Capítulo 2

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Suena el timbre que marca el fin de la clase, junto rápido mis cosas y las guardo en mí mochila, espero a los chicos y nos vamos.

Cuando salimos del colegio comenzamos a caminar tranquilos con dirección a un parque que está cerca de la casa de Yuu, al llegar nos fuimos donde siempre, el fondo donde nadie se acerque y nos moleste, al lugar donde van los rufianes según mí madre.

Me tiró en el pasto y enciendo un cigarrillo, exalo el humo y observo como se pierde en el azul del cielo, la verdad que refleja una imagen muy bonita.

- ¡Yutaka! Fumar es malo, pero fumar acostado... es mucho peor - me regaña Shima, a veces me molesta que me cuide tanto.

Algo fastidiado me siento y veo como Takanori delicadamente arma un porro, acomoda la marihuana muy bien dentro del papelillo, coloca el filtro y lo enrolla suavemente y con cuidado, le pone saliva y listo, lo enciende y comienza a fumarlo.

Nos sentamos en ronda y comienzan a pasarse el faso con cuidado de que no se caiga, primero Takanori, luego vas hasta las manos de un ansioso Akira y de ahí se lo pasa a Yuu el cual le da dos secas y no suelta el humo, luego llega a las manos de Shima.

- Tu turno Yutaka - me dice Yuu mientras me suelta el humo en la cara.

- No euuu... Yo no fumo eso - toso algo ligero y me niego, estoy algo traumado con eso de que te mata las neuronas, y sin avisar te puede dejar medio tonto.

- El cigarrillo que estas fumando te va a matar más rápido que un porro Yutaka - me dice Takanori mientras exhala el humo.

- Si viejo, tampoco que una seca te vaya a matar - me vuelve a insistir Akira.

Tomo el porro entre mis dedos, lo coloco entre mis labios y le doy una pitada fuerte, como veía que nada pasaba le doy una y otra mas.

- Aguanta el humo - escucho entre carcajadas al muy experimentado Takanori.

- Ya basta euu - siento como los largo dedos de Shima me quitan el porro y se lo devuelven a Takanori.

La verdad esto no me hizo nada, sinceramente no noto ningún cambio. Me vuelvo a tirar sobre el pasto, miro el cielo y veo como las nubes viajen por el cielo a su marcha.

- ¡Que carajos! - me levanto rápidamente algo sorprendido y siento como si mis pies flotaran o no tocaran el suelo.

- ajajaja ya le empezó a pegar - dijo entre risas Takanori.

Todos se acercan y me observan muertos de risas, por lo visto me están agarrando de payaso o algo.

Nos sentamos en ronda y conectamos en diferentes charlas, de chicas, teorías conspirativas, música o simples tonterías.

- Entonces... ¿tú crees que de verdad las hamburguesas están hechas con lombrices? - pregunto algo traumado Yuu, con ese súper dato que le dio Takanori.

- Euuu escuchen eso - Akira levanto uno de sus dedos hacia arriba y dejó salir un gas de su trasero.

Nos miramos todos, unos con otros y comenzamos a reír a carcajadas. Hasta que sentimos el olor del pedo de Akira que casi nos quema la nariz.

El tiempo se nos pasó volando, era hora de volver a casa, tengo bastante hambre. Un poco perseguido pregunto si mis ojos no sé ven rojos o si no tengo olor, las típicas preguntas que se hacen cuando fuman por primera vez y esta el miedo a que mamá nos descubra.

Me pongo rápido de pie y Shima se para conmigo, nos despedimos de los chicos y volvemos a casa.

Caminamos con Shima hasta que llegamos a la esquina de la casa anaranjada en donde tomamos caminos separados, me despido de él y comienzo a caminar solo.

Pasó por un kiosco antes de llegar a casa y compro un paquete de Doritos, la verdad que muero de hambre. Le pago al señor de la tienda y salgo caminando.

-¡ayyyy perdonnn!! - me disculpó luego de haber chocado con alguien en la puerta - ¿Nanami? - pienso mientras la miro asombrado, es la chica nueva.

Ella no me dice nada, solo me dedica una sonrisa y entra con ligereza al negocio.

Que niña mal educada, al menos se hubieras disculpado acaba de tirar mí comida, está juventud de hoy. Sigo caminando algo molesto.

-eyyyyy espera un momento- la voz de una mujer me detiene.

Ligeramente me doy vuelta y veo que es Nanami, la miro algo desentendió y veo como ella se acerca a mí.

-Perdon, tire toda tu comida- me entrega un paquete nuevo de doritos -te los devuelvo-

-claro que no, no pasa nada- me niego a aceptarlos, aunque muero de hambre.

-si no los agarras, los voy a tirar a la basura.... Tu desides- me obliga a tomarlos, que chica más astuta.

-esta bien, de acuerdo- tomo los Doritos y me digno a seguir caminando -¿para donde vas?- freno mís pasos y le pregunto.

-voy para mí casa, queda a unas cuadras de aqui- me señala con un dedo.

Viendo que queda para el mismo lado de mí casa, la invitó a caminar conmigo y de paso come Doritos después de todo ella los pago.

Caminamos tranquilamente ella me comentó que su madre trabajaba en uno de los pueblos cercanos, pero la trasladaron a Kanagawa por x motivo.

- Bueno, aquí te dejo- le digo, señalando mí casa.

- de acuerdo Yutaka, nos vemos mañana- me da un beso en la mejilla y sigue su camino.

Y así se despide de mí, observo como se aleja y yo entro a mí casa rápidamente.

Suerte que te perdí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora