marie

Era Edward el muchacho que había visto esta mañana, el dolor en mi cabeza había pasado de ser intenso a ser leve, e intentaba comprender lo que me decía Richard, intente mover mis piernas y respondían perfectamente pero un ardor estremecía mi brazo derecho un rasguño de más de ocho centímetros amputados ya con tres puntos.

 

-Papa el doctor Biten estuvo aquí le pregunte

-Asi es Marie, recién se fue de aquí.

-En serio no era necesario, estoy bien

-Marie para ti nunca en necesario aunque siempre lo es

 

No se me daba muy bien esto de mentir, pero no quería que Richard gastara dinero innecesario que quizás después necesitaría.

-Es más mañana debemos ir hasta su consultorio, dijo que debía examinarte

- No iré  dije molesta

-Tendrás que ir así no quieras

-Papá le dije intentando fruncir el ceño aunque esto de dolor de cabeza me lo impedía rotundamente

-Lo he prometido Marie

-Lo hare solo si tomas parte de mis ahorros, y le pagas con ellos

 Fue difícil convencerlo pero termino accediendo, no me agradaba la idea de ir al consultorio detestaba hacerlo de hecho ver sangre, agujas, Heridos desde pequeña lo había repudiado y se había hecho costumbre.

 Kathe había entrado con aquel joven que fruncía el ceño como si algo le molestara pero se veía aun más guapo que aquella mañana, ella llamo a mi padre al parecer le quería comentar algo, El se recostó junto a la ventana dándome las espaldas y de repente giro lentamente

-Mucho gusto soy  Edward Cullen

Sus palabras hacian juego perfecto como oídos cada consonante saliente de su boca era perfecta, era una hermosa melodía

-Marie..Marie Turner le respondí Fascinada tartamudeando

-Te sientes mejor?

-Algo así

-Algo asi? Pregunto con una sonrisa picara que enamoria a cualquiera que estuviera en sus cinco sentidos, era una suerte que no fuera mi estado en el momento

-No quiero preocupar a Richard le susurre

-Pero en tu salud afirmo

-Estaré bien en rato, te lo prometo Intente sonreír, Quiero darte las gracias de no ser por ti quizás no estaría aquí

-No es cierto, cualquier persona pudo haberte encontrado y llevarte a su casa

-No de eso, si no del hecho de haberme corrido del árbol, aun no entiendo como lo hiciste

-De que hablas Marie, te golpeaste la cabeza

-No lo hice, vi el árbol

-Estas realmente mal

-No lo estoy

-Es mejor que solamente des las gracias

-Ya lo hice y de nuevo te lo agradezco Edward

 Su cara de gentileza había cambiado a ser una de preocupación y desesperación se alejo de mi y de nuevo se ubico en la ventana ignorándome por completo, como si nadie estuviera en la habitación exepto el.

Detrás de luna nueva!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora