Cuando era niño, mi abuela me hablaba mucho sobre fantasmas.
Ella podía verlos. Mi padre también.
Yo no podía, porque no era como ellos.
Pero yo tenía que vivir con otro tipo de fantasmas muy diferentes.
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Primer relato...
Así que decidí luchar contra mis fantasmas. No sería fácil, pero estaba decidido a vencer a M y D.
Han pasado algunos años, y para mi sorpresa, lo he conseguido. Existen muchas formas de ahuyentar fantasmas internos, pero hay que tener una gran determinación para encontrarlas, aprenderlas y ponerlas en práctica, pues no es algo que se logre de un día para otro. Y no todas funcionan igual en todo el mundo.
Yo lo descubrí a punta de muchas pruebas, ensayos y errores, pero ha valido la pena. Nunca lograré espantar para siempre a mis fantasmas internos, pero he aprendido a vivir con ellos, tal como dijo mamá.
Y ahora sí tengo verdaderos motivos para sentirme grande. Ahora soy yo quien tiene el control.
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M y D siguen estando ahí, pero ahora corro hasta perderlos de vista y los ignoro de las formas más dignas que se me ocurren.
