- ¡Sánchez, trae un litro de O+!- continúo sacando los vidrios que quedaron incrustados en el abdomen del paciente.
Cada minuto que pasa es un minuto menos para salvar la vida de este hombre, sus signos vitales se debilitan, solo un milagro salvaría su vida.
-Bisturí.- hago una abertura de 10 × 10 cm, metimos los aparatos para sacar los vidrios que estaban pegados a los intestinos, las enfermeras limpian mi rostro y el objetivo aún no se concluía. El reloj pasaba y no encontraba la hora de terminar el proceso, pero el vidrio aún no salía.
-Rosales, esta botando cada vez más sangre, ¡Actua Rápido!- mis manos sudaban pero era casi imposible sacar el restante sin que el sangrado fuese tan profundo.
-¡Rosales!- mi colega grita y no quedo de otra.
La herida que causó era demasiado profunda, la sangre brotaba a manantiales y cada vez se volvía más difícil mantenerlo estable.
-No lo dejen morir, por favor.- esa voz, ya era conocida, pero su llanto imparable no me permitía descifrar más sus palabras.
Me volteé y la vi.
-Salvalo, por favor.- con lágrimas en los ojos no paraba de repetirlo.
-Llevenla a la sala de espera, no puede ver más.- una de las enfermeras salió a llevársela y así poder continuar.
-Prosigue, necesitamos salvar su vida.- el hombre a mi lado continúo saturando la herida y evitar más sangrado.
-Succión.- la tome y quite la sangre derramada, todo estaba mejor.
-Traigan al cardiólogo.- dije sin más, ya lo mío estaba terminando, solo suturaba la herida y estaba todo listo.
-Ya viene, necesitamos orden para poder tras fundir sangre. -
-Haganlo, no lo dejen recaer.-
Se hizo todo lo que dije, pero era casi nula la respuesta.
-Signos vitales casi en 0- dice la enfermera principal.
-¡Electro Shock!-
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Sin Querer Queriendo
Teen FictionNo sabemos cómo será nuestro reaccionar al conocer a una persona nueva, sin embargo Rosalinda es la excepción. Acompaña a Rosalinda, descubre su historia y la manera en que un desconocido se vuelve alguien especial... Sin querer queriendo.