Vigésimatercera carta.

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Veo tus heridas y lo roto que éstas.

Todos lo estamos tarde o temprano.

Eres todo y la verdad.

Es que no te juzco por eso.

Yo igual soy así.

Aunque me conoces más que yo misma.

Llevo ropa fina escondiendo mis defectos.

Unos grandes lentes de sol cubriendome las ojeras.

Unas pulseras en mis muñecas para que no queden cicatrices, visibles.

Un anillo de acero.

Que cada vez que lo veo me recuerda a ti.

Puedo ser terca con todos.

Menos contigo.

¿Es loco, no?

Ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora