Nuestra historia de...¿amor?

Capítulo I

¡Disculpe!-Le dije exaltada al hombre con el que había chocado y le había tirado los papeles que, hace unos segundos, llevaba en una carpeta. Me agaché para ayudarlo a recogerlos pero me soltó un "Sí, deberías sentirlo. Fijate al camino y deja el puto celular."

Solté un "vete a la mierda", volví a tirar los papeles que ya había cogido y me fui. Que tipo tan pesado y molesto.

Caminé hasta el edificio donde vivía, tomé el asensor y presioné el botón que me llevaba al piso 9 al ver que nadie subió me quité los altos tacones que usé durante todo el día -¡Vaya Dios a saber porqué!- y me tiré en el piso, el asensor ya era entiguo y tardaba en llegar a mi piso. Luego de un rato la puerta se abrió y ahí estaba nuevamente el hombre de hace una hora al que le había tirado los papeles y mandado a la mierda, me miró extrañado, para luego cambiar su mirada de confusión a una de molestía.

¡Eh, cuidado con ésta chica, le gusta insultar y agredir extraños! -Gritó él a absolutamente nadie, pues el corredor estaba vacío.-

Inferno, hombre que no fue intencional- Dije calmada mientras me levantaba con tranquilidad y salía del asensor, nuevamente me vio extrañado, supongo que por mi acento.

Bueno, ya que estás aquí...-¿y esté qué se pensaba que ya había olvidado su maltrato de hace una rato?- estoy buscando el 624.

¡NO, no, no! Ese es el mío, por Cristo que se haya confundido; pero claro que no se había confundio, yo estaba buscando un "roomie" pues el anterior se había ido a Europa y yo no podía sola con la renta.

Es el mío...-Murmuré, bajé la mirada apenada y luego la subí, no tenía sentido estar avergonzada. Él me sonrió y conun ademán me indicó que lo guiara, caminamos en silencio, cuando llegamos a mi puerta me volteé para mirarlo a la cara y que hablaramos ahí, no lo metería a mi casa sin antes saber más sobre él.

Bien, la repartición será dividida por la mitad, tú no me pagarás a mí sino al portero, y en cuanto al aseo, no me importa que tanto se parezca tu habitación a un chiquero, siempre y cuando la suciedad se mantenga ahí, en tu espacio y no sobrepase lo límites, ¿quedó claro?- él asintió y lo dejé pasar, junto con una pequeña maleta la cual no había notado que tenía, cerré la puerta detrás de nosotros.-

Vale, me has intimidado. Lo sé, me lo he ganado, pero un buen trato no estaría tan mal.-Dijo él con un precioso acento español, tenía razón, le hablé mal.

Lo siento -murmuré- ¿Cómo te llamas, nuevo inquilino?

Sebastián-extendió la mano y se la tomé dánole un ligero apretón-

Juliana -dije cuando ya habíamos soltado nuestras manos- ya pagué este mes así que digamos que es el mes de...prueba, sino me agradas te vas.

Me sonrió mostrando su dentadura por completo y asintió, le mostré su habitación la cual ya había limpiado. Esa noche no hablamos, pero fue muy reconfortante tener a un chico en casa, la soledad me ponía paranoica y siempre me sentía observada.

¡Buenos días! -Exclamo con real entusiasmo entrando a mi habitación, ¿qué le pasaba ahora?.

¿Qué hora es?- Dije exaltada.

Las...-miró su reloj, él ya estaba vestido y por el olor a shampoo, supongo que hasta se había bañado- 4:30 a.m

¡Sal de mi habitación y no me hables hasta que sean las 8!-Dije irritada.

Joder, que maner de malgastar las 4 horas más bellas del día.-Dijo decepcionado y salió de mi habitación, tenía tanto sueño que no necesité de mucho para volver a dormir.-

Mi despertador sonó y salí a darme una ducha, para encontrarme con una imagen bastante linda, Sebastian con una camisa sin mangas, despeinado escribiendo en un papel sobre la mesa. No había notado lo guapo que era.

Buenos días. - Dije apenas lo suficientemente alto para que me escuchara, él levanto la mirada y solo me respondió con un cabeceó seco, que me dejó desconcertada, pues por la maña se veía de lo más feliz. Me duché y salí al colegio, cuando volví de este Sebastian no estaba. Mejor para mí, un inquilino que no esté por el día y por la noche me haga sentir que no estoy tan sola, justo lo que quería.