Capítulo 6.
El continuo sonido del timbre del teléfono se ha incrementado por mil con varias copas encima, primero ella y ahora mi hija. Es oficial, mi vida se ha terminado por completo, se acabó, Vito Philip Boy Lennox, este es tu fin. Ya no hay motivos por los cuales seguir respirando.
¡Eres un hijo de puta! ni siquiera todo el dinero despilfarrado y la innumerable cantidad de llamadas a diversos contactos ha sido lo suficientemente útil en la búsqueda de tu propia hija.
¿¿Por qué?? Se supone que el jodido dinero mueve el mundo, ¡Por qué demonios todo es en vano! Es cómo sí se la hubiera tragado la tierra. Tengo tanto miedo, temo que no me lleguen buenas noticias en cada llamada de los detectives, agentes y oficiales de policía a diario. Siento que es todo culpa mía, si me hubiera ido con ella, si hubiera llamado a alguno de mis hombres para que la cuidaran, las cosas serían diferentes; pero es tan testaruda que no me lo permitió. Aun así debí haberlo hecho, se parece demasiado a mí lastimeramente, es la viva imagen de mi carácter personificada en una mujer.
Se escuchan un par de golpes en la entrada principal, me levanto rápidamente bajo el constante tambaleo que dejaron las copas, haciéndome chocar una y otra vez contra las paredes del pasillo, todo provocado por mi exagerado estado de embriaguez a una copa de conseguir la inconsciencia.
Abro la puerta sin la más mínima señal de motricidad fina e ignorando por completo a la persona que ha cruzado el umbral de ésta, me dirijo nuevamente a la sala, próximo a beber una última copa y finalmente alcanzar la inconsciencia que tanto deseo.
—¿Vito? —La voz distorsionada de Serenity, la hermana mayor de Eliana, se pasea por uno de mis oídos—. ¿Sabes algo de Waverly?
Pierdo el equilibrio y me obligo a sujetarme de la pared para no caer al suelo.
—¡Vito! —se escucha nuevamente, mientras unos pequeños brazos me sujetan intentando no hacerme trastabillar sin éxito, caigo al suelo y finalmente pierdo el conocimiento.
...
Abro los ojos y parpadeo varias veces intentando adaptar los ojos a la luz de una insignificante lámpara; la cabeza está por estallárseme y prácticamente no siento mi cuerpo, no siento nada.
En un forzoso movimiento consigo tragar saliva y finalmente un par de palabras consiguen salir de lo más profundo de mi garganta:
—Apaga la maldita luz, Serenity —hablo con la voz exageradamente pastosa.
—Qué bueno que despiertas, Vito —escucho comentar a Serenity mientras se acerca y me extiende una pequeña taza con un líquido desconocido en el interior. Levanto la mitad de mi cuerpo con un esfuerzo extraordinario y tomando la taza entre mis manos bebo el primer sorbo.
—Tengo noticias de Waverly —la observo fijamente tomándome de un sorbo el resto del contenido de la taza aún cuando ésta se encuentra quemando mi garganta mientras baja—. Pero antes, ¡Por Dios Vito! intenta contestar ese estúpido teléfono, varios compañeros de la estación intentaron comunicarse contigo sin éxito —me riñe encorvando los ojos en el acto—. Se trata de tu hija, deberías mostrar al menos un pequeño porcentaje de interés.
La fulmino con la mirada y le extiendo la taza sin gesticular una sola palabra. La recibe y sigue hablando:
—Bueno, parece que —traga saliva y me mira—, el señor Luke Stainton, está involucrado en la desaparición de Waverly, Vito.
Siento a mis pulmones suplicar por aire y mi estómago se recoge de un salto, trago saliva con fuerza y sacando una pastilla de la pequeña mesita de mármol a mi lado me cubro el rostro con las dos manos y hablo en un susurro:
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Entre Recuerdos Y Armas
Teen FictionHasta hace unos meses Waverly Boy tenía una vida normal, un padre amoroso, una vida estable y completamente alejada de toda clase de emociones peligrosas. Pero, una parte de ella siempre estuvo incompleta, un profundo dolor se instalaba en su pecho...