Regresando A Casa

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Se que Bösewicht no era un demonio del que se debía fiar, ya que había tenido problemas con bastantes demonios y almas alrededor de Hell-Stadt. Digo, para haber sido acribillado por balas de él máximo calibre, para luego ser hundido en un río, debió ser un tipo bastante complicado.

Después de firmar un contrato, vendiendo mi alma (¿Se contaría como venderme a mi?... Huh.) para regresar a Hölle, regrese a casa, ya que hoy no abriría el bar. Al bajar de la estación, pude observar a una alma, cerca de allí, sentada en una banca acariciando al... Gato Neón...

¿Que hacia allí?

No pude decir nada, pues salto hacia mi, acariciandose en mis piernas, mientras ronroneaba, o hacia algo parecido.

Pude ver como ella (Pude deducir que era chica, por su figura) sonrio al ver al pequeño hacer eso.

- ¿Es tu gato? - Preguntó mientras se levantaba, presionando un libro contra su pecho, el cual se veía un poco gastado.

- Oh, no. No es mi gato. Solo... Lo había visto antes. - Le di una sonrisa cálida, mientras ella me la devolvía. El gato maullo, subiendo a mi pierna, con unos ojos enormes que podrían enamorar a cualquiera.

La chica soltó un "Aww~", mientras acariciaba la cabeza del pequeño.

- Deberías quedartelo. Por Hell-Stadt, dicen que tener a un gato, es como tener al peor demonio de tu lado. Tienen historia por aquí. - Sonrio, caminando junto a mi, mientras el gato nos seguía.

- No sería tan mala idea. Hay algunos demonios que quieren apagar mi flama  y hacer que vaya hacia el Void. -

Ella se sorprendió un poco, tragando algo de saliva. Ese lugar no era de lo todo agradable. Era como si estuvieras en una estación al azar sobre la radio, llena de Estática llenando tu cabeza, sin sonido alguno más que ese.

- He escuchado que ese lugar está vacío... Con tu alma ahí, dando vueltas sin retorno, no sería una gran historia que contar. ¿Que demonio sería capaz de querer hacer eso? -

Subí los hombros, míentras la flama que alumbraba normalmente sobre todo Hell-Stadt comenzaba a apagarse, encendiendose una llama de un color mucho más tenue, azulada.

La chica sonrio, parando a ver la flama.

- Es hermoso, ¿no crees? Ver que un lugar, lleno de demonios y criaturas que tienen sed de sangre, puede tener algo tan hermoso como el cielo. He escuchado historias de el, desde hace mucho tiempo, por parte de mi padre.

El chico se acerco, sonriendo, mientras acariciaba al gato.

- Y quien es tu padre?

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