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Su tío Ben había sufrido un infarto. Lo primero que hizo fue abandonar por siempre a su padre, quien desde hace meses lo único que hacía era maltratarlo e insultarlo.

--Aun no entiendo porque eres así conmigo. Yo no tengo la culpa de que mi madre se haya enfermado. La araña de su laboratorio...-Recalco sus palabras. --Le provocó el cáncer que tiene. Se que piensas que estoy siendo egoísta por abandonarlos pero...-Respiro hondo. --No hay nada que hacer por mamá. Sonara fuerte pero ella ya está prácticamente mue...

Richard, su padre le había levantado la mano para darle una bofetada, callandolo antes de que pudiera terminar de decir su frase. --No vuelvas a decir eso. Tu madre no morirá. Ella estará bien, yo lo . Y mientras eso pase, yo estaré con mi esposa apoyándola.

Peter se toma la mejilla con sorpresa. Solo le da una mirada de reproche y va a su habitación a hacer sus maletas.

Al llegar al hospital, miró a su tía en la sala de espera.

--¡Tía!.

May levantó la mirada, estaba llena de lágrimas, preocupación y angustia. Sin embargo, cambio cuando miro a su sobrino, fue hacia la felicidad y esperanza.

--¡Peter!

Sintió los débiles brazos de su tía abrazandole. --Oh Peter... Me alegro tanto de verte.-Levanto su rostro. --Mira qué alto estás...-Sonrio con nostalgia.

Ambos cayero en conciencia de que habían pasado demasiados años.

Peter sonrió con la misma emoción, su tía se veía acabada, triste, cansada. Se volvió a sentir como un niño, el niño que corría feliz por la sala de sus tíos, que se quedaba dormido en el sofá y Ben lo cargaba hacia su cama. Despertar con los hotcakes y el batido de chocolate que su tía siempre le preparaba.

--Tia... te extrañé tanto...-Casi suelta un sollozo. --Han sido años difíciles...

May le vuelve a abrazar y acaricia su cabello. --Esta bien, hijo...

La voz de su tía en su oído, era como esa que le cantaba para dormir. Besa dulcemente su mejilla y se aleja.

--¿Como está mi tío?

--Lo tienen en observación.-Limpio sus mejillas húmedas. --Quiero verlo pero no me dejan.

--Seguro nos dejarán cuando despierte.-Miro su rostro pálido. --¿Has comido algo? Mirate, pareces un fantasma.

May fingió una sonrisa con despreocupación. --Estoy bien, hijo.

Peter acarició su mejilla, su tía ya era una mujer mayor, llegando a la tercera edad; sabía que debía cuidar de ella tal y como May lo hizo cuando era un niño.

--Ire por algo, yo tampoco he comido nada en el avión. Te traeré un té.-Beso suavemente su frente. La sostuvo para que se sentara y le dio su chaqueta. --Ya vuelvo.

May asintió y se cubrió con el suéter.

Fue a la cafetería donde tomó unos sándwiches y dos vasos de té. Cuando regresó vio a su tía con los ojos cerrados con la cabeza apoyada en su hombro.

Se le acercó y agitó su brazo suavemente. --Tia, despierta.

May abrió los ojos y se acomodó. Miro que su sobrino le tendía un sándwich y un té, le dedico una mirada penosa. --Gracias.

--Tia.-Empezo a hablar con voz firme pero tranquila. --Por el tiempo que estemos aquí, no quiero que te enfermes. No solo vine a ver a mi tío, sino a ti. A partir de ahora yo cuidaré de ustedes.

Ella asintió. --Si, Peter. ¿Y qué pasa con tus padres?.

--No creo que sea el lugar ni el momento de hablar de eso. Te prometo que te contaré todo. Solo diré que no ha sido nada fácil vivir con ellos durante todos estos años.

May notaba tristeza, ira, impotencia y rencor en su tono de voz y expresión facial. Entendio perfectamente y decidió esperar a que su sobrino le costase todo.

--De acuerdo. Por ahora solo concentrémonos en tu tío.

Las horas después pasaron como una eternidad con desesperación, angustia y preocupación. Cuando finalmente el doctor los dejó pasar, Ben ya había despertado.

May se acercó a la cama. --Hola, mi amor.-Dijo sonriendo con alegría. Ben la miró cansado. --Nos diste un gran susto. Alguien vino a verte, por cierto.

El hombre giró a mirar a su izquierda y aclarando la vista notó que era un muchacho de cabello castaño y rostro muy familiar.

--Hola, tío.

Ben abrió los ojos con sorpresa. --¿Peter? Estas... estas aquí, hijo.

Peter se conmovió mucho con su tono de voz y sus palabras, sonrió emocionado y sollozó un poco. Su tío le tomó la mano y la apretó, el joven la llevó a su pecho y se acercó a besar su sien. Se separó lentamente y miró con ojos llorosos. --Estoy aquí... Perdón por haberme ido... Lo siento mucho.

--No tienes que disculparte, Pet.-Dice Ben también apuntó de llorar.

--Ya nunca más me iré. Lo prometo.

El sol comenzaba a salir, el tío Ben fue dado de alta en el hospital recetado con medicamentos y mucho reposo. Peter recogio su maleta del hotel donde la dejó y pidió un taxi para ir a casa.

Ese aire nuevo, el olor a ese vecindario, los parques abundantes y escuchar los timbres de las bicicletas le hizo sentir una profunda nostalgia.

--Mi lugar favorito en el mundo.-Murmuro al ver la casa de sus tios, identica a como cuando se fue.

Despues de ayudar a su tio a ir a su cama, Peter bajaba su maleta y le pagaba al hombre del taxi, cuando este se fue, sintió algo golpear su cabeza, algo ligero.

Miro abajo y era un periódico. El timbre de la bicicleta le hizo levantar la mirada y ver al joven rubio con expresión avergonzada pero aún así tenia deseos de soltarse a reír.

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