Odiaba estos lugares.
El olor a fierro oxidado y a trasero de trabajadores que al parecer antes de abandonar esta planta de construcción decidieron dejar su pestilencia maloliente por todos los espacios aquí.
La música descontrolada resuena al alrededor del grupo que conozco bien.
Camino dando pasos cortos, necesitaba despejarme antes de llegar hacia ellos, no quería descargar toda mi mierda con ellos, porque la cargarían más. Tropiezo con una lata de spray vieja del suelo.
Despego la mirada de aquel objeto abollado y veo como una melena crespa junto con un rostro familiar corren hacia mi dirección.
- ¡Max! ¡Tía no creí volver a verte de nuevo por aquí! – Se afinca a mi cuerpo como un koala, me apretuja y chilla antes de despagar un poco su rostro de nuestro abrazo.
-Creísteis mal Vale, yerba mala nunca muere – Ella me empuja alejándome de broma y veo que lleva en sus pies tacones agujas. Creo que correr con eso yo en mi lugar, estuviera con los tobillos fracturados y desgraciadamente agonizando.
-Venga Max vamos con los del grupo – toma mi mano, su piel esta helada, quien no lo notaria solo llevaba una diminuta falda y un crop top blanco junto con sus tacones tan altos como zancos.
- ¡Hey bola de estúpidos miren quien ha regresado a la cueva del lobo! – grita jalándome y elevando su mano libre al aire para llamar la atención del grupo.
Todos voltearon desconcertados hacia nosotras; observé como dos tíos que por la distancia no los reconocía, caminaron para encontrarnos. La oscuridad los envolvía de forma perfecta – ¿quiénes demonios eran? – y como si el cielo escuchara mis plegarias el foco colgante de un almacén se encendió mostrando a dos ángeles caídos, idénticos.
- ¿Adam? ¿Aiden? – pregunto con los ojos bien abiertos.
El tiempo los había favorecido de tal forma...
Ambos eran fornidos y muy altos con una maraña rubia en sus cabezas, sus ojos marrones eran dos puntos hermosos que destellaban bajo esa insípida luz, aunque Aiden llevase dos grandes bolsas bajo sus ojos se veía espeluznantemente apuesto igual que su hermano gemelo, Adam.
Cada uno se acercó a mi recibiéndome con un choque de puños.
-Cuantas décadas vejestorio prehistórico, estas hecha toda una maja – bromea uno de los rubios dándome una palmada en el hombro. – por cierto, anciana soy Adam, Duh.
Suelto una carcajada y me pongo de puntas para tirar de su suave pelo color amarillo cenizo.
-Nunca olvidaría tu boca de filtro, tío – menciono ganándome una sonrisa de Vale y Adam.
Adam Colts un hijo de la ostia que siempre ha sido conocido por la banda como el más mujeriego y fiestero, por supuesto que eso fue antes de marcharme y veo que nada ha cambiado al tomar a Vale por la cintura y empezar a besar su cuello mientras esta suelta risitas.
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Almas Rotas ©
RandomTODO COMENZÓ POR UNA SIMPLE DEUDA. ÉL SOLO TENÍA UN OBJETIVO EN SU ENTORNO: FORTALECERSE PARA SER, INVENCIBLE Y ESTUPIDAMENTE PODEROSO EN LA CLANDESTINIDAD. ELLA SOLO BUSCABA UNA NUEVA EXCUSA PARA AFERRARSE A LOS BORDES DE ESTE MUNDO. AMBOS SE ENCON...