El Encuentro

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Es una fría mañana de invierno en esta maldita escuela del demonio a las siete de la mañana, después de haberme tomado un desayuno ligero que consistía en un par de tostadas con aceite junto a un café para poder sobrellevar todas las horas de clase y a los imbéciles de mis compañeros de clase pero bueno, es lo que tiene estudiar en un internado porque básicamente vivo aquí salvo en las vacaciones que deseo que lleguen pese a que hoy sea el primer día.

Tras haberme mentalizado y relajado lo suficiente como para intentar no matar a nadie miré el reloj y vi que iba bien de tiempo, cosa que no me sorprendía ya que soy un chico muy puntual y nunca he llegado tarde a ningún sitio así que cogí mis cosas y me dirigí a la primera clase; se oyó el ruido de la puerta y apareció la figura de un hombre con tantos años que podría haber tenido el tiempo suficiente de haber construido toda la escuela piedra a piedra con tranquilidad.

Buenos días clase. -Pronunció el arrugado hombre con una sonrisa en su rostro-.

¡Buenos días señor! -Respondió la clase al unísono-.

Antes de comenzar la clase de hoy quiero anunciaros que a partir de hoy tendremos un nuevo alumno en clase, espero que le traten bien. -Comunicó el profesor, dándole paso al chico abriéndole la puerta y dejando ver su apariencia-.

El chico nuevo entró en clase con una sonrisa en su cara y mostraba seguridad pese a que en su interior se notaba que estaba nervioso porque le temblaba un poco la mano, era un chico pelinegro, causando un contraste de color con su piel blanca y de aproximadamente un metro setenta y dos, que encajaban a la perfección con las facciones de su redondeada cara.

Hola a todos, mi nombre es Jung Woo Young y espero que nos llevemos bien todos. -Cuando acabó su presentación se dirigió al final de la clase donde había un pupitre libre-.

Menos mal que yo me siento en la fila central, porque sino seguro que me tocaría enseñarle al nuevo todas las instalaciones y la verdad es que paso, no he tenido nunca un amigo no lo voy a tener ahora y menos porque me haya mandado alguien a que lo sea.

El timbre de clase sonó y todos salían por la puerta uno a uno, pero en cuanto iba a salir yo noté una mano en mi hombro que irrumpió mi camino y esa mano era algo escuálida lo que podía significar que era de una sola persona.

Señor San, ¿podría dedicarme un segundo de su valioso tiempo? -Me acorraló el vejestorio que tenía por profesor con una sonrisa de no haber roto un plato en su vida-.

Lo sabía, de todas las personas que habían en clase me tiene que pedir el favor a mí, espero que no me viole ni me haga nada raro porque este hombre tiene pinta de cura y ya se sabe la fama que tienen...

Claro señor, ¿en qué podría ayudarle? -Le respondí con una falsa mueca de alegría en el rostro-.

A mí no tienes que ayudarme, sino al chico nuevo. -Cuando dijo esto asomó la cabeza por detrás de este-. Pero si llego a saber que ibas a ser así de simpático te hubiese pedido que me lo hicieras a mí. -Añadió el saco de huesos con una mirada pervertida en el rostro que provocó una sensación de pánico en mi cuerpo-.

Mierda, yo sabía que le iba ese rollo a pesar de tener un pie en el otro barrio.

Y bueno, ¿en qué puedo ayudarlo? -Pregunté con ganas de poder realizar aquel favor y poder relajarme un rato-.

Debes llevarlo a tu habitación ya que será tu compañero de cuarto. -Ordenó tras haberse aclarado la garganta después de notar su acto de acosador-.

Claro señor no es problema ninguno. -Asentí con la cabeza pese a la pesadez que notaba mi alma porque no quería hacer eso-.

Muchas gracias hijo. -Agradeció mientras parecía buscar algo de sus bolsillos-. Tomad un caramelo. -Añadió sacando un par de dulces-.

No gracias, tenemos el almuerzo en poco tiempo. -Acabé la conversación-.

Tomé la mano del chico nuevo y huí con pavor de aquella sala en la que se encontraba mi profesor y el que al parecer se dedica a acosar a sus alumnos en sus ratos libres; cuando consideré que estábamos a una distancia razonable paré para tomar un poco el aire e intentar hablar con el que se había convertido ''mi recado'', que se encontraba mirándome sonrojado por algún motivo...

[Latidos de Ángel - WooSan (yaoi)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora