Capitulo Trece

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Los nervios por el examen final podían olerse en el aire.

Toda la clase de último año se encontraba esparcida en varios grupos repasando para la prueba.

En los pasillos podían escucharse a algunos hablando sobre el análisis de libros y poemas que habían dado a lo largo del año en literatura.

Erick arribó al instituto poco menos que una hora antes de empezar la tortura.

Se encontraba ansioso, y quería estar lo más lejos posible de aquel lugar para dejar de sentirse así.

Apenas había podido pegar un ojo en toda la noche, y tuvo que tomar unas gotas por los nervios que hacían estragos en su estómago.

Lo primero que hizo al entrar fue ir en busca de Christopher.

Se imaginó que probablemente estaría en la cafetería bebiendo una alta dosis de café y todo lo que tuviese carbohidratos y mucha azúcar, pero encontró extraño que él no estuviese allí.

Continuó buscándolo hasta que finalmente lo vio en frente a su casillero.

Se acercó con cautela para que no lo escuchara, quería sorprenderlo una vez que cerrara la puerta del locker.

Se recargó junto a estos y dejo salir una sonrisa; la primera después de todo lo que había sucedido.

— ¡Boo! —dijo haciendo temblar la puerta del casillero.

Le pareció más divertido asustarlo que sorprenderlo con su presencia.

Se sintió orgulloso al ver que su propósito había obtenido frutos.

Christopher había quedado completamente inmóvil, dejando de guardar algunos libros en su mochila.

Erick rio divertido.

Eran muy pocas las veces que podía darle un susto de miedo.

— Oye ¿en dónde estabas? Creí que vendríamos juntos.

Christopher no contesto.

¿Qué se supone que debía de hacer ahora?

Cerró su mochila y se la acomodó al hombro para luego cerrar muy lentamente la puerta del casillero.

Las palmas de la mano le sudaban y temía que el corazón le saliera desbocado por el pecho.

No tenía escapatoria.

Una oleada de frío intenso recorrió el cuerpo de Erick provocando que se le erizaran los cabellos.

Sus ojos se habían abierto al máximo y aun así no podía asimilar lo que veía.

Una gran mancha color violeta se extendía desde la mejilla hasta la sien de Christopher, abarcando su párpado inferior.

Parte de su cabello se encontraba desordenado por culpa de una venda que le impedía peinarse.

¿Eso significaba que lo habían golpeado en la cabeza?

Traía una bandita sobre la ceja, sus nudillos de la mano derecha estaban lastimados y su postura era encorvada, como si el estar en esa posición fuese más cómodo para él.

— ¿Quién te hizo esto? —su expresión al igual que su tono de voz eran de horror.

— No importa —aseguró con la mirada gacha.

— ¿Llamas a esto nada? ¡Parece como si una pandilla te hubiese agarrado a la salida de un club! Christopher ¿qué diablos fue lo que...? —antes de que pudiese continuar algo dentro suyo hizo click. Todas y cada una de las dudas que tenía se habían aclarado—. Dime que no es cierto.

MANIPULADO» JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora