Capítulo 5

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No, no y no. Respira Alexander, respira. Mi padre no podía haber sido tan lanzado como para proponerle eso a la princesa el primer día. Era muy precipitado. Estaba seguro de que el plan de mi padre durante aquella semana sería intentar que pasara más tiempo junto a ella. Cosa que iba a intentar evitar a conciencia. Pero pensé que me daría tiempo para conocerla ¿Era cierto que iba a obligarme por la fuerza? ¿Tan desesperado estaba mi padre por casarme? 

Le ofreció asiento y luego se sentó él a la mesa (gesto que agradecí en silencio porque me estaba muriendo de hambre). Para no variar, mi padre volvió a intentar un acercamiento entre la princesa y mi persona; y ese acercamiento no había sido otro que sentarla enfrente de mí con el único propósito de entablar una conversación. Iba a aprovechar la oportunidad para así enterarme de los planes de mi padre y ese supuesto matrimonio. Solo esperaba que no volviera a comportarse como la chica estirada y cerrada. Si quería sacar algo de información debía ser abierta como en el jardín.

Obviamente debía ser yo quién iniciara la conversación, pero no sabía cómo. No iba a preguntarle directamente de que había conversado con mi padre, no iba a dejar ver mi lado desesperado.

Esperé a que nos sirvieran la comida que tanto había estado esperando, un delicioso asado acompañado de salsa de almendras. Si pudiera comería este plato a diario incluso para desayunar...vale, céntrate Alexander, céntrate. Presté atención a mi alrededor y vi que mis padres hablaban animadamente con la Zarina María, quien también estaba encima del príncipe para que comiera adecuadamente, por lo que tomé aire y me enfrenté a la princesa rusa, temiendo por su respuesta.

-¿Le ha gustado el recorrido por el palacio alteza?- le pregunté. Básicamente no se me había ocurrido otra cosa. Había supuesto que mi padre podría haberla llevado por el palacio para hacerle un recorrido completo. Por la cara que puso de confusión deduje que no había sido así.

-El palacio es precioso, pero no me han hecho ningún recorrido-confesó. Miró de soslayo a mi padre y luego a mí- Si se refiere a la razón por la que venía acompañada del rey no debe preocuparse. Me ha enseñado una estancia de palacio donde he podido observar el árbol genealógico de la Familia Real Danesa.

-¿La sala de la Historia?- pregunté. La Sala de la Historia estaba dedicada a mostrar a la Familia Real desde sus inicios hasta la actualidad en forma de retratos. Se podía tratar como un árbol genealógico en sí. Pero, ¿por qué le habría enseñado justamente esa sala? ¿Qué tenía de especial?

-Me parece que el rey la ha llamado así. En Rusia tenemos una sala parecida, pero se llama la Sala Familiar-comentó.

-¿Le ha parecido interesante mi historia familiar? -le pregunté con una pequeña sonrisa, ahora un poco más tranquilo. Quizá la palabra "descendencia" que había oído no era nada más que mi padre contándole nuestra historia. Puede que me estuviera volviendo paranoico con el tema.

-La verdad sí. Mi padre me comentó que nuestra familia se había unido por ciertos matrimonios con la Familia Real Danesa, aunque ahora el rey me ha mostrado que es cierto.

La calma que había comenzado a adoptar se había convertido en pánico en cuestión de tres segundos. Mi cara de pasmado lo decía todo.

-¿Entonces nuestras familias están unidas?- no me estaba gustando nada oír que había matrimonios entre rusos y daneses. Eso solo daba pie a que mi padre se empeñara en casarnos. Me di cuenta de que solo le había enseñado la Sala de la Historia con el único fin de filtrarle posibilidades de matrimonio en forma de indirectas. Tenía la mente demasiado retorcida hasta para mí.

-Por lo visto Nicolás II fue hijo de Alejandro III de Rusia y Dagmar, Princesa de Dinamarca-me confirmó.

