CUATRO.

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// Doble actualización //

Ya eran pasadas las 2:30am y Jimin aún no dejaba de llorar. Recordaba con lágrimas en los ojos, y un amargo sabor en la boca, cada una de las palabras que sus padres dijeron al llegar a casa junto a Yoongi luego de cenar. No entendía cómo sus padres podían ser así de crueles, es decir, castigarlo era prudente, pero decir todo aquello no lo fue.

"¡Eres una pésima influencia para nuestro hijo!, ¿siquiera sabes lo que es estar en una relación estable? No creo que tus padres te hayan dado el mejor ejemplo."

Eso lo enloqueció. No podía creer que su padres utilizarán aquel dato en contra de su novio; entendía que estaban molestos, también entendía que no aceptaran a Yoongi del todo, pero ¿qué necesidad había para caer tan bajo? Aquello lo enfureció y entristeció, más qué todo lo segundo.

No podía revelar aquella información tan íntima de su pareja, a pesar de haberlo dicho de forma inconsciente y forzada debido a uno de los tantos interrogatorios que sus padres le hacían de forma repentina. También recordaba la mirada un tanto decaída e indignada de Yoongi, y lamentó en gran manera no haberse quedado en su departamento.

Sin más qué hacer, y con un color rojo adornando su rostro por el llanto, se levantó de su cama y fue a buscar alguna merienda nocturna en la cocina de su casa. Esperaba calmarse un poco más al tener la pancita llena, pero no se esperó que sus padres estuvieran despiertos al momento de pasar junto a la puerta de la habitación de sus progenitores, tampoco se fue sin averiguar lo que ocurría.

Era lo mismo: lo mal que era su relación con Yoongi y sus padres discutiendo sobre una mudanza para alejarlos.

Ya no sabía si sentir temor o ansiedad por aquella idea; tal vez algún día sus padres se pondrían de acuerdo para, al final, alejarlo de esa ciudad. Esperaba que no llegara tal acuerdo y que no ocurriera ninguna catástrofe más.

Suspiró y se alejó de la puerta, retomando su recorrido a la cocina para prepararse algún emparedado o algo parecido, tal vez un vaso de jugo natural o chocolatina. Algo que le calmara los nervios que habían surgido debido a la escena que sus padres habían montado con la persona que ha sido su amor desde hacía años.

Mañana lo llamaría, eso era seguro. Le pediría perdón y le contaría lo que había sucedido, que no había sido nada intencional revelar ese secreto mutuo. Lo atendería, así era Yoongi; una piedra por fuera, pero nunca podría resistirse a su pequeño.

My little boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora