Dando un paso hacia un mejor futuro

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Antes de que pudiera responder, la estación nos interrumpió a ambos, mientras yo soltaba una risa algo apenada, al igual que ella. Ambos solo nos miramos suavemente, para separar miradas rápidamente.

- Bueno, será mejor que baje. Tengo que regresar a casa antes de que se haga más tarde. Cuida bien del pequeño, niño bonito.

Golpeo mi hombro suavemente, para lo que solo sonreí con un agradable sentimiento sobre mi pecho. Intercambiamos números para mantenernos en contacto, no sin antes presentarnos. Gally Yutsinatsii, nunca esperaba un nombre tan agradable. Al menos era mejor que Matthew.

Nos despedimos y me quedé sobre mi vagón, en lo oscuro de la noche, con esa flama agradable alumbrando mi camino. Al llegar a casa, dejé mi mochila suavemente sobre una silla, para lo que el minino salió de ella con un brinco, estirando sus piernas sobre mi cama.

Al salir, con cepillo de dientes en la boca, lo mejor que pude hacer fue soltar una leve risa, acariciando al pequeño desde su espalda. Parecía disfrutarlo.

Me quite mi camisa, recargandola suavemente sobre una silla, mientras terminaba de cepillar mis dientes. "Una buena limpieza bucal siempre hace la diferencia, más si estas en una cita." decía mi madre.

Cita? Porque piensas en eso? Solo suspire sonrojado, mientras me daba una cachetada.

- Sabes, si yo estuviera en tu lugar, haría lo mismo.

Comencé a ahogarme con mi cepillo, para sacarlo y correr al lavabo a escupir, para luego voltear, viendo hacia mi alcoba, o lo que estaba separado del baño. Nada, ni un singular demonio.

- Oye, flamas. Aquí abajo. Tengo pulgares, pero también flojera, para llamar tu atención.

Voltee hacia abajo, para ver al minino. Este estaba en flamas, para ser precisos, unas flamas intensas de color púrpura oscuro, además de que sus ojos eran de color blanco puro, sin ninguna pupila por ningun lado.

- Matthew, yo estoy aqui-

Antes de que pudiera decir algo, no pude evitar darle una patada, enviándolo directamente hacia una alacena en mi "cocina", cerrándose la puerta del azoton, para después ver al mismo abrir la puerta con una olla sobre la cabeza, caminando en dos patas, bastante enojado hacia mi.

- ESCUCHAME PRIMERO Y LUEGO HACEMOS LO QUE QUIERAS CON TUS FETICHES RAROS, BARISTA DE BARRIO BAJO!

Quito la olla para lanzarla del lado contrario, subiendo sobre mi hombro. Yo solo estaba atónito ante todo lo que estaba pasando.

- Desde que llegaste aquí, has tenido muchas preguntas, muchas que ninguno de los dos hemos podido resolver. Ni siquiera yo, que he estado hurgando por tu cabeza por todos estos años. Me has visto por tus sueños, lo sabes.

Antes de que pudiera contestar o preguntar algo, solo sentí su pata tapar mi boca, mientras ponía la contraria sobre sus ojos.

- Y no me digas de lo sucio que estaba ahí dentro. TENÍAS TELARAÑAS, PWAG! Pero, bien, ese no es el punto.

Bajo, mientras dejaba que me levantara, limpiando mi ropa. Se veía preocupado.

- Has estado aquí por tanto tiempo que olvidaste una promesa que hiciste hace tiempo. De alguna manera, me involucra a mi. No se como, ni porque, pero se supone que estoy aquí para ayudarte. Supongo que lo primerizo sería resolver la duda de que es. Así que... Tenemos que trabajar en ello, y ver que es.

De alguna manera, cambió hacia una silueta de forma fémina, aún con los tonos púrpuras oscuros y esos ojos blancos tan perdidos y preocupados.

Extendio su mano hacia mi, para lo que acepte ligeramente, tomando su mano. Parecía una seda bastante liviana y suave.

Se puso detrás de mi, mientras tomaba mi cabeza, de ambos lados por encima de mis hombros.

- Entraremos en tu mente cada media noche. Trataremos de buscar respuestas dentro de tu vida pasada, hasta saber que pasó. Espero que tengamos suerte.

Yo solo espero que tenga razón... Siento que esto es algo mucho más grande.

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