La noche es fresca y por extraño que parezca el sonido del tráfico me parece dulce, me trae una sensación ya vivida, me produce también algo de melancolía. Él lleva las manos en los bolsillos y me mira con una expresión divertida.
¿Qué?
-Tienes un perfil muy curioso.
¿Curioso? ¿no es eso de la familia de lo raro?
Debo haber tenido una buena expresión de disgusto y confusión porque de inmediato volvió a hablar para explicarse.
-Me refiero a que tu rostro no es común, tus ojos grandes y esos labios carnosos tienen un tono que no es rosado ni palido...durazno, tal vez.
Suelo soportar las críticas pero esto es demasiado, eso de explicarme por qué le parezco rara no es nada lindo. Así que sigo caminando algo -muy- molesta ¿por qué? Porque acaba de aplastar y escupir en mi ego. Camino a paso veloz, entonces él me toma del brazo y se planta frente a mí.
-Juli, no era mi intención molestarte...-luce preocupado, en su frente se forman dos líneas y sus ojos se alargan un poco.
Una risa está a punto de escaparse pero la ahogo en mi garganta. Luce tan lindo, tan vulnerable...le sonrío tieenamente y su semblante se relaja. Me pasa el brazo por los hombros, acto que me toma completamente por sorpresa.
-No querrás que te vean abrazado de alguien tan fea como yo...-casi le susurro y me mira juntando las cejas. Confundido.-
-¿Fea? Si eres guapísima...- lo miro de igual manera, confundida. Una vez que logro procesar sus palabras siento que mis mejillas amenzan con arder pero respiro y me controlo.
-Um, gracias...¿sabes algo? Ya no quiero ir al cine -Me observa asustado- la noche es preciosa y a mí nisiquiera me gustan las películas.
Su mirada brilla, me toma de la mano y salimos corriendo hacia Dios vaya a saber donde. Nos detenemos frente a una casa blanca, impecable, decorada ya con algunas luces navideñas.
-¿Dónde estamos?-Le pregunto ladeando la cabeza con una sonrisa apunto de pintarse en mi cara, había olvidado que navidad está cerca.
-La casa de mi madre...verás, han dejado a mi hermana sola en casa porque mis padres salieron a...-se detiene a pensar- no recuerdo a dónde, ¿me acompañas a cuidarla?
Estoy asustada, sí. Definitivamente no quiero, estoy muy incómoda. Niego con la cabeza y él me observa con tristeza.
-Las casas ajenas me ponen nerviosa. -Se entretiene viendo sus manos mientras juega con sus dedos. Está nervioso.-
-Está bien, si no quiere podemos ir a casa y...-suspira profundamente, eso le está costando.-
-Nos quedaremos...2 horas, te seré sincera, no te conozco y aunque no tengas pintas de un psicópata-violador-asesino-necrofílico no puedo confiarte tanto de mí...-Me sonríe soltando un sonoro suspiro de alivio. Hace un ademán dirigiéndome hacia la casa. Por dentro es mucho más bonita, es el tipo de casa que tendría una mujer de 50-60 años, conservadora, con el pelo gris y sonrisa tierna.
-¡Bere!, soy Sebastián. Baja a saludar que hay compañía- grita y de repente unos pasos graciosos e irregulares sonaban por la madera de las escaleras.
*******
La noche fue bien, los niños no son mi fuerte pero creo que logré agradarle. Estamos ahora en un antro, son las 2 a.m. Recargada en la barra del bar esperando mi margarita.
-Gracias- le grito al barman, justo cuando un hombre se avienta en la silla de en seguida, es precioso; cabello negro, piel casi pálida, espalda ancha y parece sacarme 1 cabeza de altura. De inmediato notó mi mirada sobre él y se sonrió.
-¿Qué tanto ves?- Dijo en un tono casi grosero, su voz tiene el acento más precioso y marcado del mundo, tiene escrito "Madrid" en las cuerdas vocales.-
-Soy Juliana.- le sonreí. Bien Juli ya se dio cuenta de lo mucho que te idiotizó. Me miró divertido.
-No recuerdo habértelo preguntado, preciosa.- Eso fue grosero, muy grosero...pero una parte dentro de mí está saltando de alegría como quinceañera en un concierto de Bieber.
-Bien...-susurro avergonzada, luego en serio me enojo al procesar cómo me está tratando.- Pero como me vuelvas a responder así, pedazo de gilipollas, te dejo sin bolas.-Imité lo mejor que pude su acento, lo cual fue un rotundo fracaso.
-¿No sería eso un problema para los dos?
-¿Por qué habría de causarme problemas el dejarte sin follar?-Mi voz no suena como mi voz, parece más aguda y débil. Estoy nerviosa.
-Porque...pequeña mustia, desde que he llegado no has dejado de mirarme y morder tu labio, además has llegado directo al flirteo, no creo que quisieras venderme biblias.
-Que te den.- Vaya llevo años viviendo aquí varios años y hasta ahora se me han venido algunas de sus expresiones.
Comencé a caminar cuando de repente alguien me jaló del brazo, ahogué un gritó y me topé con la intensa mirada del machote grosero.
-Me llamo Christian.- Me sonrió, oh Dios...su sonrisa. De repente tomó mi mano, sentí algo duro, bajé la mirada y lo vi: ¡mi celular!
Iba a preguntarle como lo tenía pero eso no importaba, tenía mi celular y lo había regresado lo cual solo significaba una cosa, tendría un contacto nuevo en la agenda de este. Sonreí para mí misma, levanté la mirada y...
-No recuerdo habértelo preguntado, guapo.-Tomé mi celular, lo di otra mirada y salí caminando abriéndome paso entre la gente...¡OH POR DIOS!
Por lo mañana me levanto muy temprano, gracias a mi cordura no bebí más que la mitad de la margarita que pedí antes de conocer a aquél Adonis engreído...tomé mi celular y tengo 2 llamadas, ninguna suya.
¡Carajo!
-¡Por Dios, Sebastián! ¿tu madre no te enseñó que los calzoncillos no se levantan solos de acá?
-Que llorona.-No está gritando y su voz se escucha clara. Entró al baño.
-¡SAL DEL BAÑO!- Grito escandalizada. Él abré la puerta que divide la regadera del resto del baño, la cual también dividía mi desnudez de su mirada.- CARAJO, QUE SALGAS.- Comienza a reírse, alarga su mano y me quita sus calzoncillos de la mano. Me da una mirada más y se va.
-De todas formas te toca a ti lavar la ropa hoy.-Dice desde afuera.-
-¡Cerdo! ¡gilipollas! ¡idiota!- sigo gritando.
-Deberías ir así por la casa, con la ropa que usas es difícil enterarse de lo buena que estás.- Comienzo a hacer una rabieta en el baño...sola. Ya que me tranquilizo salgo corriendo a mi recámara. Y doy un portazo antes de tirarme en la cama por la vergüenza.
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Nuestra historia de...¿amor?
Romance¿Por qué el amor solo tendría que estar basado en flores y palabras bonitas? ¿Por qué no apreciamos el amor a las cosas, a los pequeños detalles? ¿por qué eres capaz de "amar" los bosques, ríos y mares pero nunca aprecias tu propio entorno? Porque...