UNO.

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 Jimin era alguien distraído y bastante torpe, no se fijaba mucho por los senderos por donde pasaba y fue justo eso lo que le condujo a la calle menos transitada de la ciudad, con un constante ladrido de perros en los alrededores y un sentimiento intacto de estar en problemas.

Ya era la cuarta vez que se perdía en la semana.

Siguió con su andar cauteloso, presionando con fuerza el suéter que llevaba puesto. Se maldijo internamente por pensar en bobadas y no estar al pendiente de cuales calles cruzaba y cuantos pasos actualmente seguía dando. Era un tonto en su mayor esplendor.

Risas se escucharon de repente y, en su intento de correr, tropezó con la agujeta desatada de su zapato derecho. Las risas se detuvieron de golpe y él palideció otro poco. No se quedaría allí para saber quiénes eran los sujetos que estaban conversando tan amenamente hasta que escucharon el golpe seco que hizo su cuerpo al chocar con el sucio suelo de ese lugar, por supuesto que no lo haría.

Corrió como pudo, tratando de no volver a tropezar. Corrió sin detenerse hasta que la calle se le hizo mínimamente familiar; en realidad, lo era.

Se dirigió con igual velocidad y más esperanzas a aquella residencia mucho más cuidada que aquellas calles en donde estaba. Logró entrar aludiendo al guardia de seguridad porque seguro le pediría el carnet de residencia o algo para dejarlo pasar, él no tenía ese dichoso carnet y tampoco tenía el tiempo para perderlo allí.

Entró sin más y se dirigió a la escalera de emergencia porque los ascensores solo podían usarse con una llave especial que se le otorgaba a los residentes. Solo uno de esos ascensores servía sin dicha llave, pero suponía que tardaría, y el piso al que se dirigía no estaba tan lejos.

Llegó al piso cuatro y camino de forma apresurada hasta la última puerta de ese bloque, para luego tocar el timbre con desespero. Sabía que a su pareja le molestaba en exceso el irritante sonido de aquel artefacto, pero poco le importaba ahora. En ese momento el frío viento le azotaba el cuerpo, estaba cansado y tenía un poco de miedo. Esperaba que ese otro chico se encontrara allí dentro.

My little boy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora