Parte II
Sentí su mano entrando nuevamente por el pecho de mi pijama, sigilosamente me tocaba y con la otra mano tapaba mi boca y al mínimo intento de querer cambiar de posición el me apretaba más fuerte para que manteniera la postura, ésta vez iba a llegar más lejos yo todavía no había tenido mi primera vez y muchas veces como cualquier niña pensaba en ello, ¿sería especial? cuando notaba esas manos tocándome creía que sería con él.
Menudo panorama, como se me pasaba por la mente. Si así dejaría de pegar a mi madre lo haría.
El siguió bajando su mano y estaba entre mis piernas, me acariciaba y me introdujo un dedo y luego dos.
Yo me mantenía quieta para no hacer ruido y al cabo de unos minutos me dejó.
Habían pasado seis meses desde esa vez, y las palizas a mi madre era en reiteradas ocasiones peor que la anterior.
Después de pegarle y tras meterme de por medio cuando lo hacia abrazaba a mi madre e intentaba consolarle pero el volvía y pedía perdón, mi madre seguía igual y al rato era como si nada, si algún día desvelo el porqué no hacía nada ella lo escribiré para recordar...
Un día sin más regresaba del colegio y por algún motivo mi madre y hermano no estaban, yo sólo iba a dejar la mochila y marcharme pero llegue y estaba Juan, me agarró de la mano y sin pensarlo me abrí camino y salí corriendo sin mirar atrás.
Esperé a mi madre a la vuelta de la casa y estaba pendiente de verla. Cuando vi que venía con mi hermano yo me encontraba sofacada, -me falta el aire- le decía, el cuerpo me temblaba y sentía un dolor en el pecho que me desvanecia. Mi madre me cogió en brazos y con mi hermano me llevo la hospital.
Ella entró y gritó- camilla!!- una enfermera traía una e inmediatamente me tumbó y yo ya no escuche nada más...
En el hospital quería contarlo todo al médico pero no me salían palabras, cuando me desperté tenía cables y sondas por la nariz el pecho y en el brazo me pusieron suero y oxigeno.
Pasé la noche allí y mi madre volvió a casa con mi hermano.
A la mañana siguiente mi diagnóstico era asma aguda con episodios de nerviosismo algo combinado como una bomba para pasar al otro lado.
El médico me preguntaba si me había pasado algo que me provocara esta sensación y yo desde luego no podía decir la verdad, temía mucho por mi hermano y madre.
El regreso a casa fue como "el último sitio donde no quería volver", no era capaz de pegar ojos estaba pendiente de aquí y de allá. También pensaba que si yo no dormía donde el colchón lo haría mi hermano, ¿y si Juan le hacía lo mismo a mi hermano? Qué debía de hacer yo, cómo actuar, con quien hablar. Todo derivaba en mi madre así que me senté hablar con ella -Mamá tengo algo que contarte...la miré a los ojos fijamente- ha sido Juan, me estuvo metiendo mano alguna noche y el otro día cuando me llevaste al hospital fue por...silencio, cuando llegué a casa tu no estabas y Juan me agarró del brazo y quiso meterme en la habitación y yo tenía miedo y salí corriendo; temblaba mientras hablaba, ella me agarró de la mano y me habló -no tenes que tener miedo el no te hará daño, bien pausa.
Cómo puedes interpretar esa contestación, no era la adecuada que intentaba exactamente decirme, le tenía que dejar que hiciera lo que quisiera.
Mi madre intentó darle mil vueltas a lo que estaba pasando pero yo no iba a formar parte de eso. Así que un día a la noche, me levanté sin hacer ruido y me marché. Ese día iba hacer algo que lo cambiaría todo.
Continuará...
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Silencio Oscuro
Non-Fiction" El silencio y la oscuridad unidas pueden destruir o construir"