-¿Dagmar? ¿No se supone que la mujer de Alejandro III de Rusia era María Fiódorovna Románova? - era cierto que Dagmar era un nombre danés pero mi padre jamás me había hablado de ella.

-Cuando se casó se cambió a un nombre ruso- lo que me faltaba, cada vez veía menos salida a aquel inminente matrimonio. Tenía que hablar con mi padre urgentemente para que parara de hacer suposiciones.

-¿Se encuentra bien?- me preguntó la princesa con cara de preocupación. Seguro estaba pálido del terror.

-Por supuesto, no se preocupe por mí- le sonreí como pude.

-Anastasia, querida- mi padre se dirigió a la princesa sin ninguna formalidad. La princesa volteó la mirada hacia él- ¿Qué regalo deseas para tu coronación?

En ese momento la expresión de la princesa cambió de una manera drástica. Su expresión se mostró pétrea y  fría, al igual que en la foto del libro, y su cuerpo irradiaba una tensión que se podía sentir por toda la sala. Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. Aquella imagen quedaría grabada en mi mente de por vida. Daba miedo

-¿Regalo para la coronación?-repitió fríamente. Miré a la Zarina María que miraba a su hija con cierto pesar- No hace falta ningún regalo majestad.

-Oh, oh- susurró el príncipe Alexis con cara preocupada. La tensión era horrible y no había momento en el que no quisiera salir corriendo de allí. Miré el reloj, faltaban tres cuartos de hora para que Eric viniera a buscarme.

-En Dinamarca es tradición entregarle al nuevo rey o reina un regalo el día de su coronación. Me gustaría que te lo pensarás- mi padre volvió a insistir amablemente aunque con un cierto deje de preocupación por el repentino cambio de actitud de la princesa.

-Me lo pensaré, por supuesto- y en ese momento se acabó la conversación sobre ese tema. Había un misterio en lo referente a la coronación que debía descubrir. Era normal que le afectara, pero no al punto de que la Zarina y el príncipe se preocuparan así por la actitud regia de la princesa. Parecía que ambos ya conocían ese lado de ella y no le pudieran poner remedio.

-Ania- llamó el príncipe a su hermana- ¿me vas a leer otra de tus historias esta noche?

Alexis hizo el efecto contrario en Anastasia. Su expresión se relajó al igual que la tensión que disminuyó considerablemente.

-Claro que sí- le contestó con una sonrisa que solo le mostraba a él.

-¿Nos podemos ir ya mamá? -quise reír por la impaciencia del chico. Se parecía bastante a mí.

-¡Alexis, esos modales!- la Zarina María puso el grito en el cielo indignada. Mis padres rieron y el pobre príncipe volvió a sentarse en su sitio algo decepcionado.

-Podéis retiraros todos si lo deseáis- mi padre nos dio permiso.

-Espero que podamos seguir con nuestra conversación en otra ocasión -me dijo la princesa mientras se levantaba.

-Por supuesto -sonreí lo mejor que pude diciéndome a mí mismo que no me gustaría seguir hablando de matrimonios.

Me levanté igualmente para observar como el pequeño Alexis era detenido por la Zarina.

-Jovencito, mañana hablaremos tu y yo de esto.

El príncipe no tardó en salir corriendo hacia su hermana para tirarle del vestido y arrastrarla fuera. Yo salí detrás de ellos justo a tiempo para verlos desaparecer entre risas por las escaleras que ascendían hasta sus habitaciones. Yo volví a mi habitación a toda prisa porque solo quedaba una escasa media hora para que Eric apareciera y aunque estaba seguro de que llegaría tarde, no quería confiarme demasiado. 

Hola chicos y chicas:

Al parecer el rey no se da por vencido y se ha empeñado bastante en el matrimonio. Anastasia por el contrario parece reticente a hablar de su próximo nombramiento ¿Por qué será?

Votad y comentad si os ha gustado el capítulo.

Nos leemos en el próximo capítulo nubecillas.


Anillo por Compromiso (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora