Parte 3: Louis.

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──Tienes la piel helada

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──Tienes la piel helada. ──dijo la muchacha entre risas mientras tocaba a Lestat.

En aquella sala se encontraban dos mujeres jóvenes, ambas con Lestat, una de ellas estaba bajo del vampiro, quién poco a poco fue seducida y mordida por él hasta matarla, la primer muchacha no se había dado cuenta, pues estaba ebria.

──tu amiga no tolera el vino. ──le dijo a la primera con una sonrisa.

──No te preocupes, yo puedo calentarte la piel mejor que ella.

──¿Tu crees? ──dijo mientras se acercaba a ella.

──Mierda, ¿Ya estás caliente?

──A tu amiga la dejé exhausta... ──roza su mano en el rostro de ésta. ── Suave... ──susurra. ──Eres tan suave. ──este queda en silencio por unos pocos segundos, observando a la muchacha con su coqueta sonrisa. ──Te imagino acostada en una cama de satín.

──¿Qué cosas dices? ──dijo entre pequeñas risas mientras toca el cabello del rubio.

──¿Sabes de qué clase de cama hablo? ──pregunta mientras baja hacía sus pechos y luego morder uno de ellos, logrando que aquella soltara queridos de placer.

Poco a poco se va alejando y deja a la mujerzuela excitada, sin saber lo que le esperaría en aquel momento.

──¿Apagamos la luz? ──con una copa apaga una de las velas del lugar.

Al darse cuenta que uno de sus pechos sangraba comenzó a entrar en pánico y a gritar, hasta que Lestat le tapa la boca de inmediato, sus ojos se centraron por un instante en su muñeca y allí fue donde mordió para servir de otra copa aquel líquido que brotaba de la joven mujer.

──Pero una vez extinguida tu luz... No puedo... Darle de nuevo el aliento a tu vida, forzosamente habrá de marchitarse. ──le susurraba mientras aquellas gotas de sangre bajaban hasta la copa de cristal ──Para ti, Louis. Puedes finjir que es un vino. ──se le acerca con la copa en mano.

Louis duda en tomarla, mira para un lado sin saber que hacer, pues él respetaba la vida humana y no quería hacer lo que su amigo hacía todas las noches. Él la rechaza.

──¡No está muerta! Estás enamorado de tu humanidad. Rechazas lo que puede darte paz. ──al decir eso, Louis tira al suelo lo que Lestat aún le ofrecía, mientras que la mujerzuela vuelve a reaccionar y comienza a alterarse una vez más.

──¿Llamas esto paz? ──le preguntó con el ceño fruncido.

──Somos cazadores, Louis... Eso es lo que somos, ¡Lo que tu eres ahora!

──¡La joven, Lestat! ──exclamó nervioso.

──¡Hazlo, Louis!, Sacia tu sed.

──¡No!

Enfurecido vuelve a acercase a la mujer, la toma del cuello y dice ──Escucha, mi niña, Shhh... estás cansada, quieres dormir. ──luego patea la tapa del ataúd que simulaba ser una mesa y la arroja allí.

──¡Es un ataúd!, ¡Déjame salir! ── Exclamaba aterrada. ──lDéjame salir!, ¡No estoy muerta!

──¿Por qué haces esto?

──Porque lo disfruto, me divierte. Deja tu sensibilidad para cosas más puras... ¡Mátala suavemente si quieres, pero hazlo! ──exclamó. ── ¡Porque no hay duda alguna de que eres un maldito asesino!

Lestat destapa el ataúd dónde estaba la mujer, ya hartado de la situación esperando a que Louis finalice todo.

──¿Qué es eso? ──le preguntó con obviedad.

──Es un ataúd. ──contestó asustada.

──Así es, debe estar muerta... ──decía con tranquilidad a Louis.

──No he muerto, ¿Verdad? ──preguntaba con voz temblorosa y lágrimas en sus ojos.

──No estás muerta. ──afirmó Louis de espaldas, confundido.

──Aún no. ──sonrió falsamente el rubio.

──¿¡Quieres terminar con esto, Lestat!?

──¡Terminarlo tu!

──Sálvame de él. ──imploró. ──¡Sálvame!, Déjame ir... No quiero morir.

──Hazlo Louis. ¡Acaba con su sufrimiento y con el tuyo!

──No...

Lestat observa con el ceño fruncido a el castaño, pidiendo que acabará con ella pero todo era en vano ya que él continuaba resistiéndose. Pensaba hacerlo él pero una silueta femenina atacó a la mujer velozmente, logrando que por fin reinará el silencio en aquel lugar, al acabar con ello la mujer cae desplomada al suelo.

──¿Lo vez? ──sonrió como si no hubiera pasado nada. ──debes ser como ella.

──Así que aquí estaban...

──¡Preciosa! ──exclamó con sus brazos abiertos.

──Claudia y yo terminamos de cenar hace unas horas, y pensamos ver lo que sucedía con ustedes.

──¿Y Claudia? ──preguntó Louis mientras daba un gran suspiro.

──Aquí. ──se encontraba sentada a un lado de la joven que fue mordida por Lestat. ──Amelie, ¿Permites que tú Lestat haga eso con mujerzuelas? - Sonrió inocente.

──Debe alimentarse, supongo que está bien...

──Claudia, no insistas, ella y yo nunca discutimos por cosas tan insignificantes cómo esas.

──Si fuera tu... Estaría muy enfadada con él. ──pausó para volver a mirar el frío cadáver, ignorado por completo lo que su "padre" le había dicho ──Era muy bonita.

──No insistas..., Claudia. - Repitió entre dientes.

──No me importa. Estuvimos observando todo... Por otro lado, ¿Por qué no bebiste su sangre, Louis? ── Ahora su atención estaba en él.

──No puedo... No pude... ──la mirada del castaño fue puesta en ella, quedando en silencio sin nada más que decir.

 ──la mirada del castaño fue puesta en ella, quedando en silencio sin nada más que decir

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──No puedes alimentarte de animales toda tu vida..., Eso lo sabes. ──acaricia su mejilla. ──Pero te entiendo.

Una tos fingida hizo que la charla diera fin, el «Ya vámonos» de Lestat logró que partieran de allí y volvieran a su hogar.

──Aquí no pasó nada.

Lestat De Lioncourt [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora