No leo hace un buen tiempo ninguno de mis libros de crecimiento personal. Sin embargo, he escuchado podcasts y me he encontrado ante momentos que impulsan a que germine todo lo que hay dentro de mí que quiere llevarme a otro nivel de consciencia. He concluido que esta separación me ha mostrado una parte de mí que no soporta no ser "buena, inteligente, sana, resiliente...". Y es que, cuando uno empieza este camino de vivir a través del amor y la paz, los miedos y los caprichos, y las rabietas del ego se muestran más relucientes que nunca... Y terminas dándote cuenta de que incluso esas autoexigencias que parecen buenas, esconden frustración y ganas de parecer siempre avanzando.
A veces me siento así, y me encuentro con lo más oscuro y profundo de mí, que parece que no pudiera seguir adelante, y fluir. Otras solo acepto y se me hace más fácil afrontar la situación. Lo cierto es que cada quien sabe cuál es su talón de Aquiles. El mío siempre se manifiesta en mi vida amorosa, y el "valor" que se quiere sentir por parte de quién uno ama. El resto de los ámbitos de mi vida los suelo manejar con facilidad y sin mucha frustración. Esas debilidades que tenemos todos esconden deseos y miedos que están marcados en nosotros desde la infancia. Yo no recuerdo algún momento específico que me generara algún trauma, pero sí reconozco que mi deseo es sentirme auténtica, y querida por ello... Todo esto del deseo y los miedos lo aprendí también guiandome con el eneagrama, que es una especie de símbolo que describe las personalidades.
Mi deseo básico a veces sale tanto a la luz que parezco una niña caprichosa haciendo rabietas y llorando sin razón. Pero lo que realmente me deja esto de seguir viviendo situaciones que me confrontan, es reconocer que la espiritualidad es un ejercicio diario, y que así hayas leído mil libros, escuchado 500 podcasts y meditado 8000 veces en tu vida, siempre te encontrarás nuevamente ante una prueba, o más bien oportunidad para decidir si aprendes o te frustras... O si aprendes después de que te frustras.
El caso es que no debemos darnos mal trato con nuestros pensamientos porque no estamos poniendo siempre en práctica lo aprendido, o porque nos cogió un sentimiento que no queremos sentir. Definitivamente dejar ese deseo insasiable de ser perfectos es lo que nos llevará a un lugar donde haya honestidad, y por ende amor.
Al final te das cuenta de que el miedo es un rechazo a vivir tu presente, y que tus pensamientos están ahí y parece que no pudieran irse porque te enganchas.
No podemos identificarnos con lo que pensamos, porque simplemente es una posibilidad...esto casi que a diario se me olvida pero cuando lo retomo siento mucha paz, y comprendo que la consciencia es unidad.
En el presente no existen las preocupaciones, ni los miedos.
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Libros De Crecimiento Personal
SpiritualEmpecé a leerme este libro. ( Un curso de milagros) será un espacio para citas y anotaciones.