Capítulo 10

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Corté el agua de la ducha y salí a secarme. El sol no había salido todavía. La habitación seguía en penumbra a las cinco de la madrugada.

No sabía si eran nervios o quizás mono por no salir de fiesta lo que no me estaba dejando dormir.

Salí al balcón, donde la brisa de la noche todavía era apreciable en aquella primavera fresca. Desde allí se podía ver mi jardín favorito. Desde el suelo era hermoso pero desde arriba en las alturas era espectacular.

Observé aquel banco de piedra junto a la fuente. Los recuerdos se agolpaban en torno a el. Mi acercamiento a la princesa Anastasia y mi distanciamiento con Erick.

Peiné mi pelo mojado hacia atrás sintiendo los escalofríos por la brisa. Quizás si estaba nervioso.

A las 11 de la mañana tendría lugar mi visita al colegio junto a la princesa por su propia petición. No sabía exactamente porqué había hecho tal petición pero la sola incógnita me carcomía por dentro.

Aquella iba a ser mi primera aparición oficial en solitario sin mis padres. Justo después de la pelea con Erick ni mucho menos. Todos los focos iban a estar puestos sobre mí. Todo lo que dijera o hiciera se iba a mirar con lupa y cualquier mínimo fallo sería puesto en mi contra.

Abrí la puerta ante el asombro de Alfred, quién seguro que me esperaba durmiendo.

-Buenos días Alteza -saludó mientras entraba con un conjunto de ropa envuelto en tela protectora -Hoy ha despertado antes.

-Eso parece -dije mientras observaba como colocaba el conjunto que me pondría aquel día. Unos pantalones azul marino compañeros a una chaqueta y una camisa blanca. Además de unos zapatos negros impolutos.

-¿Necesita algo más? -preguntó Alfred. Negué con la cabeza- El desayuno se servirá en media hora.

-Gracias Alfred-contesté antes de que desapareciera por la puerta.

Me vestí y me peiné rápido para poder bajar a desayunar lo más pronto posible. Llevaba despierto desde las cinco de la mañana y el hambre había hecho mella una hora antes. Si no desayunaba en breves me daría un bajón de azúcar.

A las 7 y media entré por las puertas del salón saludando a mis padres.

-¡Qué madrugador! -exclamó mi madre asombrada.

-¿Quién eres tú y que has hecho con mi hijo? -rio mi padre. Puse lo ojos en blanco.

-Lo que tengo que aguantar -me lamenté- Si seguís así voy a tener que volver a mis antiguas costumbres para no dar tanto la nota.

-Lo siento cariño -le quitó mi madre importancia- Quizás nos hemos pasado un poco Frederick.

Mi padre levantó la mirada del periódico mirándome de arriba a abajo.

-No creo -negó por su parte. Porque claro, mi padre jamás daría su brazo a torcer.

Ignoré completamente su comentario para centrarme en el olor a mermelada casera de melocotón y a pan tostado que desprendía mi desayuno. La boca solo de olerlo se me hacía agua.

Justo cuando abría la boca para dar el primer bocado a mi tostada, las puertas del salón se abrieron de par en par para que entrara la Zarina y sus hijos.

La Zarina vestía uno de sus habituales vestidos clásicos en color verde pastel al igual que la camisa del pequeño Alexis. Se veía que a la familia le gustaba ir a juego.

Aunque esta vez era la princesa la que iba muy diferente.

Había dejado apartados los vestidos y había dado paso a unos pantalones ceñidos azul marino que conjuntaba con un jersey fino de un azul pastel que era escondido por un abrigo gris, de mediana longitud, primaveral. Además de unos tacones negros de punta. Solo de verlos me dolían los míos. 

Anillo por Compromiso (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora