TRES.

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Jimin era adorable, tanto que Yoongi se veía en la difícil tarea de hacer una cena ligera mientras tenía la presencia del menor. No era trabajo facil.

—Yoongi, ¿Puedo ver?— Preguntó acercándose a uno de los bancos que había en aquella pequeña isla en el centro de la linda cocina .

Yoongi se lo pensó. Realmente no quería quemar la comida para mantener al pequeño chico con su total atención y mimos, pero era imposible decirle que no a aquella carita de labios pomposos, mirada inocente y mejillas regordetas ligeramente sonrojadas.

Aceptó sin más y prosiguió a hacer unas tostadas mientras se hacían las mini-pizzas en el horno. No era una persona muy común, es decir ¿quién espera sus mini-pizzas comiendo pan tostado? A Jimin no le molestaba en absoluto. Para él, Yoongi era el ser más perfecto de todos.

—Amor, ya le avisé a tus padres que estás aquí. Te quieren allá luego de la cena.— Comentó.

Fue un verdadero caos el realizar esa llamada a los progenitores de su lindo pequeño, sobre todo porque su relación con el menor no era bien vista, y mucho menos aprobada, por los señores Park.

Jimin hizo un puchero en protesta y tomó su tostada apenas aquel aparato indicó que estaban listas. No quería volver a casa, seguramente lo regañarían. Prefería estar con su amorcito Yoongi, mil veces.

—Ok...— Dijo sin más qué hacer.

Yoongi sonrió y acarició la mejilla del pequeño para luego darle un dulce y cálido beso que duró más de lo que esperaba, pero no le importaba; a Jimin muchísimo menos. Fue por eso que, al terminar ese contacto, iniciaron otro un tanto más intenso, pero sin rebasar los inocentes límites que Yoongi tenía para no asustar a Jimin. Todo pasaría cuando el menor lo quisiera.

—Te quiero mucho, Yoongi.— Canturreó Jimin al terminar el beso, dejando que el aire volviera a sus pulmones.

Yoongi no lo resistió. Apretujó el cuerpo del pequeño chico mientras llenaba su linda carita de besos y su espalda, y cintura, de caricias bajo la ropa. Eso le provocaba unos cuantos escalofríos al menor.

Poco importaba que las mini-pizzas ya se estuvieran horneando de más.

My little boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora