Capítulo Diez: Beso

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Asta

   La puerta de mi habitación se abrió dando paso a aquella persona que ocupaba mi mente todo el tiempo. Me sentía vivo si Yuno estaba a mi lado, y eso lo tenía bien claro. Se adentro en la habitación hasta llegar a mi lado, puso sus manos en frente para verificar mi temperatura, me sonroje por la cercanía, no había olvidado lo de la otra noche, y no lo haría jamás, es más, algo en mi desea que pase otra vez... ¡¿Pero qué cosas dices Asta?! Debes estar demente, la fiebre me hace delirar. Yuno se preocupó un poco por mí sonrojo, y la verdad es que yo no sabía distinguir si era por la fiebre o por la vergüenza. Yuno se acercó mucho más haciendo que nuestras respiraciones choquen entre sí.

— ¿Estás bien? Pareciera que la fiebre subió más, pero está un poco más baja que ayer— dijo pensativo. Yo solo podía mirar esos ojos que me atrapaban de cierta manera, casi ni podía contener las ganas de lanzarme a sus labios.

   Tragué saliva debido a mi nerviosismo y sonreí un poco para calmarlo.

—Si estás a mi lado me siento mucho mejor, Yuno— dije casi sin pensarlo, me sonroje de golpe al ver su reacción.

   Yuno se alejó un poco algo sonrojado, casi no se notaba pero viví mucho tiempo con el para saber que lo estaba. Se acercó una vez más y yo me puse más nervioso que antes. Deseaba probar esos labios que me llamaban desde hace tiempo, deseaba sentir ese suave tacto... ¡Dios Yuno! No me dejes esperando... Bésame por favor.

—Me alegro de que te sientas así, Asta— dijo acercándose más—. Perdón Asta.

   Quería preguntar qué pasaba, por qué pedía perdón. Pero cuando quise reaccionar Yuno junto sus labios con los míos en un corto beso. Me sonroje rápidamente mientras mi corazón daba un soltó. Me quedé estático, no sabía si corresponder o no, pero vamos, lo deseaba tanto, así que con algo de pena comencé a mover mis labios sobre los suyos. Yuno a sido la primera persona en enamorarme, Yuno es la primera persona en poner de esta forma, Yuno es la primera persona que me ha besado, y quiero que sea así por siempre. Puse mis manos en sus hombros dándole un suave empuje para poder coger aire. Yuno se separo de mi y ese pequeño sonrojo estaba más presente.

—Asta...— susurró, yo desvíe la mirada, realmente quería volver a probarlo, pero no sé que pensará Yuno. ¡Ahg!

   Estaba por pedirle un beso más, pero mi panza rugió dando a entender que estaba hambriento. Me sonroje más si es que se podía, tranquilamente podía hacerle competencia a un tomate. Yuno soltó una pequeña sonrisa y se incorporó, a lo que yo me acomodé un poco en la cama alzando la mirada para verle.

—Haré de comer. Imagino que no haz ni desayunado. Esto de tener fiebre siempre te quita energías— dijo caminando al ropero para sacar una manta—. Ten, acomapañame, deberías probar quedarte en la sala un poco. Tus amigos y los míos vendrán en la tarde a ver cómo te encuentras, ¿Quieres recibirlos así?

—No te burles de mi Yuno— dije sonriendo—. Por supuesto que no. Si pruebo de tu comida seguro estaré como nuevo.

—Claro, no te olvides también de las pastillas. No me olvidé de eso.

     Mi cara palideció de golpe, había olvidado esas pastillas asquerosas. Aunque si me lo pongo a pensar... Tal vez Yuno logré darme otra recompensa por eso. ¡Momento! Si Yuno me beso quiere decir que... ¿Le gustó? Si ese es el caso...  Debería confesarme...¡NO ESO NO! Jamás me voy a confesar. Tal vez esto se olvide como lo de anoche... Es decir. ¿Qué pasa si me confieso y me  dice que no siente nada por mí y que fue algo del momento? Sería algo horrible y doloroso para mí. ¿Qué tal si está enamorado de Bell? ¡ESA MALDITA!

   Yuno me observaba confuso ya me había envuelto con la manta y el esperaba a que me levantara, mientras yo simplemente apretaba la manta con tanta fuerza. Lo mire y me levanté, caminé a pasos rápidos a la cocina y pude escuchar su risa antes de que me siguiera.

—Eres un glotón Asta. Te sientes mal y te levantas de golpe por la comida— dijo con un suave sonrisa. Otra vez volví a caer. Joder.

—No me digas así. No es mi culpa que cocines delicioso— dije desviando mi vista. Yuno sonrió un poco.

—Por cierto, le avisé a Nozel-san que te encontrabas enfermo. Dijo que debías cuidarte y que dejes de trabajar tanto, Noelle le contó al parecer. Me dio tu tarea. Eres algo bueno en matemática, pero también pésimo.

—Intentó aprender, Noelle y tu pueden ayudarme siempre, ¿Verdad? — dije sonriendo. Vi como el se sorprendió y sonrió.

—Como sea. Toma tus pastillas. Ya sabes lo que pasará sino— dijo llevado a la cocina.

  Cuando regresó puso la pastilla y el vaso con agua enfrente de mi, con  tan solo verla me dan náuseas. Pero el recuerdo de anoche hace que todo sea más fácil. Ash! Yuno maldito, sal de mi cabeza...

   

Solo Ámame A Mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora